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Educación

La paloma es el premio / De tu lado con Álex

No tomemos a la ligera a la palomita segura que tenemos. Ella, al igual que otras cien, tiene alas.

User Admin
Todos conocemos el famoso refrán que asegura ‘más vale paloma en mano que cien volando’. Generalmente hace alusión a que es mejor aferrarse a lo que se tiene seguro en lugar de arriesgarse por lo que se considera incierto, aunque aparentemente sea mucho más atractivo.
En su forma coloquial se usa cuando alguien, e incluso nosotros mismos, nos queremos convencer de que es mejor ser conservadores y preservar lo que tenemos ‘asegurado’ –en términos de trabajo, dinero o hasta una pareja– y no arriesgarnos con algo desconocido o inalcanzable. Estoy segura de que hemos puesto en práctica esa frase en muchas ocasiones de nuestras vidas, pero hoy quiero cuestionar el fondo del popular dicho. En el escenario del refrán, la ‘paloma solitaria’ que tenemos salvaguardada es más o menos el equivalente a lo ‘peor es nada’. Porque aunque nuestra verdadera añoranza es tener a las cien palomas que están en el aire, nos debemos conformar con la que hemos logrado ‘atrapar’.
A esta palomita no la miramos como un logro ni la atesoramos como a un milagro sino que la concebimos como un premio de consolación. En vez de valorar que de alguna manera permanece a nuestro lado, la intuimos como débil porque precisamente se dejó atrapar. Considero que demasiados actuamos de manera similar, en la medida en que no sabemos valorar lo que sentimos que ya tenemos asegurado.
Comúnmente les pasa a los hijos que menosprecian a sus padres. Ellos consideran que el amor que les otorgan debe ser incondicional y sin límites, y toman a la ligera todos los sacrificios y cariño permanentes que reciben. Piensan equivocadamente que sus papás serán eternos y que no hay necesidad de consentirlos, cuidarlos ni agradecerles.
Muchas personas son infieles porque consideran que su pareja es “demasiado buena gente”, y tanta complacencia ya les parece aburrida; empiezan a verla incondicional y estable, como alguien a quien pueden ignorar, confundiendo erróneamente el amor seguro y tranquilo con la monotonía. Entonces se van en busca de la adrenalina, de lo ‘difícil’ y lo novedoso.
¿Cuántos padres no le dan más atención al hijo que saca malas notas en el colegio o es el más grosero y olvidan felicitar al que es buen estudiante o siempre es respetuoso?
Incluso, estudios científicos demuestran que con frecuencia los mejores empleados renuncian y se van a trabajar en la competencia porque sus jefes pasan por alto el reconocer sus logros.
No tomemos a la ligera a esa ‘palomita segura’ que tenemos en nuestras vidas. Ella, al igual que las otras cien, tiene alas y si no la tratamos como a un premio... algún día también escapará volando.
ALEXANDRA PUMAREJO
User Admin
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