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Ciencia

La familia argentina que ahorró para conocer las aves colombianas

La familia Rodríguez Astorino: Tomás, Sol, Cristina, Claudio y Lautaro.

La familia Rodríguez Astorino: Tomás, Sol, Cristina, Claudio y Lautaro.

Foto:Archivo particular

Los Rodríguez Astorino aprovecharon la Feria de Aves de Suramérica que se llevó a cabo en Manizales.

Con ropa de camuflaje, cámara fotográfica al hombro, binoculares colgados al cuello y mochila en la espalda, una familia argentina camina sigilosamente por el bosque manizaleño en busca de aves para observar y fotografiar.
Claudio Rodríguez, su esposa, Cristina Astorino, y sus hijos, Sol, de 20 años; Lautaro, de 19, y Tomás, de 17, ahorraron durante un año y medio para poder cumplir el sueño más grande que compartían en familia: viajar a Colombia para poder ser testigos de las 1.921 especies de aves registradas en el país, cifra que la hace la nación con mayor diversidad del mundo en este tema.
El escenario ideal fue la octava Feria de Aves de Suramérica, que tuvo lugar del 1.° al 5 de noviembre en Manizales, Caldas. En esta feria, que se realiza cada año en un país diferente, los avistadores, además de ver el cielo juntos, comparten experiencias, intercambian conocimientos y aprenden todo sobre las aves.
Este año, el evento se llevó a cabo en Colombia, en el marco del séptimo Congreso Internacional de Aviturismo, al que asistieron alrededor de mil personas de 25 países del mundo.
El departamento de Caldas fue escogido por la diversidad de sus ecosistemas: bosques secos, húmedos tropicales y páramos –que van desde los 170 hasta los 5.400 metros sobre el nivel del mar– que propician una alta densidad de avifauna y paisajes exuberantes.
Este departamento tiene 802 especies de aves, de las cuales 22 son endémicas, lo que representa el 42 % de las especies de aves de Colombia.
“Con este evento queremos mostrar que Caldas no solo tiene una tierra que es fértil para crezcan un delicioso café, exóticas frutas y gran variedad de flores, sino que también está llena de contraste de paisajes y de biodiversidad”, afirma Mónica Londoño, directora ejecutiva de Cotelco Capítulo Caldas.
Además de adornar el paisaje colombiano, las aves tienen una gran conexión con la cultura y la música del país. “Ritmos como la cumbia están inspirados en el canto de las aves y alrededor de 140 canciones vallenatas mencionan nombres de diferentes especies”, cuenta Julián Guerrero, vicepresidente de Turismo de ProColombia.

Ahorraron durante un año y medio para poder cumplir el sueño más grande que compartían en familia: viajar a Colombia para poder ser testigos de las 1.921 especies de aves registradas en el país

Por ello, no es raro que el mayor sueño de una familia que ama las aves fuera visitar Colombia. “El estar aquí juntos es para nosotros nuestro Disney”, dice Claudio, quien, con sus estudios en biología y su gusto incansable por la naturaleza, puso la primera semilla para que en su familia creciera esa gran pasión por la observación de aves.
Los avistadores de aves practican dos actividades: birdwatching y birding. Los que practican birdwatching visitan su ambiente para observarlas y están en contacto con la naturaleza. Aquellos que practican birding buscan, además, completar un listado de especies de aves, por lo que usualmente van en busca de aquellas difíciles de encontrar.
La familia Rodríguez Astorino practica una mezcla de las dos. “Disfrutamos el momento, pero somos capaces de viajar 10.000 kilómetros solo para ver un ave. Incluso en Argentina, si nos dicen que apareció una en tal provincia, cargamos las cosas y vamos”, cuenta Claudio.
Entre todos han logrado ver 800 aves, un número bastante alto teniendo en cuenta que en Argentina, al igual que en todo Europa, solo hay mil especies. Incluso, han tomado fotos de aves que tienen menos de mil individuos en todo el planeta.
El gusto por estos animales voladores surgió desde que los hermanos eran muy pequeños, pues sus padres los llevaban a jardines y reservas cercanas para contemplar el vuelo de las aves, su comportamiento y su canto. “Desde siempre me gustaron porque son la tarjeta de presentación de la naturaleza. Cualquier persona puede abrir la ventana para escuchar el canto de un ave que se acercó”, cuenta Claudio.

Nace la pasión

Cuando Sol tenía 5 años empezaron a viajar cada año a Misiones y a Santa Fe, dos provincias de Argentina con gran diversidad de especies de aves. En uno de esos viajes, Claudio les regaló a sus tres hijos una guía que contenía las especies registradas, empezaron a identificarlas y a anotar aquellas que ya habían logrado ver.
Más adelante, decidieron registrarlas con ayuda de una cámara, un ejercicio que los motivó a estudiar fotografía, al principio de forma autodidacta y luego con cursos especializados en naturaleza. “A los cinco nos gusta el tema de las aves. Mi mamá, que es docente, observa, y los tres hijos somos fotógrafos, al igual que mi papá”, cuenta Lautaro. Esta pasión los llevó a los tres a escoger Biología como su carrera profesional. Sol y Lautaro ya empezaron sus estudios universitarios en Mar del Plata, y Tomás, el menor, empieza en 2019.
En el 2016 asistieron a la sexta Feria de Aves de Suramérica que se llevó a cabo en San Isidro, Buenos Aires. En esa oportunidad, Lautaro conoció a Carlos Wagner, un zootecnista colombiano que, dos años más tarde, lo invitó a la feria en Colombia. Como era de esperarse, sus hermanos también querían visitar el país; el viaje se volvió un proyecto familiar.
Hasta las abuelas ayudaron a reunir el dinero para viajar. Una le enseñó a Lautaro a hacer pasta y le prestó su horno para prepararla: él se la vendió a sus amigos de la universidad, mientras que la abuela paterna hizo un curso de cerámica y aprendió a hacer mates para beber la tradicional infusión de yerba mate. Sol ayudó vendiendo sus fotos.

Desde siempre me gustaron porque son la tarjeta de presentación de la naturaleza. Cualquier persona puede abrir la ventana para escuchar el canto de un ave que se acercó

El próximo paso para ellos es ampliar su proyecto de avistamiento de aves llamado Aves Mar del Plata, que comenzó con viajes cortos al campo, y luego se amplió a la Patagonia y al norte de Argentina. Su objetivo es extenderse a toda Argentina, Suramérica y el mundo.
LAURA ÁLVAREZ
REDACCIÓN VIDA
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