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Peligro: Bolsonaro al poder

Los postulados que le dieron el triunfo a Bolsonaro también despiertan muchas inquietudes.

Vladdo .
Desde diversos frentes hay preocupación por el triunfo de Jair Bolsonaro en las elecciones de Brasil. Desde el domingo, importantes organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, Greenpeace y Human Rights Watch encendieron las alarmas y anunciaron que estarán muy pendientes de las palabras y acciones del presidente electo.
Aunque quedó claro que los tres pilares sobre los cuales se erigió la candidatura de Bolsonaro –religión, militarismo y capitalismo salvaje– le fueron muy útiles para sintonizarse con un electorado hastiado de escándalos de corrupción, inseguridad y miseria, sus postulados despiertan muchas inquietudes.
Y no es para menos. A lo largo de su vida, Bolsonaro ha acudido a los términos menos considerados para referirse a las mujeres, a los homosexuales, a la izquierda, a los afrodescendientes y a los pobres. Por ejemplo, en 2003 le dijo a una congresista del Partido de los Trabajadores: “Es muy mala, es muy fea, no es de mi gusto, jamás la violaría. Yo no soy violador, pero si lo fuera no la violaría porque no lo merece”. Y el año pasado, al hablar de su familia, salió con esta perla: “Tengo cinco hijos. Los primeros cuatro, hombres; después del cuarto me dio una debilidad y vino una mujer”.
Su homofobia también es legendaria. “Prefiero que un hijo mío muera en un accidente a que aparezca con un bigotudo por ahí”, afirmó en una ocasión. Y otra vez sentenció: “Si veo a dos hombres besándose en la calle, los golpeo”.
Sobre los pobres, dijo en 2013: “El pobre solo tiene una utilidad en nuestro país: votar”. Y, pese a que en ese país más de la mitad de la población es negra o mestiza, Bolsonaro tampoco se ahorra los comentarios racistas: “Los negros no hacen nada, creo que ni como reproductores sirven más”, dice. ¿Se imaginan el regocijo de María Fernanda Cabal?
De su jerga incendiaria tampoco se salvan los trabajadores: “Es una desgracia ser patrón en este país, con tantos derechos para los trabajadores”. Y su desprecio por el medio ambiente también es conocido. Sin inmutarse, ha dicho que acabará con el activismo ambiental, así como con la demarcación de tierras indígenas... ¡Planea dejar desprotegidos a los aborígenes de la Amazonía!
Como si fuera poco, el declarado admirador de la represión que es, tampoco se mide al alabar dictadores. “Pinochet debió haber matado más gente”, declaró hace 20 años este militar retirado, quien tampoco oculta su apoyo al régimen de facto que gobernó a Brasil durante dos décadas. “El error de la dictadura fue torturar y no matar”, dijo otra vez. Y sobre el mismo particular, también se lamentó: “En la época de la dictadura tendrían que haber fusilado a 30.000 corruptos, comenzando por el expresidente Fernando Henrique Cardozo”.
Eso sí, como cualquier Ordóñez, se declara muy creyente, y aquello de la separación entre la Iglesia y el Estado no es con él. “Dios sobre todo. No quiero eso del Estado laico. El Estado es cristiano, y la minoría que esté en contra que se vaya”.
Y por los lados de la prensa, ni hablar. En una nota publicada en la web de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, el investigador brasileño Rogério Christofoletti lo dijo clarito: “Los resultados de las elecciones no solo llevaron a un candidato autoritario a la presidencia, sino que concedieron poder único a un político que abomina la crítica, no tolera el diálogo y no respeta a periodistas”.
Por todo esto, me desconcertó la felicitación a Bolsonaro de parte del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien aplaudió “su mensaje de verdad y paz”. ¿Se chifló? Menos mal, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo que su oficina vigilará el respeto de los derechos humanos en Brasil.
Que Dios nos tenga de su mano.
VLADDO
Vladdo .
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