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Ruinas universitarias

Miles de profesores y de estudiantes han defendido lo público, en nombre de todos, durante décadas.

Editorial .
Los estudiantes que marcharon la semana pasada para reclamarle al Estado un compromiso real con la educación pública podían señalar con el dedo por qué estaban protestando: una mirada somera a ciertos edificios de la Universidad Nacional de Colombia –a las paredes de la Escuela de Cine y Televisión, de la facultad de Artes, de la facultad de Derecho, de la facultad de Ingeniería y el auditorio León de Greiff, por ejemplo– prueba de manera contundente que los recursos en verdad escasean y que es cierto que las instalaciones se están viniendo abajo y esta sociedad no ha terminado de pensar en la solución de uno de sus problemas de fondo.
En una crónica publicada hace un par de días por EL TIEMPO, que retrata las grietas y las ruinas en edificaciones que en muchos casos fueron construidas en los años treinta, se da una cifra devastadora e incontestable: 140 de los 144 edificios del campus de la Nacional, en Bogotá, necesitan ser intervenidos. Se cuenta en ese mismo texto –un llamado a saldar una deuda histórica de 15 billones de pesos en infraestructura– cómo la casa de Biología de la Universidad Pedagógica y los bloques A y D de la Universidad del Atlántico y los baños de la Universidad Córdoba están a punto de venirse al piso.
Y queda como conclusión lo urgente que es seguir llamando a los gobiernos a que no permitan el rezago de la educación pública, pero al mismo tiempo dar soluciones desde la sociedad civil para que a los incrementos de los presupuestos se sumen planes de choque y nuevas financiaciones que detengan las ruinas. Para que la ciudadanía se sienta involucrada, bastará con ver las fotografías trágicas de los edificios. Será suficiente decir que la Facultad de Arquitectura de la Nacional va a irse al suelo dentro de poco. Y recordar luego que miles de profesores y de estudiantes y de trabajadores han defendido lo público, en nombre de todos, durante décadas.
EDITORIAL
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Editorial .
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