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Terror en Nueva York

El duelo por lo sucedido es universal, pero es desacertada la reacción de Trump frente a inmigrantes

Editorial .
Lo peor que podría hacer el presidente estadounidense, Donald Trump, en momentos en que el terrorismo yihadista volvió a golpear Nueva York, es emprender una cacería de brujas contra los inmigrantes para darles gusto a sus seguidores. Tristemente, ya lo empezó a hacer, con la fuerza de lo sucedido el martes como excusa perfecta. Fue el atentado más letal en esta ciudad desde los ataques contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre del 2001.
Arremeter contra los inmigrantes es, como se dice popularmente, vender el sofá, porque este fenómeno, que ha golpeado dolorosamente a Europa, se trasladó con toda su tragedia a Estados Unidos en la modalidad más barata y sencilla: la de los atropellamientos masivos, al mejor estilo de Londres, Niza o Barcelona. Y esto no se combate cerrando las puertas del país o sembrando de guardias armados las calles o poniendo bolardos. Como lo dijo un experto a este diario, la mejor forma es combatir esas redes de odio que pululan en internet y le dieron al uzbeko Sayfullo Saipov el libreto para radicalizarse, alquilar una furgoneta, ingresar a una ciclorruta a orillas del Hudson y embestir a las personas que disfrutaban de la vista otoñal. El manual perfecto dictado por el grupo terrorista Estado Islámico a través de sus páginas virtuales.
Ocho muertos – cinco argentinos, una mujer belga y dos neoyorquinos– y más de una docena de heridos fue el saldo del demencial acto en el que el agresor salió del vehículo blandiendo una pistola de paintball y una de perdigones para luego ser interceptado por un policía que lo hirió en el abdomen.

Atentados como el de la Gran Manzana no se combaten cerrando fronteras, sino combatiendo el odio en las redes.

Saipov, efectivamente, fue beneficiario del programa denominado ‘lotería de visas para la diversidad’, que al año favorece a 50.000 personas provenientes de naciones con pocos inmigrantes en EE. UU. Llegó en el 2010, había vivido en Tampa, Florida, y Nueva Jersey con su esposa y sus hijos, y en la actualidad se desempeñaba como conductor de Uber, el típico sueño americano que terminó en una masacre. El atacante, según las primeras informaciones divulgadas, dijo estar “orgulloso” de su acción.
Por eso, la primera reacción en caliente de Trump fue exigirle al Congreso acabar inmediatamente con el programa de lotería de visados, y agregó algo típico de su estilo: retomar el uso de la cárcel de Guantánamo, una mancha en la historia de Estados Unidos que se convirtió en símbolo de las violaciones de los derechos humanos y del debido proceso. Pero eso parece ignorarlo con tal de ofrecerles espectáculo de venganza a sus seguidores.
El duelo por lo ocurrido es universal, por supuesto, pero también es latinoamericano y en particular argentino, pues en el atentado perdieron la vida cinco amigos que con otros cuatro sobrevivientes habían planeado durante más de un año un viaje a la Gran Manzana para celebrar los 30 años de su grado en la Escuela Politécnica San Martín, de la ciudad de Rosario. Paz en sus tumbas, solidaridad con sus familias. Y ojalá haya algo más de imaginación para enfrentar esta amenaza terrorista, que, no nos quede duda, es global.
- editorial@eltiempo.com
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, informó que Saipov se radicalizó tras llegar a Estados Unidos y actuó como "un lobo solitario".

El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, informó que Saipov se radicalizó tras llegar a Estados Unidos y actuó como "un lobo solitario".

Foto:Brendan McDermid / REUTERS

Editorial .
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