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El estado de la (in)justicia

El país está dividido entre quienes piensan que el sistema de justicia es injusto y justo.

Sergio Muñoz Bata
Los sondeos de las firmas encuestadoras Pew y Rasmussen indican que el país está dividido entre quienes piensan que el sistema de justicia es injusto y quienes creen que es justo.
¿Hasta qué punto los continuos ataques de Donald Trump al sistema de justicia estadounidense, más las denuncias contra la policía y los tribunales por maltrato, a veces letal, contra negros y latinos, cuestionan el Estado de derecho en Estados Unidos?
Trump no es el primer presidente que despotrica contra el sistema judicial, aunque su brutal manera de hacerlo evidencia una total falta de respeto a la independencia judicial y a la separación de poderes. ¿Será por ignorancia? ¿Desconoce los límites constitucionales al poder presidencial? ¿O será por la arrogancia con la que se conduce, siempre peleándose con deportistas, artistas, medios de comunicación, con el Departamento de Justicia, el FBI, la CIA, los jueces y los tribunales de justicia?
Afortunadamente, lejos de doblegarse ante los ataques presidenciales, el sistema judicial ha conservado intacta su independencia; el fiscal especial Robert Mueller ha continuado su investigación para determinar si hubo colusión entre miembros de la campaña presidencial de Trump y el Gobierno ruso en el ciberataque contra Hillary Clinton en la elección presidencial; Mueller ya imputó a Paul Manafort, exjefe de campaña, y a otro colaborador de Trump para que respondan por una docena de posibles delitos relacionados con la investigación. Los delitos, si se prueban, son muy graves e incluyen: conspiración contra EE. UU., falso testimonio y lavado de dinero, entre otros actos ilícitos. Al mismo tiempo, la oficina del fiscal especial informó que otro asesor de Trump, George Papadopoulos, se había declarado culpable de mentir sobre los lazos de esa campaña con Rusia y de haber entorpecido la investigación del FBI sobre los “vínculos entre individuos asociados con la campaña y los esfuerzos del Gobierno ruso”.
La fortaleza del sistema judicial, sin embargo, no implica que el sistema de justicia criminal no requiera una reforma a fondo de la relación entre la policía y las minorías y del sistema carcelario de la nación.
El asesinato de Trayvon Martin, un joven afroamericano de 17 años, y la absolución de su asesino en julio de 2013 propiciaron el nacimiento de un movimiento llamado Black Lives Matter. Evidentemente, ni esta era la primera vez que un joven afroamericano era asesinado y su asesino era absuelto, ni pasaría mucho tiempo sin que hubiera que lamentar la muerte de otro joven negro desarmado en Ferguson, Missouri, y el asesino saliera libre sin cargos. La diferencia esta vez fueron las caravanas de activistas de #blacklivesmatter, que llegaron a Ferguson desde 18 ciudades a encabezar una nueva lucha por los derechos civiles de los afroamericanos. De las 953 personas asesinadas por la policía en 2015, 497 fueron blancos, 259 negros y 172 hispanos. Si se considera que los negros son el 12 por ciento de la población y los hispanos, otro 12 por ciento, es evidente la desproporción.
Otro problema grave es el crecimiento de la población carcelaria y el recidivismo. Estados Unidos es el país que más encarcela en todo el mundo y en el que 7 de cada diez delincuentes liberados regresan a prisión a menos de 5 años de su liberación. Si las cárceles no cumplen su función de reformar a los presos para reinsertarlos en la sociedad, la sociedad tiene que reformar el sistema carcelario.
Los sondeos de las firmas encuestadoras Pew y de Rasmussen indican que el país está dividido entre quienes piensan que el sistema de justicia es injusto y quienes creen que es justo. Yo no creo que el Estado de derecho esté en peligro y si bien celebro la independencia del Poder Judicial, creo también que, no obstante los progresos habidos en los últimos 50 años, sigue pendiente una conversación honesta sobre la justicia económica y racial, y sobre la criminalización y encarcelación de las minorías.
SERGIO MUÑOZ BATA
Sergio Muñoz Bata
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