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Maestro Daniel Coronell

¿En dónde quedaron los principios del buen periodismo?

Paola Ochoa
Querido Daniel:
Hace muchos años me preguntaron qué quería ser cuando grande. Y no dudé un segundo en responder a ese interrogante: Yo cuando crezca quiero ser como Daniel Coronell. Porque es el mejor periodista de todos los tiempos. Porque es un reportero perspicaz, sagaz, lúcido, valiente y con un gran olfato. Un hombre al que no le tiembla la mano cuando tiene que escribir sobre los abusos de los ricos, los poderosos y malos. Un periodista investigativo que se quema las pestañas para destapar lo que se encuentra escondido debajo del piso. Pero, sobre todo, alguien que lucha contra las injusticias en este mundo tan desigual y adolorido.
Por eso te he seguido de cerca en cada uno de tus trabajos. Mucho más desde que te volviste columnista de la revista ‘Semana’ y comenzaste a publicar la mejor columna de denuncia de los medios colombianos. Por tu lápiz reventaron varios de los escándalos más sonados: los falsos testigos del caso Uribe, el defensor del Pueblo acosador, Carlos Mattos, ‘los 12 apóstoles’ y docenas más de casos.
Ningún otro periodista se ha llevado tantos premios Simón Bolívar como en tu caso. Ningún otro tiene la pluma o el talento que derrochas con maestría en cada uno de tus textos y trabajos.
Por eso me sorprende tanto lo que está pasando con tu último escándalo mediático: el del ministro Carrasquilla y los bonos de agua que este diseñó hace casi diez años.
Primero, me inquieta que no hayas hecho lo más elemental en este caso: un telefonazo al ministro para pedirle las explicaciones antes de publicarlo. ¿En serio, Daniel, no ameritaba llamarlo? ¿No era importante conocer su versión en medio de todo este entramado? ¿Al menos consultarlo, antes de salir a acabarlo?
Segundo, me preocupa que hayas concluido desde el primer párrafo que Carrasquilla empobreció a 117 municipios para enriquecerse con este caso. ¿Cómo se puede concluir eso desde el comienzo, querido Daniel? ¿Es Carrasquilla el culpable de que los municipios no hayan hecho los acueductos? ¿O serán los alcaldes y concejales de cada caso? ¿Miraste la responsabilidad del ministro de Vivienda, a cargo de las inversiones de agua en todo el país? Entiendo que los periodistas estemos obligados a buscar el mejor primer párrafo –el ‘lead’ del que hablan los textos de periodismo– pero no a cualquier precio.
Tercero, me llama la atención que no hayas consultado con más fuentes que conocieran específicamente de estos temas. Hablaste con José Roberto Acosta, un curtido abogado y asesor en asuntos financieros, pero no un experto en valoración de títulos. ¿Y el resto de fuentes? ¿No ameritaba hablar con expertos en estructuraciones financieras? ¿Con expertos en finanzas municipales? ¿No valía la pena llamar a otros exministros de Hacienda? ¿A Óscar Iván Zuluaga, por ejemplo, quien hizo la ley que permitió pignorar las rentas del Sistema General de Participaciones?
Cuarto, me entristece que no le hayas dado contexto a tu relato. Cuando los bonos de agua salieron, el planeta atravesaba por la peor depresión desde los años treinta y por eso ningún banco estaba prestando dinero. Mucho menos a unos municipios que se habían quebrado a finales de los años noventa. Ese contexto era fundamental para entender por qué esas tasas eran razonables en ese momento de turbulencia. Tanto así, que eran cercanas a la tasa de interés de cualquier crédito hipotecario. ¿Es culpa de Carrasquilla que las tasas de interés en Colombia sean caras? ¿O es culpa del excesivo poder de los bancos colombianos?
Quinto, me preocupa que remates tu columna diciendo que Carrasquilla se enriqueció con este caso. No es correcto tu cálculo de que se embolsilló una comisión de 70.000 millones de pesos. Su firma Konfigura se quedó con una comisión cercana a los 8.000 millones de pesos. Y según los estados financieros de la Cámara de Comercio, le dejó una utilidad de 1.723 millones de pesos en dos años, una plata que tuvo que dividir con su socio en esa empresa. Es decir: a Carrasquilla le quedaron 35 millones de pesos mensuales. ¿Eso es mucho dinero? ¿Para un exministro de Hacienda? ¿Acaso Hommes, Montenegro, Ocampo, Alarcón o Junguito no se han ganado cifras cercanas a los 100 millones de pesos?
Sexto, me sorprende que no hayas encontrado ningún elemento nuevo para valorar este caso. ¿Es esto un refrito de hace cuatro años? ¿En dónde está el aporte novedoso para traerlo a colación de nuevo? Tu mención del alcalde corrupto en Perú no es responsabilidad de Carrasquilla, sino de Mossack Fonseca. ¿No habría sido interesante saber cómo operaba Faith Foundation, la controlante de Rockall y Enders? ¿Sabías que esas sociedades las usó Mossack Fonseca no solo para esconder a los beneficiarios peruanos, sino también al testaferro de los Kirchner y a los fraudes de la federación paraguaya de fútbol? ¿Al señor Lazaro Báez y Ciffart Sport?
A mí, de hecho, me parece que lo único que no cuadra en todo este asunto es la sociedad en Panamá. ¿Por qué escondió sus propietarios hasta el año 2011? ¿Qué pasó en ese año? ¿Qué ocurrió entre 2007 y 2011? ¿Por qué los inversionistas internacionales necesitaban que Navemby escondiera a sus dueños? ¿Por qué aceptaron esquemas tan frondios como los de Mossack Fonseca?
Sin duda Carrasquilla ha tenido salidas desafortunadas. Pero me parece un hombre decente, honesto, inteligente y buen técnico. Y sirve para trancar a nuestra voraz clase política. Porque si alguien ha sido austero y juicioso con las finanzas de la Nación, ese es Alberto Carrasquilla. Mira lo que ha pasado con Venezuela, Argentina, Brasil y El Salvador, en donde los ministros de Hacienda de medio pelo han dejado que los políticos roben sin control.
Querido Daniel: tú eres mi héroe y el de docenas de generaciones de periodistas. Es importante que aquí no cometas una injusticia. Carrasquilla no es Uribe. Así que esperemos a ver qué nos dice mañana en el debate de control político en el congreso. Ojalá que sea lo suficientemente claro, para que pasemos la página y nos enfoquemos en los verdaderos escándalos. Como el de Odebrecht, en donde esperamos ver al menos una columna tuya.
Con profunda admiración y respeto,
PAOLA OCHOA
En Twitter: @PaolaOchoaAmaya
Paola Ochoa
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