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Gobierno

Los dos momentos de tensión en la llamada entre Santos y Maduro

El presidente Juan Manuel Santos se reunió con los altos mandos militares para buscar una solución al incidente.

El presidente Juan Manuel Santos se reunió con los altos mandos militares para buscar una solución al incidente.

Foto:Presidencia / AFP

La comunicación se dio la semana pasada por la presencia de soldados venezolanos en Arauca.

Aunque se impuso la salida diplomática, la conversación telefónica que los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Venezuela, Nicolás Maduro, sostuvieron el jueves pasado al mediodía sobre la presencia de soldados del vecino país en territorio colombiano no fue tan amable. Fue dura.
Santos llamó a Maduro luego de revisar la situación con todo rigor, con la Cancillería, el Ministerio de Defensa y los altos mandos militares, por más de cuatro horas. Además, tenía en sus manos el reporte técnico del equipo que la Cancillería había enviado al lugar de los hechos y que probaba que los soldados venezolanos estaban en territorio colombiano.
EL TIEMPO supo que hubo dos momentos en que la comunicación de Santos y Maduro se puso muy tensa: primero, cuando Maduro intentó argumentar que la zona donde estaban sus soldados era territorio venezolano y que no saldrían sino después de que se instalaran las comisiones binacionales de límites y demarcación; y luego, cuando reclamó por la decisión de Colombia en la OEA de apoyar una salida electoral en ese país.

Se cayó la llamada

Santos le replicó a Maduro con contundencia, citándole apartes de los tratados limítrofes, que lo único que procedía hacer de inmediato era ordenar la salida de los soldados del territorio colombiano, y que las comisiones binacionales solo se reunirían cuando el último de sus hombres abandonara el lugar.
De la misma manera, cuando Maduro le reclamó a Santos por apoyar el grupo de 14 países de la OEA que piden una salida electoral en Venezuela, so pena de una expulsión de ese foro, el mandatario colombiano le advirtió que ese no era el tema de discusión para el cual lo había llamado.
De manera sorpresiva, en el momento más álgido de la discusión, la llamada telefónica se cayó por fallas técnicas, lo cual aumentó la tensión.
Los mandatarios estuvieron incomunicados por varios minutos, sin que se hubiera logrado una solución.
Hasta donde se sabe, La Casa de Nariño no tomó la iniciativa para restablecer la comunicación. Fue Maduro quien entonces marcó el número de Santos para retomar el diálogo.
Cuando se reanudó la conversación, los ánimos estaban más calmados tanto en Caracas como en Bogotá, y Maduro reanudó el diálogo aceptando retirar los soldados ante la categórica exigencia de Santos.
Quienes conocen la historia de las comunicaciones entre Santos y Maduro le dijeron a EL TIEMPO que nunca el mandatario colombiano le había hablado tan duro a su colega como lo hizo el pasado jueves.
Cuando Santos ordenó llamar a Maduro tenía en sus manos varios escenarios, y el primero era agotar la vía del diálogo hasta el último momento. La salida diplomática. Pero también se había contemplado, en la reunión con los altos mandos, la posibilidad de que si Maduro se negaba a ordenar la salida de sus hombres, estos serían arrestados.
Desde la tarde anterior, al mismo tiempo que los ministros de Exteriores y de Defensa de Colombia hablaban con sus pares de Caracas en busca de una solución pacífica del incidente, más de 400 militares colombianos habían rodeado el lugar tomado por los venezolanos.
El Gobierno colombiano se había asegurado de que hubiera un número mayor de militares colombianos y con mejor capacidad bélica en el lugar del incidente, con la orden expresa también de proceder con absoluta prudencia.

Por culpa del río

Aunque los 60 soldados venezolanos tuvieron que salir de territorio colombiano con su bandera a cuestas después de la llamada de Santos a Maduro, el Gobierno de Caracas mantiene su reclamo sobre esa zona.
Como lo dijo la canciller Delcy Rodríguez en su declaración, el Gobierno de Caracas considera procedente su reclamación de hecho en virtud de las “alteraciones producto de cambios climatológicos”.
Otro aspecto que juega en contra de la actitud del Gobierno de Caracas, y que deja ver el carácter “provocador” y” político” de su determinación, es que si en verdad consideraba que el cauce del río se desplazó y modificó la frontera, lo que hubiera procedido era llamar a una reunión de las comisiones mixtas de fronteras. Y nunca lo hizo.
Aunque el viernes las comisiones de fronteras de los dos países se reunieron en el lugar para abordar el tema, Colombia envió una nota de protesta a Caracas por los hechos ocurridos, la cual le fue entregada al embajador de Venezuela en Bogotá.
Tanto sectores del Gobierno en Bogotá como algunos analistas creen que el propósito de Caracas con esta incursión era “provocar”.
Javier Leonardo Garay, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Externado de Colombia, sostuvo que no se trató de “ninguna equivocación” y apoyó la tesis de la “provocación”.
El gobernador de Arauca, Ricardo Alvarado, también llamó la atención para que se examinen las verdaderas razones que motivaron la decisión de Caracas de “invadir” territorio colombiano.
Es muy posible que el incidente de esta semana, la manera como Santos le habló a Maduro el jueves pasado y la decisión de Colombia de apoyar en la OEA al grupo de 14 países que presiona una salida democrática en Venezuela haya marcado un hito en las relaciones de los dos mandatarios.
Santos ha tratado de mantener las mejores relaciones con Venezuela (una de las razones para su distanciamiento con Álvaro Uribe), con un gran costo político, a cambio del apoyo de Caracas al proceso de paz. Pero habiendo llegado a un punto de no retorno con las Farc, y con un proceso en ciernes con el Eln, las cosas pueden cambiar.
En todo caso, Colombia va a estar alerta ante el riesgo de que Maduro intente nuevas acciones para tratar de desviar la atención de los venezolanos ante su insostenible crisis interna.
POLÍTICA
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