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Viajar

Huila: cuando de la historia y la naturaleza nace un paraíso

Estos son los termales Los Ángeles en el municipio de Rivera. Allí mucha gente va atraída para aliviarse del estrés.

Estos son los termales Los Ángeles en el municipio de Rivera. Allí mucha gente va atraída para aliviarse del estrés.

Foto:Mauricio León / EL TIEMPO

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Gastronomía de lujo, arqueología y termales medicinales son parte de un paseo con buenas carreteras.

Juan Carlos Rojas
Un grupo de bomberos pintaban las paredes y barrían la plaza del monumento a La Gaitana, inspirado en la cacica Gaitana Guatipán. Tenía que verse reluciente para las fiestas de-cembrinas. Ella, imponente, representa la fortaleza de los antepasados de la región, la tenacidad de los opitas y el amor por su cultura.
Esa fue la primera imagen mientras buscábamos desayunar. La recomendación fue comer cerca del aeropuerto de Neiva, dicen que políticos y gentes reconocidas llegan directo a allí, en especial a uno llamado Karol. Caldos de costilla, pajarilla, pescado, huevos al gusto, jugos o un chocolate caliente y bien batido antojan. Lo primero que traen son las arepitas para derretir la mantequilla mientras se espera la orden.
Conocimos otros sitios como la Tienda Montañera. Su dueño nos recibió con un tinto endulzado con panela y canela. Recorrimos el lugar decorado con platos esmaltados, canastos, racimos de plátanos y calabazas de colores, pero la mañana apenas comenzaba y aún alistaban todo para la hora del almuerzo.
Otra vez en el monumento, el bombero Carlos Polanco pintaba las paredes bajo 28° C. Las garzas morenas sobrevolaban el lugar. En ese momento nos llamó la atención un letrero de metal que decía Huilassik Park, debajo del monumento. Allí nos esperaba ‘Indiana’. Apenas nos vio se puso toda su parafernalia: sombrero, chaleco, botas, carriel y un látigo, como el de la película.
José Ricardo Garrido, neivano de pura cepa, forjó varios sueños de niño, ser alcalde o tener un museo, el segundo se le hizo realidad. E l sitio es una especie de caverna donde están todos los especímenes de la prehistoria. Es un recorrido que se hace con sonidos de fondo y luces. Todas las figuras las ha hecho él con barro y arcilla.
Unos pasos más adelante están los pescadores del Magdalena. Cuchas, capaces, bocachicos se venden sobre mesas de madera, otros quitan escamas con un cepillo de clavos. Desde hace 25 años, 20 familias subsisten de este negocio. Puerto Canoas es un paseo para no perderse. Unos lancheros nos ofrecieron un recorrido de más de una hora por el río Magdalena.
Pronto arribó William Charry, de Taxis Ríos, un expescador con años de experiencia que se conoce palmo a palmo la inmensidad del afluente: las moyas, los saltos, los desvíos, así como los peligros que hay que evitar. Con chalecos salvavidas y el sonido de unos motores que levantan la lancha sobre el río arranca el recorrido del parque Islas o la Ruta Achiras. Luego solo se ve un verde esplendoroso y, si hay suerte, se avistan tortugas, babillas y aves de todos los colores.
Al término del recorrido nos recomendaron un exquisito platillo de Neiva: el asado huilense. Víctor Charry nos recibió en el lugar fundado por su padre: La Casa del Folclor. Nos dejan encima de la mesa una copa de mistela, una bebida hecha de almíbar de azúcar del aguardiente Doble Anís, aromatizado con mejorana, yerbabuena y manzanilla.
Deliciosa estuvo la carne de cerdo adobada con ajo, cebolla de tallo y tomillo por dos días para luego fundirse en un horno y servirse con la arepa orejiperro, yuca cocida, plátano maduro y el envuelto de insulso.
Luego de un café bien cargado había que buscar hotel. Hay muchos y de todos los precios, pero el que nos recomendaron fue la hostería Matamundos, una casona antigua a pocos metros de Neiva, un sitio tranquilo donde no se escucha ruido.

El viaje en carretera

Para reponer energías el plan son los termales de Rivera, municipio ubicado a 35 minutos de la capital, pero antes paramos en Delicias de mi Huila, en el kilómetro 1 de la vía a Rivera. Desde hace 15 años se venden allí los postres más tradicionales . “Mi abuela, mi mamá y ahora yo hacemos ricuras: el merengón, las achiras, las quesadillas, los bizcochuelos, las cucas, las gauchas, masato... mejor dicho, de todo”, cuenta Yurani Sánchez Escobar.
Hastiados de dulce nos fuimos a los termales. Conocimos tres. El cuerpo revive en piscinas de piso arenoso con aguas de 33° C, 36° C y 42° C. La tortura fue irse. Los más conocidos son Los Ángeles, los del hotel San Francisco y los de Comfenalco. Cada una maneja precios y horarios diferentes.

Un encuentro con el pasado

Es un pecado ir al Huila y no visitar el Parque Arqueológico de San Agustín e Isnos. Allí, la paz rodea a los visitantes. Los vestigios y las estatuas talladas en piedra son monumentales.
Al salir, cuando ataca el cansancio, los extranjeros, que pululan, arriban a restaurantes cercanos como Donde Richard, donde los reciben con pan recién horneado y los despiden con un tinto colado en tela. Incluso hay ofertas internacionales, como uno italiano, que ofrece pastas y vinos.
Imponente el salto del Mortiño. La caída, las laderas cubiertas de vegetación, el cañón y la niebla por el choque del agua contra las rocas se ven desde una montaña o un balcón que se asoma al precipicio. Está en la vereda Guaduales, a 500 metros de la vía Isnos-San Agustín.
En la vereda con el mismo nombre se puede hacer canotaje, canopi, hamacas sobre el río, entre otras.
El estrecho Magdalena es paradisiaco: allí confluye el río que recorre el país de sur a norte. Se llega luego de media hora de camino desde San Agustín, por la carretera que conduce al municipio de Obando. Una pareja y sus dos hijos disfrutaban la llegada de noche, las aguas parecían nubes.
El paisaje del Huila es majestuoso, una inmensidad de verdes y árboles que sirven de techo a kilómetros de vía en muy buen estado.

Datos de servicio

Temperatura
Los visitantes deben tener en cuenta que la temperatura promedio es de 28° C en el casco urbano y en ciertas épocas puede alcanzar los 37° C.
Qué llevar
Es recomendable que los turistas no olviden aplicarse bloqueador solar y repelente. Muchos extranjeros son alérgicos a las picaduras.
Peajes
Hay 7: Chusacá, Chinauta, Flandes, Patá, Neiva, Los Cauchos, Altamira. Oscilan entre los 7.900 y los 10.400 pesos. Aumenta en otras categorías.
Hoteles
Hay de todos los precios urbanos y rurales. Algunos son: Los Dujos, Hostería Matamundo, Boutique El Poblado, Antigua Real, Casa Pablo o Rosales.
Restaurantes
Para desayunar en Neiva, el restaurante Karol y para almorzar, La Casa del Folclor. El San Agustín, Donde Richard.

Otros sitios para visitar

Parque San Agustín
Usted debe tomar la vía Bogotá-Neiva (326 km), Neiva-Pitalito (212 km) y Pitalito-San Agustín (38 km). El viaje por tierra dura 10 horas desde Bogotá. Estudiantes con carné vigente pagan 10.000 pesos y el resto, 15.000.
Yaguará
El nombre del municipio de Yaguará es indígena, antiguamente Yaguerá. Allá se puede visitar la represa Betania, la Cueva del Tigre y dar un paseo en el parque Santa Bárbara. Hay varios balnearios para disfrutar en compañía de la familia.
Desierto de la Tatacoa
Es la segunda zona árida más extensa de Colombia, después de la península de La Guajira, y es uno de los escenarios naturales más atractivos. Ocupa 330 kilómetros cuadrados de tierra ocre y gris con pincelazos del verde de los cactus.
Palestina
El principal atractivo turístico de Palestina es la cueva de los Guácharos, hoy convertida en Parque Nacional Natural, que queda en los límites con el municipio de Acevedo, pero la mejor ruta para llegar a ella pasa por el pueblo de Palestina.
Ceiba de la Libertad
Son muchas las leyendas que se han tejido alrededor de este árbol gigantesco sembrado el 5 de octubre de 1851 por orden del general José Hilario López, para celebrar la firma de la ley que abolía la esclavitud en Colombia. Está en la plaza central de Gigante.
CAROL MALAVER
Enviado especial de EL TIEMPO
En Twitter: @CarolMalaver
Juan Carlos Rojas
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