¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Religión

Al Papa lo esperan su familia y toda Argentina

El Papa Francisco llegará a Colombia en el mes de septiembre

El Papa Francisco llegará a Colombia en el mes de septiembre

Foto:AFP

Personas que han recibido llamadas suyas cuentan lo que significa el padre Bergoglio para su país.

Era febrero del 2013 en la casa de Ituzaingó, en el sur de la provincia de Buenos Aires (Argentina). María Elena Bergoglio recibía una llamada común y corriente de su hermano, el padre Jorge. “Me voy a Roma, no me tardo, nos vemos a la vuelta”, cuenta el sobrino del hoy papa Francisco, José Ignacio Bergoglio, sobre esa llamada.
Lo que ocurrió después todo el mundo lo sabe. El primer Papa latinoaméricano, el primer Papa jesuita; el Papa argentino, más argentino que el alfajor y la yerba mate, llegaba a revolucionar la Iglesia católica con esos mensajes con los que se ha ganado el cariño y la admiración de todo el mundo, creyentes y no creyentes: los curas deben ser austeros, deben bajarse de los altares para untarse de la gente, poner la mirada en los más pobres, en los inmigrantes, en las desigualdades sociales y en el cambio climático.
La algarabía de los periodistas se tomó la casa de la señora María Elena, la única hermana viva del Papa, y de José Ignacio, que durante meses no tuvieron un descanso. “Fue difícil de asimilar. Nosotros vivimos el cónclave como católicos, conscientes del hecho histórico tras la renuncia de Benedicto XVI, pero no esperábamos lo que ocurrió –dice José Ignacio–. Es esa sensación de ‘era mi tío, pero ahora es el padre Jorge del mundo’ ”, cuenta a EL TIEMPO desde la sede de Haciendo Lío, fundación que ayuda a los sin casa en Argentina.
Pero lo sigue siendo. Y él lo sigue llamando tío, aunque en un primer momento ni él ni su madre sabían cómo dirigirse a él.
“Esas cosas tontas que uno tiene –contó la señora a El País de Uruguay en su momento– porque él siempre fue mi hermano y, la verdad, yo pensaba que iba a volver. Me decía: ¿Y ahora cómo hablo con él? ¿Estoy hablando con el Papa? ¿Estoy hablando con mi hermano? ¡Cuernos!”, dijo un día.
“¡Estoy hablando con mi hermano! Y de a poco me empecé a relajar. Yo, incluso, un día se lo dije a él: “Yo todavía no te puedo ver Papa”. Y él se reía. ¿Qué voy a hacer? ¿Decirle su santidad? ¡Por favor!”, narra la mujer, que hoy delega las entrevistas en su hijo para evitar quebrantos de salud.
Por eso, en la familia recuerdan con risas la llamada de aquel 13 de marzo en la que el Papa, con su habitual desfachatez, le dijo a su familia: “Bueno, como que no pude volver”. Aunque, tras esas palabras, también hubo un llanto entre los hermanos.
Su familia no es la única que se quedó esperándolo. Como al entonces padre Bergoglio le faltaba muy poco para jubilarse, en la habitación 13 del Hogar Sacerdotal Monseñor Mariano Espinosa todo estaba listo para que se instalara en este lugar, donde van a pasar sus años los obispos jubilados.
También su exsecretario de prensa, Federico Wals, se quedó esperando el regreso del ‘jefe’. “Antes de irse me llamó desde el aeropuerto, como a las 9 de la noche, para saber cómo estaba. Se me hizo raro, y le dije: padre, ¿usted vuelve? Se rio y me dijo: ‘pórtate bien, Federico’. Para mí, esa conversación fue como cuando uno tiene una charla profunda con alguien querido y al día siguiente ya no está. En su caso, Bergoglio se fue de Buenos Aires para nunca volver, porque el que va a regresar es Francisco”, dice el comunicador.
Al contrario de la mayoría, Wals sí tenía el presentimiento de lo que podría pasar con Bergoglio. Un periodista estadounidense amigo suyo lo había alertado, e incluso sugirió apostar por él. Los expertos vaticanistas daban como favorito al ghanés Peter Turkson o al nigeriano Francis Arinze, o el canadiense Marc Ouellet. Bergoglio aparecía, pero con muy pocas posibilidades.
“Días antes me dice: ‘Federico, ¿qué novedades hay?’. Y le conté: ‘Padre, le acabamos de apostar 10 dólares a usted en las apuestas papales’. Y así, natural, como es él, se metió la mano al bolsillo y me dijo: ‘Pará, pará, que te doy más plata’, por aquello de que si muchas personas le apuestan a un candidato, lo terminan pinchando”, recuerda Wals.
Francisco, en todo caso, se mantiene en comunicación con su gente y sigue fiel a su estilo.
Por eso no es increíble la historia de Daniel de Regno, el vendedor de diarios al que Francisco llamó desde Roma una semana después de su nombramiento. “Hola, Daniel, te habla el cardenal Jorge”, escuchó. “Dale, Mariano, no seas boludo, respondí yo pensando que era un amigo que me estaba cargando (molestando), hasta que le reconocí la voz al padre Jorge”, cuenta Daniel en su quiosco ubicado en una esquina de la Plaza de Mayo.
¿Qué quería el Papa? Pedirles que no le llevaran más el diario hasta la Curia de Buenos Aires porque él ya no iba a estar. A Daniel no lo sorprende. Su padre, Luis de Regno, dueño del quiosco le llevaba el diario a Bergoglio desde 1998 y ya estaban acostumbrados a su trato. El cardenal, además, bautizó al hijo de Daniel y cada año, desde el 2013, lo llama desde Roma.
“El grado de desinterés material que tenía el tipo es increíble. Nosotros le dejábamos el diario con una bandita de caucho y a fin de mes, con el último diario, venía y nos devolvía todas las banditas. ‘Jorge, esto no vale nada’, le decía mi papá; y él: ‘No, cómo no, es tu herramienta de trabajo’ ”, cuenta Daniel, que también quisiera que visite Argentina.
Pero es quizá en las villas, asentamientos habitados por la gente más pobre del país, donde más lo esperan. Aunque allí su voz continúa a través de los llamados ‘curas villeros’, que fueron impulsados por él cuando era obispo de Buenos Aires.
En la villa de Caacupé, en la zona sur de la ciudad, estaban acostumbrados a sus visitas cada 8 de diciembre para las fiestas de la Virgen o a tenerlo en la emisora La voz de Caacupé, donde se ve una orgullosa imagen suya tomando mate en la cabina de esta radio comunitaria y hay un periódico que en la portada dice: ‘Francisco, te queremos’.
“El padre Jorge venía en colectivo, se bajaba caminando por una punta de la villa, despacito, se quedaba charlando con unos y otros. Estamos hablando de un barrio al que todo el país le tiene miedo, que está estigmatizado. No existe ningún funcionario que visite la villa así; cuando vienen, lo hacen con operativos, con custodias; el padre Jorge venía tranquilo, con la gente”, cuenta el padre Charly Olivero, quien trabaja y vive en la villa 21, en su mayoría de población paraguaya.
Por eso, la próxima visita a Colombia –del 6 al 10 de septiembre– los hace pensar en que pronto llegará la hora de verlo en su país. Aunque, vale aclarar, Argentina (el país donde nació, el país que tanto lo quiere) por ahora no es parte de los planes del pontífice.
“Cuando eso ocurra, mi mamá se va a largar a llorar. Porque solo quedan ellos dos solitos (el resto de hermanos murieron años antes del nombramiento), y ella no ha viajado a verlo. Está esperando a que él vuelva”, cuenta el sobrino del Papa.
Como dice Maxi Acuña, un recolector de basuras que perdió las piernas en un accidente y recibió una llamada del Papa hace unas semanas: “Uh, no sabes, eso va a ser una explosión de felicidad en Argentina. Imagínate... si cuando escuché que me decían ‘hola, te habla Francisco, Bergoglio, el papa’, sentí que estaba hablando con Dios”, dice.
“Pensé que estaba acá y hasta lo invité a mi cumpleaños, pero me dijo que andaba en Roma, así que cuando venga lo voy a volver a invitar”, dice el hombre, que siente que la llamada del Papa le da ánimos en su recuperación y desde ya lo espera.
Él y toda Argentina lo siguen esperando.
CATALINA OQUENDO B.
Para EL TIEMPO
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO