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Partidos Políticos

¿Lo suyo fue por cristiana o porque la querían sacar del camino?

La senadora Viviane Morales dice estar preocupada por la “venezolaciación” de Colombia.

La senadora Viviane Morales dice estar preocupada por la “venezolaciación” de Colombia.

Foto:Claudia Rubio / Archivo EL TIEMPO

Viviane Morales, senadora, dice que en el liberalismo atropellaron su libertad de conciencia. 

Juan Carlos Rojas
Comienzo con la misma pregunta que le hice hace ocho días al doctor Alfonso Gómez Méndez. ¿Qué está pasando en el Partido Liberal?
Un tremendo desorden, que lo aprovechan los que se han adueñado de él. Desde hace unos años, ese partido viene manejado por el serpo-gavirismo, que no lo ha querido soltar. Y que nuevamente tratará de prolongarse a través de la próxima dirección que se va a elegir, y a través del candidato a la presidencia que se escoja.
Hábleme un poco de su trayectoria en el liberalismo. ¿Desde cuándo empieza?
Si yo le hablara de mi pertenencia al Partido Liberal empezaría por un recuerdo: cuando yo tenía tres años, mi papá se tomaba unos tragos, llegaba a la casa y ponía discos de acetato con los discursos de Jorge Eliécer Gaitán, y empezaba él también a recitarlos, con la misma entonación, y a mi mamá le daba una jartera… Pero yo fui acunada con los discursos de Gaitán. Entonces si me habla del liberalismo, ese es mi recuerdo, que es de afecto y de emoción. Ya en lo que es la trayectoria pública, pues desde mucho, mucho, mucho tiempo he militado en el Partido Liberal; pertenecí a Juventudes Liberales, y la primera participación oficial dentro del partido fue en el año 95, 96. A mí me eligió Fe, un movimiento que adhirió al liberalismo. Llegué al Congreso como minoría por un movimiento cristiano, pero me acompañó en esa reivindicación el Partido Liberal.
¿Qué otros cargos ha ocupado usted como liberal?
Estuve en el Ministerio de Desarrollo en mi juventud, como viceministra y como secretaria general del ministerio; fui dos veces representante a la Cámara, dos veces senadora; como Fiscal General de la Nación se me reconocía como liberal. Toda mi trayectoria pública ha sido en el liberalismo.
¿Y usted era cristiana desde entonces?
Pero, por supuesto. Cuando llegué al Congreso ya había presentado la ley de libertad religiosa. O sea, mi condición de cristiana ha sido tan conocida y tan larga como mi trayectoria en la vida pública.
¿Libertad religiosa para que la gente de cualquier inclinación pudiera ser del Partido Liberal?
Es un principio liberal. Esa misma Viviane llegó a la dirección del partido, creo que en el año 97 o 98. Luego no son improvisadas mi posición o mi convicción. Jamás he cambiado de partido.
¿Y no es insólito que a estas alturas la pongan a firmar un documento para que prácticamente apostate de su fe o se retire del partido en el que toda su vida ha militado como cristiana? ¿Será que se le fue la mano con la propuesta del referendo contra adopción de parejas gais?
Creo que es un mecanismo de participación democrática, que le consulta al pueblo sobre un tema crucial como es el de la familia. Ese es un principio que tiene que ser liberal. La explicación viene de cuando me presento para el Senado en el 2014. Me llama Simón Gaviria y me ofrece el segundo renglón en la lista del partido, y me dice: “Es que los cristianos en este país están creciendo muchísimo, tengo una encuesta que me dice que ya son el 30% de la población. Y, si quiere, consígame gente para la lista”.
¿Con qué programa llegó al Congreso?
Dentro de mis propuestas públicas estaba el ‘referendo para definir los temas de familia’. En él se contemplaba la definición sobre la adopción gay. Empecé a recoger firmas en el 2014 y seguí durante el 2015, y el Partido Liberal nunca se opuso. Es más, volví a ser codirectora del partido en el momento en que estaba recogiendo las firmas. Era público. Conocido. Nadie nunca me invitó a hablar de ese tema con la bancada. Se daba por hecho que yo pensaba así, y así hice mi carrera política en el liberalismo.
Pero no siempre el liberalismo fue tan tolerante con la igualdad de las parejas gais…
En el año 2003, cuando Piedad Córdoba presentó el proyecto para el matrimonio de las parejas del mismo sexo, Alfonso López fue a defenderlo al Congreso, y los liberales votaron en contra. ¡En contra! Entonces, presumir que es que esa es una bandera liberal inalterable, eso no lo pueden decir, es falso. Pero en cambio sí están violentándome una bandera liberal centenaria, que es la de la libertad de conciencia. Esa sí me la están atropellando.
El otro punto que no gusta en el liberalismo es que usted ha pedido tiempo para examinar con cautela la reglamentación de la JEP...
Quieren que renuncie a mi condición de cristiana públicamente, pero que acepte ahora una nueva biblia para ellos, que son los acuerdos de La Habana. Yo aplaudí la terminación negociada de ese conflicto con las Farc. Pero cuando el pueblo no refrendó el acuerdo, consideré que esa implementación introducía la responsabilidad de los congresistas de discutir muchas cosas de esos acuerdos.
¿Cómo cuáles?
Creo que hay que respetar el acuerdo firmado, no ponerlo en riesgo como tal, y eso significa respetar el perdón que se da a través de las amnistías, la participación política con las 10 curules que se les entregaron, la creación de su partido político y la justicia transicional. Pero en la implementación hay muchísimo más que eso. Se han escrito 9.000 páginas. Luego los colombianos ya no sabremos cuál es la institucionalidad, y eso es muy peligroso. Hay temas institucionales muy serios y graves en los que el Partido Liberal no me puede imponer quedarme callada y no estudiar esa justicia y pasarla por alto, porque es una responsabilidad histórica muy grande.

Es una trampa. Una regla que me quieren aplicar solo a mí para excluirme, dizque porque mis convicciones religiosas no hacen parte de la consistencia del partido

¿Usted cree que ese papel que la quieren obligar a firmar tiene un fin electoral o uno ideológico? Porque ideológicamente han tolerado, por ejemplo, la presencia de paramilitares condenados que todavía militan en el partido…
Es una trampa. Una regla que me quieren aplicar solo a mí para excluirme, dizque porque mis convicciones religiosas no hacen parte de la consistencia del partido. Y, como usted bien lo ha dicho, el partido dice que ha luchado contra el tema del paramilitarismo pero, por ejemplo, en una campaña presidencial, en la de Rafael Pardo pusieron a César Pérez, condenado por la masacre de Segovia, a que dirigiera la campaña de Pardo en Antioquia. Y Juan Fernando Cristo, jefe de debate de esa campaña, luego como ministro fue a pedir perdón por la masacre de Segovia, y resulta que había trabajado con César Pérez, sin ningún pudor, en la campaña de Rafael Pardo. ¿Qué es eso?
¿Qué le queda para defenderse de lo que usted califica de un atropello?
Que el país se dé cuenta de las reglas por las cuales a mí me están excluyendo, y le exija al Partido Liberal que las aplique de aquí para adelante a rajatabla. El liberalismo está hablando de ir quizás en una coalición de centro izquierda. Habla de pronto hasta de aliarse con Claudia López o con Robledo. Claudia López votó No a la amnistía e indulto. Claudia López votó No al acto legislativo de la JEP. Y Robledo acaba de votar No a unos proyectos de ley de implementación de los acuerdos, en la Comisión Quinta, sobre adecuación de tierras. ¿Dónde está la coherencia? Si a mí me están excluyendo por eso, pues que pongan la misma regla a todos, si es que la regla es ética.
¿Le gustan las coaliciones del liberalismo con ‘la U’?
No. Me parecen preocupantes, sobre todo en este momento en que el país necesita que se comprometan los partidos realmente en la lucha contra la corrupción. Aquí no se habla de hacer alianzas impecables, ni la anticorrupción ha sido el verbo rector en el partido. Pero, ‘la U’ sí se está diluyendo; de ahí que todos estén tratando de ubicarse.
¿Le parece bien que Humberto de la Calle sea candidato presidencial después de haber sido negociador en La Habana?
Pues, De la Calle, siendo jefe de la delegación, varias veces respondió que no sería candidato. De alguna manera les mintió a los colombianos porque aprovechó esa importancia mediática que le dio ser la cabeza del tema más trascendental que manejó el Gobierno. Y ahora se lanza, sin ningún reato, a la candidatura presidencial. A mí me parece que en un líder público el incumplimiento de la palabra es muy grave. La primera característica de una lucha sincera contra la corrupción es que sea un liderazgo moral autentico, que cumpla con la palabra.
¿Y qué opina de la candidatura de Juan Fernando Cristo?
Cristo se sale del Ministerio del Interior para no inhabilitarse, pero, óigame bien esta frase, no se retira del Gobierno. Pasa a la CSICI, de donde se retiró apenas hace 15 días. Entonces a mí sí me parece que ahí habría un impedimento moral, porque lo que Cristo hizo fue una especie de esguince… Es que la CSIVI tenía muchísimo poder, y dicen que seguía manejando de alguna manera el Ministerio del Interior. Entonces, él solo se retira del Gobierno hace dos semanas, y me parece que ese es un impedimento moral para ser candidato. Eso no lo puede permitir el partido, el cual dice que va a empezar a dar una lucha por la corrupción. Eso no es creíble.
De La Calle quiere que se escoja candidato único en noviembre, y los otros dos, Cristo y Galán, quieren en marzo. ¿Por qué cree usted que estén trenzados en esa disputa?
La de marzo la quiere Cristo porque tiene la maquinaria. Francamente no creo que nadie, por respeto ideológico o filosófico, vote por Juan Fernando Cristo, sino más bien por toda la mermelada que manejó en los cuatro años como ministro del Interior. A Galán también le conviene que sea en marzo porque la consulta es mucho más participativa. De la Calle, en cambio, quiere que sea en noviembre y que lo escojan a él para que como candidato, participe en marzo en una consulta interpartidista con distintas fuerzas que decidan una especie de coalición para la primera vuelta. Él confesó que quería la candidatura del Partido Liberal para derrotar a Vargas y a Uribe, y me pareció muy mezquino como planteamiento de un candidato. Derrotarlos a ellos no es una propuesta. Es como una vindicta personal.

No firmo el papel porque a pesar de que le pusieron muchos adornitos, tiene tres puntos claros: el primero, que no puedo pretender convocar un referendo como el de la adopción

¿Qué sigue ahora para usted?
No firmo el papel porque a pesar de que le pusieron muchos adornitos, tiene tres puntos claros: el primero, que no puedo pretender convocar un referendo como el de la adopción. El segundo, que tengo que ajustarme a pie juntillas al texto de la implementación de los acuerdos. No puedo hacerlo, porque tengo críticas y tendría una incompatibilidad moral. Pero el tercero, que fue muchísimo más grave, que tengo que esconder mis convicciones religiosas, que no pueden, digamos, salir de ninguna manera dentro de lo público. Yo no voy a aplicar la Biblia en lugar de la Constitución. Pero es que las convicciones religiosas no se pueden esconder. Eso no es un sobretodo que lo guarda y se lo pone cuando le conviene. Eso es como haberles dicho a los católicos que tenían que haber recibido al Papa a escondidas. Cuando yo vi esa regla, me horroricé. Soy la misma Viviane Morales cristiana, como me ha conocido toda la vida el Partido Liberal, y como seguiré siendo, esté donde esté.
¿Qué papel juega César Gaviria en todo esto que le están haciendo a usted? ¿Será aprobado por él?
Claro. César Gaviria ha estado en las dos reuniones que hemos tenido los precandidatos, y ha sido crítico hacia mis posiciones. Llegó a decir: bueno, es que un ciudadano liberal puede ser cristiano, pero ya si quiere ser aspirante a la presidencia, pues no podrá tener esas convicciones porque asume únicamente el compromiso político del Partido Liberal. ¿Y entonces dónde queda ese principio del Partido Liberal del respeto a la libertad de conciencia?
¿Entonces usted como cristiana no puede ser candidata presidencial, pero bienvenidos los votos cristianos al liberalismo?
Así es. Totalmente. Lo otro sería llevar las consecuencias de eso que me quieren imponer, y decirles a los cristianos y a los creyentes que no caben en el Partido Liberal. ¿Por qué no son valientes y coherentes?

Soy la misma Viviane Morales cristiana, como me ha conocido toda la vida el Partido Liberal, y como seguiré siendo, esté donde esté

Pero no me ha respondido: ¿qué va a hacer sin partido?
Yo creo que caminos se van a abrir. Desafortunadamente ni siquiera tenemos las reglas de juego políticas claras. Usted sabe que se está tramitando una reforma política, que también me parece que es una cosa muy antidemocrática: a dos meses de las inscripciones, todavía no están las reglas de juego claras. Seguiré en mi tarea, me presentaré como candidata; ya veremos los mecanismos que nos permita esta democracia para serlo.
Como Gómez Méndez, ¿recupera su pase?
Sí, yo recupero mi pase (sonríe). Recupero mi pase porque me han excluido, me han negado todos los espacios. No puedo admitir que me digan: no la queremos como candidata presidencial, pero siga siendo la senadora del partido y traiga más cristianos a votar, no. Yo no seguiré en el Partido Liberal. Pero estaré muy vigilante, a ver si a miembros de las futuras coaliciones del liberalismo también los ponen a firmar el papel que me impusieron a mí.
¿En manos de quién va a quedar nuestra democracia?
Hay que generar un gran acuerdo para salvar nuestra democracia. Yo sí estoy preocupada por lo que veo como una especie de venezolanización del país. En la política, por ejemplo, se están engrandeciendo ídolos con pies de barro, y dejando que se destruyan liderazgos importantes. Es una especie de antropofagia en las redes; hay un interés de descuartizar moral y políticamente a todo el mundo. Y eso es grave.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO
Juan Carlos Rojas
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