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Se rajó Branson

El concierto en Cúcuta ha sido el mayor fracaso del billonario.

Paola Ochoa
Fue lo primero que se me vino a la cabeza cuando vi las imágenes del concierto en la frontera: esto se parece a ‘El show de las estrellas’. Había algo en la escenografía, el tamaño de la tarima, el traje blanco de los artistas, la mediocridad del sonido o el público que aplaudía con efervescencia. Pero todo me recordaba a un concierto del gran Jorge Barón en una de nuestras tantas ciudades abandonadas.
Con una ligera variación: que lo financiaba el multimillonario inglés Richard Branson, uno de los 200 hombres más ricos del planeta, fundador del Grupo Virgin, un emporio con más de 360 empresas, que incluye aerolíneas, sellos discográficos, agencias de viajes especiales y hasta compañías de servicios telefónicos.
¿Qué hace uno de los ocho hombres más ricos del Reino Unido patrocinando ese concierto de medio pelo? ¿Acaso no es el empresario más ‘cool’ del universo? ¿Uno de los caballeros honorarios de la reina Isabel de Inglaterra? ¿El amigote de Barack Obama, campeón mundial de deportes extremos, autor de decenas de libros y fanático de las chaquetas de cuero?
¿Qué hace Richard Branson metido en este cuento? ¿Qué necesita? ¿Qué busca? ¿A quién representa? ¿Será ficha de los gringos, que esperan ejecutar una operación tipo Bin Laden contra Nicolás Maduro? ¿O tendrá que ver con su isla privada, a un paso de las costas venezolanas?
Y es que Richard Branson vive en Necker Island, su refugio y tesoro dentro de las Islas Vírgenes Británicas. Una isla a escasos 1.300 kilómetros de Venezuela. La mayor amenaza para su seguridad personal, dada la hambruna que se vive hoy en Venezuela. Y la mayor amenaza para su isla privada, en caso de una salida masiva de presos de las cárceles venezolanas.
Una opción que hoy contempla Nicolás Maduro desde su guarida en Caracas: liberar a los 57.000 reclusos de las cárceles venezolanas ante la falta de comida para alimentar tantas almas. Lo mismo que hizo Fidel Castro hace 30 años, cuando liberó a los presos por la falta de alimentos y los empacó en el barco Muriel, una embarcación que transportó más de 125.000 cubanos hacia la Florida.
Una amenaza para Richard Branson y para las Islas Vírgenes Británicas, pero también para Colombia, que podría terminar recibiendo a varios miles de reos venezolanos. ¿Qué están haciendo al respecto los gerentes fronterizos y la gente de Migración Colombia? ¿Qué planes tienen para evitar la migración masiva de 57.000 convictos del país hermano?
Pero volvamos a Richard Branson y al concierto que le salió pésimo. Comenzando por el estruendoso fracaso económico: solo ha recogido 2,5 millones de dólares de los 100 millones de dólares que pretendía recaudar para la compra de medicinas y alimentos. ¡El 2,5 por ciento! ¿Cómo le puede pasar eso a Richard Branson, uno de los mejores empresarios del planeta? ¿Un hombre con 4.100 millones de dólares de fortuna personal según ‘Forbes’? ¿El dueño de hoteles futuristas en la superficie lunar?
Eso por no mencionar el fracaso de su misión original: abrirle paso a la caravana de camiones con las ayudas humanitarias desde Cúcuta. Las voces del Puma y Paulina no sirvieron para abrir la frontera, ni para destrabar las carreteras, ni para desbloquear las tractomulas ni para impulsar la deserción masiva de los generales venezolanos con tropas y mando.
Cúcuta no será la Luna, pero se merecía un poco más de empeño por parte de uno de los grandes millonarios del universo. Y no un concierto de segunda, con infraestructura de segunda, con resultados de segunda, que terminó siendo un fracaso en términos económicos, políticos y financieros.
El peor fracaso en la historia del magnate Richard Branson.
PAOLA OCHOA
En Twitter: @PaolaOchoaAmaya
Paola Ochoa
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