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Educación

‘El sistema educativo está formando zombis’: Juli Garbulsky

A Juli Garbulsky lo invitaron a participar en la charla TEDxRíodelaPlata 2017 porque uno de los organizadores conocía su discurso en torno al sistema educativo.

A Juli Garbulsky lo invitaron a participar en la charla TEDxRíodelaPlata 2017 porque uno de los organizadores conocía su discurso en torno al sistema educativo.

Foto:Cortesía TEDX

Tiene 19 años y con su charla TEDxRíodelaPlata 2017 cuestionó el sistema educativo.

Diana Rincón
Juli Garbulsky se atrevió a decir lo que muchos no dicen: “El sistema educativo en todo el mundo está mal y está convirtiendo a las nuevas generaciones en zombis”. Su experiencia para hablar del tema se basa en que se graduó recientemente de la secundaria. Nada más. Con su acento argentino, Juli empezó su charla TEDxRíodelaPlata 2017 sentando en un pupitre dándole la espalda al público, y diciendo: “Si egresaste de la secundaria, viviste diez segundos como estos tres millones de veces”.
Para este joven, de 19 años, la escuela nunca fue una experiencia satisfactoria. Por ejemplo: a los 15 años se dibujó a sí mismo encerrado entre unos barrotes soñando con aviones, una de las cosas que más le gustan. La cárcel era un símbolo que él, ahora, vino a entender: “Me sentía preso, preso en la escuela”, asegura. Pero no era solo él, sino todos sus amigos.
Después de terminar la escuela ha intentado entender lo que sintió durante los doce años de estudio. Para la mayoría de clases, solo se sentaba a escuchar lo que decía el profesor, anotaba, repetía, para luego responder una prueba, y así durante muchas horas, durante muchos días, durante muchos años.
“Tal vez me sentía preso porque en la escuela no había un espacio para estudiar lo que en verdad me interesaba. Por ejemplo, sobre aviones. Me gusta cómo vuelan y cómo funcionan”, explica, y nuevamente no era solo él: “A mi amiga a la que le gustaba la guitarra o al que le gustaba dibujar no tenían espacio para soñar con eso”.
Durante la escuela, Juli y sus amigos solo esperaban que sonara el timbre para poder irse a sus casas. Sin embargo, cuando llegaban se sentían cansados, agotados, tenían que estudiar más, hacer más tareas y más trabajos y repetir y repetir. “Nos sentíamos apagados, zombis”.
A Juli no le gusta para nada la escuela, pero eso no significa que no le guste estudiar; le gusta estudiar pero aquello que simplemente le gusta, como las matemáticas. Pero no hacerlo por medio de la forma tradicional: 2 + 2 = 4. Sino con acertijos. De ahí que actualmente está estudiando matemáticas en la Universidad de Buenos Aires. Va en primer semestre.
El video de la charla de Juli se ha viralizado, ya tiene casi 30.000 reproducciones. Pero, más allá del número de vistos, el mensaje sale de una voz joven, de un recién egresado que siente que tiene la libertad para expresar sus sentimientos y emociones frente a la escuela y que pide un cambio en los sistemas educativos del mundo.
Para estudiar matemáticas a uno le debe gustar el estudio, ¿verdad?
Sí, la cuestión es que a mí me gusta estudiar matemáticas, no otras cosas. Y me gusta estudiarlas a través de acertijos. Siempre me apasionó la lógica, y lo que me terminó ayudando a decidir fue que participé en las olimpiadas de matemáticas. Allí descubrí que las escuelas están muy lejos de enseñar lo que realmente son las matemáticas, de lo que en verdad hace un matemático.
¿Cuál es la diferencia?
La materia de matemática, o el resto de las materias, consiste en copiar y repetir. Nos enseñan a repetir los procesos, las fórmulas. Se vuelve mecánico. Sin embargo, en las Olimpiadas no eran ejercicios mecánicos; eran acertijos, la única forma de resolverlos era pensando. Y eso es lo que hace un matemático: pensar, no repetir.

Algunos profesores sí me gustaban. Yo no hablo mucho de ellos. Ellos no son el problema.

¿Por eso no le gustaba el colegio? ¿Porque los ponían a repetir?
Sí, bueno; efectivamente, nunca me gustó el colegio; aunque hay cosas que sí rescato, como participar en las olimpiadas de matemáticas y en todos los talleres optativos. Algunos profesores sí me gustaban. Yo no hablo mucho de ellos. Ellos no son el problema. El problema son las materias. Por lo que veo, todos los chicos la pasamos todos mal. No soy solo yo.
¿Cree que la mayoría de estudiantes se siente como usted?
Sí, yo en mi charla traté de representarlos. La mayoría de los estudiantes se sienten como yo: encarcelados, apagados, como zombis.
Dice que los profesores no son el problema, ¿entonces cuál es?
El sistema en sí es el problema. Es la forma como funciona lo que está mal. No son los profesores, porque ellos cumplen con lo que la institución les pide. Ahora, la educación se basa solo en repetir; además, no podemos elegir lo que queremos estudiar o hacer; siempre nos llevan por el mismo camino, como máquinas. Lo que se debería hacer es reestructurar el sistema educativo.
¿Cómo lo cambiaría?
Yo creo que se pueden hacer muchas cosas. Desde lo pequeño; por ejemplo, en matemáticas enseñar a pensar con acertijos, en lugar de resolver ecuaciones. En cuanto a cosas más generales, se debería dar la oportunidad de que cada estudiante elija qué quiere y qué no quiere estudiar. Por ejemplo, quiero resolver un problema de mi cotidianidad y hacerlo con matemáticas. La escuela debería ayudarme en el proceso y guiarme para encontrar una respuesta a, por ejemplo, entender por qué vuelan los aviones. Así estaríamos mucho más motivados a resolver los problemas y enfrentar los retos. Yo no sabía qué estaba haciendo cuando hacía ejercicios, solo repetía lo que me habían enseñado.
¿Qué opina sobre las pruebas estandarizadas?
Yo creo que la mayoría de las cosas que aprendí las olvidé después de que presenté los exámenes. Por ejemplo, yo estudié química, y aprobaba sin tener ni idea de lo que estaba haciendo. Pasé química, y ahora no sé nada. Estudié varias materias que ahora, ni idea, ¿de qué me sirvieron? De muy poco. Ahora recuerdo algo, pero no todo lo que estudié. Y eso es porque no me interesaba; en cambio, aquello que sí me gustaba ahora lo recuerdo.
¿Por qué zombi? ¿Por qué no un robot o algo así?
(Risas) Porque me sentía como un zombi, estaba con el cerebro apagado: no pensábamos, solo repetíamos. Además, salía de la escuela sin ganas de hacer nada.
¿Qué diferencia hay entre la escuela y la universidad?
Estoy estudiando una carrera que me gusta. Además, la forma de enseñar en la universidad es justamente lo que hay que hacer en las matemáticas para resolver problemas. En esta carrera, la única forma de hacer las cosas es pensando. Pero apenas estoy empezando, así que, si quieres, hablamos dentro de cinco años y te cuento (risas).
¿Qué tipo de matemático quiere ser?
Me gusta la investigación, descubrir nuevas cosas. Hay preguntas a las que no se les han encontrado las respuestas, y yo quiero encontrarlas.
SIMÓN GRANJA MATIAS
EL TIEMPO
Twitter: @simongrma
Diana Rincón
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