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La paz de miércoles

Hay que definir pronto cómo será la educación rural de los próximos cuatro años. 

Óscar Sánchez
No es la paz de los miércoles, ni los miércoles de la paz. Es la paz de miércoles. En la vereda San Isidro del municipio de Cunday, Tolima, hay una escuela rural con seis niños de entre cinco y once años y un profesor solitario. Andrés Martínez se llama. Tiene 25 años, estudió pedagogía en la Escuela Normal de Icononzo y le pareció que la manera como las familias asumían la oportunidad de la paz en su comunidad sonaba demasiado escéptica. Más críticas que esperanza. Y les transmitían a sus niños esa visión. Rápidamente vio que podía trabajar para darle sentido la paz de la que el país hablaba, usando la creatividad, la capacidad de tocar puertas y hasta el humor negro. Y a lo que hace con sus estudiantes lo llama, con toda razón, “hechos de paz”.
Produce alegría en sus niños, por ejemplo, aliándose con la Biblioteca Luis Ángel Arango, donde pasaba sus horas libres cuando estuvo algunos años trabajando en Bogotá, para llevar libros a su escuela multigrado, pequeñita y remota. Y de los niños que tiene, la que menos ha leído durante estos dos años de proceso ha leído 21 libros. Los demás han leído más, y, al ver sus testimonios en el video casero que Andrés nos mostró, es evidente que el desarrollo del lenguaje de estos chicos supera el de aquellos de las instituciones rurales promedio. A ese laboratorio Andrés lo llama La Paz es un Cuento (pero no un cuento chino, como decían las familias de la vereda).
Y como ese, Andrés tiene otros “laboratorios de campo y de aula”, como Paz-y-ando mi tierra (caminatas ecológicas), o Paz-hemos con dinosaurios (entrevistas a personalidades). Estos hechos, cuando suceden los miércoles, se hacen en la Mesa de Paz, que es una mesa en el salón de los niños. Un día que lograron organizar una salida pedagógica a Bogotá hicieron varios laboratorios en el Planetario Distrital, con alguna embajada, y en fin...
Junto con Andrés presentaron sus experiencias educadores ejemplares de Cunday, El Líbano, Valle de San Juan, Planadas y otros municipios en el Foro de Educación Rural del Departamento del Tolima. Como el foro del Tolima se han realizado casi cien en todo el país desde hace un par de meses, y el 10 y el 11 de octubre tendrán el Foro Nacional de Educación Rural, que los recogerá. Es una oportunidad para escuchar que el gobierno pasado abrió y este puede concretar.

Andrés Martínez vio que podía trabajar para darle sentido a la paz de la que el país hablaba, usando la creatividad, la capacidad de tocar puertas y hasta el humor.

Escuchar, por ejemplo, la experiencia del Museo Veredal Tesorista, en El Líbano, que presentó la profesora Carolina Ruiz, de la institución educativa de la vereda El Tesoro en el cañón del río Recio. Carolina es licenciada en ciencias sociales, especialista y estudiante de maestría, y en un proceso reflexivo y comprometido adaptó los lineamientos de ciencias sociales a su contexto, cambió el orden de los contenidos previstos en el currículo y, con esfuerzo y la actitud del investigador que busca cada día de modo creativo una nueva oportunidad en la realidad, ha logrado responder a lo que entusiasma a sus estudiantes.
Durante seis años lograron que los materiales con que cuenta la escuela sean entendidos como herramientas. Las cartillas de Escuela Nueva, Posprimaria y la ‘maleta viajera’ del Banco de la República, por ejemplo, que sirven para entender la historia colombiana, cobran sentido dentro de un proceso de investigación apasionante para los chicos que están reconstruyendo el pasado de su comarca recolectando piedras de mano, metales, hachas, pedazos de ollas; hablando con sus abuelos y haciendo visitas a lugares como el laboratorio de arqueología de la Universidad del Tolima.
Carolina cuenta cómo se inspiró visitando colegios rurales en otras partes del país que apuestan por los intereses de los chicos y también con el ejemplo de docentes innovadores galardonados con el Premio Compartir, cómo juntó esa inspiración con sus estudios de posgrado, buscó la teoría, se preguntó por la interdisciplinariedad, observó la realidad (y les pide a sus estudiantes que lleven un portafolio de investigación para observarla), se alió con otra colega licenciada en artes, consiguió apoyo del proyecto Ondas de Colciencias. Y con gran humildad presenta su proceso como inacabado. Porque lo que hace más potente el museo es que sigue siendo una oportunidad para aprender y no el sueño de convertirse en una exhibición o en un nuevo modelo replicable. Al portafolio los chicos le dicen ‘la carpeta de la profe Carolina’, y ella cuenta con orgullo que, a veces “desordenada y con mala letra”, contiene las evidencias de un genuino proceso de investigación.
Del mismo modo, José David Puentes, de la institución La Risalda, y Mercy Cedano, de la Camacho Angarita, en Chaparral, contaron cómo se han organizado los educadores rurales de cuatro municipios del sur del Tolima para hacer Planes Municipales de Educación, con la misma lógica de comprender la realidad, hacerse cargo de sus propios procesos pedagógicos y buscar apoyos externos para sus iniciativas. Ellos dan cuenta de algo que es ya un movimiento sociocultural docente, juvenil y ciudadano para construir política pública desde la base. ¿Será escuchado ese movimiento?
En esta columna hemos hablado mucho de disciplinas que se aprovechan para responder preguntas inmersas en los intereses de los estudiantes y no para saturar de contenidos un rosario de cátedras inconexas, y hemos planteado la tensión entre materiales y modelos pedagógicos que son necesarios y realidades que se abordan con procesos educativos que no se ajustan a manuales. Este es un momento clave en esa discusión, porque hay que definir cómo será la educación rural de los próximos cuatro años. El Plan Especial de Educación Rural que el Gobierno debe expedir sigue en borrador, y se están definiendo el primer presupuesto anual, que marcará la pauta del gobierno Duque, el Plan Nacional de Desarrollo y la reforma del SGP (el régimen de transferencias de recursos para educación a los entes territoriales).
Estos profesores rurales del Tolima y de todo el país, presentes en los foros que enhorabuena ha organizado el Ministerio de Educación, representan la oportunidad para que la paz que tenemos, de miércoles, de jueves, del carajo, se nos vuelva vida de todos los días. Y la clave está en poner el oído cerca de los educadores rurales.
ÓSCAR SÁNCHEZ
* Coordinador Nacional de Educapaz
Óscar Sánchez
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