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Opositor liberado y gato encerrado

A Maduro y a la oposición les queda muy complicado aceptar que, en efecto, hay una negociación.

Vladdo .
Todavía me cuesta entender la inesperada orden del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela de darle casa por cárcel a Leopoldo López, en una curiosa movida que tiene tanto de ancho como de largo y que según el presidente Nicolás Maduro fue una decisión del alto tribunal que él no solo respeta, sino que aplaude. Conociendo los antecedentes del Gobierno bolivariano –que no se distingue propiamente por acogerse a la ley–, esa reacción resulta poco creíble.
Ahí hay algo más; yo no creo que este haya sido un simple acto de desesperación o de debilidad de Maduro ni una operación humanitaria de un régimen que no tiene inconveniente en disparar contra civiles a quemarropa. Me parece que se trata de una maniobra que forma parte de un proceso más complejo.
Esta historia está incompleta y nos obliga a revisar las noticias que circularon el mes pasado, que ya aludían a una negociación entre representantes de López, del Gobierno y líderes internacionales, para acordar el arresto domiciliario del opositor.
Es evidente que a Maduro y a los dirigentes de la oposición les queda muy complicado aceptar que, en efecto, se está llevando a cabo una negociación; pero si uno lee entre líneas, a lo mejor puede encontrar pistas para inferir que las cosas pueden estar tomando un giro diferente.
Por una parte, aunque en meses recientes la oposición ha cuestionado en forma reiterada y contundente el papel mediador de varios expresidentes iberoamericanos, tras la liberación a medias de López, la propia Lilian Tintori le hizo un reconocimiento al exjefe del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. “El presidente Zapatero logró empujar esta medida, y como familia lo agradecemos”, dijo la esposa de Leopoldo en rueda de prensa.

Pueda ser que el diálogo y la sensatez se impongan en Venezuela; porque hasta el pasado sábado tanto el régimen como la oposición se encontraban en una sinsalida

Aunque este gesto de gratitud causó sorpresa entre sus simpatizantes, su impacto no fue tan fuerte como las palabras con las que se refirió a dos fichas claves del chavismo: el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, y la excanciller Delcy Rodríguez, quienes acompañaron a López de regreso a casa. “Les di las gracias a Delcy Rodríguez y a Jorge Rodríguez, que estaban ahí presentes. Les dije que no puede existir más tortura y presos políticos en Venezuela, que si tenemos que trabajar en conjunto para lograr salir de la crisis que atraviesa el país cuentan conmigo”, dijo en tono conciliatorio.
Si a esto sumamos que, luego de su excarcelación, las declaraciones de López y las de su abogado han sido muy tibias –como sin querer ahondar la confrontación con Maduro– es presumible que algo se está moviendo tras bambalinas.
Pueda ser que, en efecto, haya conversaciones para poner punto final a la crisis, que la mediación del Papa esté dando frutos y que el diálogo y la sensatez se impongan; porque hasta el pasado sábado tanto el régimen como la oposición se encontraban en una sinsalida, pues tras un centenar de jornadas de protesta la oposición no había logrado tumbar al Gobierno ni paralizar al país y, a su vez, el Gobierno seguía encartado con una absurda constituyente que, según encuesta de Datanálisis, es rechazada por 4 de cada 5 venezolanos.
Amanecerá y veremos, porque aquí, aunque hay opositor medio liberado, también hay gato encerrado…
* * *
Colofón. Nadie puede negar que Nicolás Maduro es déspota y autoritario; torpe y maleducado; inepto y carente de tacto. También es lógico pensar que mientras permanezca en el poder Venezuela va a hundirse más y más en la miseria y la desesperación. Lo que es inaceptable es que alguien insinúe que es necesario asesinarlo para sacarlo del camino, tal y como lo hizo Abelardo de la Espriella. Que un abogado, que debe defender la ley por encima de las vías de hecho, sugiera un magnicidio es una barbaridad.
VLADDO
Vladdo .
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