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Educar para la paz

La educación es el gran motor del desarrollo personal.

Paula Moreno
Cada día creo más en la paz en concreto, esa que se construye a partir de los hechos y las oportunidades que demuestran que hay un cambio de chip, que estamos enfrentando las verdades incómodas que han nutrido la violencia y la ilegalidad.
Uno de esos hechos de paz que me dieron esperanza estos días fue el anuncio de dos programas con enfoque diferencial en Ser Pilo Paga (SPP): uno para Mocoa y otro para el Pacífico.
En marzo me reuní con la ministra de Educación, Yaneth Giha, para conversar con ella sobre un proyecto piloto que estábamos haciendo llamado EducaPazcífico, con 20 colegios en Quibdó, Buenaventura y Tumaco, y cómo nos estaba afectando el incremento del puntaje en SPP, sin tener en cuenta las particularidades ni las brechas; cuando, además, los colegios de esta región habían mejorado su desempeño con todo un proceso de acompañamiento. Una parte de la reflexión consistió en que la excelencia no va en contravía de la ética y, si queremos dejar de ser una de las naciones más desiguales del mundo, es fundamental implementar enfoques diferenciales, como lo hizo el Ministerio de Educación en este caso. Hoy, Quibdó pasó de 16 a 36 pilos, y Buenaventura fue uno de los municipios con más pilos en el departamento del Valle. Colegios como el Integrado Carrasquilla o la Normal Juan Ladrilleros triplicaron sus pilos potenciales, de 7 a 21, un incentivo real a su esfuerzo.
Mandela fue un gran líder de la paz. En Colombia, hoy esa gran figura no la suma una persona, sino un sinnúmero de líderes, en su mayoría en las bases y en las periferias, que, como Luz Yeni Montaño, la líder asesinada en Tumaco hace unas semanas, le apuestan, a pesar de las condiciones de marginalidad que la rodeaban, a un liderazgo moral que incluso la puso en riesgo. Cuánto nos duele y cuánto pierde este país cuando le arrebatan estos liderazgos. Mandela reiteraba algo que es clave en la paz concreta, y es el rol de la educación. Él decía: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo. La educación es el gran motor del desarrollo personal. Es a través de la educación como la hija de un campesino puede llegar a ser médica, como el hijo de un minero puede llegar a ser cabeza de la mina, como el descendiente de unos labriegos puede llegar a ser el presidente de una gran nación.
No es lo que nos viene dado, sino la capacidad de valorar lo mejor que tenemos, lo que distingue a una persona de otra”.
La paz pasa por mejorar la formación de nuestros jóvenes, renovar la mentalidad y contraatacar los referentes negativos que aún dominan el país profundo. Recuerdo en particular a Miguel Alejandro Rodríguez (q. e. p. d.), uno de los pocos y primeros pilos chocoanos; ingresó a la Universidad de los Andes, a la Facultad de Economía, y fue uno de sus mejores estudiantes. Hace pocos meses murió en un accidente en la vía Quibdó-Medellín, en la parte sin terminar de los 160 km de esa vía, denominada la trocha de la muerte. Miguel hizo muchas cosas a su corta edad, desde dinamizar el semillero Pacífico y la Escuela de Economía del Pacífico. Necesitamos muchos más Migueles, que no solo creen en la educación como su oportunidad de aportar a su entorno, acceden a ella, sino que ayudan a cambiar los imaginarios en las universidades donde se forman la mayoría de las élites económicas y políticas, para darse cuenta de que hay una parte de este país que no lee y con urgencia lo necesita.
Se requieren más decisiones que reflejen que entendemos que nos incomoda y hacemos algo para cambiar la exclusión y la desigualdad. Si queremos una sociedad diferente, no se va a dar aleatoriamente, sino porque se generan las condiciones para compartir los privilegios.
PAULA MORENO
Paula Moreno
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