¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Un rebelde q. e. p. d.

Malgeniado como pocos e igualmente amoroso, así era mi hermano Juan Manuel.

Mauricio Pombo
Agudo, sí, muy agudo. Mal hablado, sí, mucho. Sensible, sí, exageradamente, no solo en términos poéticos sino en la vida diaria. Todo lo afectaba, todo le importaba. Brillantes y esclarecedores sus comentarios con respecto a lo que fuera. Neura como pocos y poco cargado del sentido del humor. Escribía con deleite y a la vez deleitaba sin escribir. Las palabras, cada una de ellas, pasaban por su fino microscopio, bien fuera al escribir o al traducir.
Un personaje en el mejor sentido de la palabra: atraía y repelía según sus convicciones, pues nunca quiso agradar ni su intención fue alguna vez desagradar. Era lo que era: una pieza sólida de convicciones, abierta, claro está, a argumentos y firme en sus repudios. Malgeniado como pocos e igualmente amoroso, así era mi hermano Juan Manuel.
Escribí lo anterior en un momento de profunda tristeza, ira y desconsolación. He perdido varios amigos a quienes desde este espacio les he dedicado un obituario: Bernardo Ramírez, Camilo Durán, Roberto Franco... Pero este es el más difícil, pues se trata de uno de los personajes más complejos y complicados que conocí en mi vida. Pasaba de la ira a la ternura en un santiamén. Los indigentes lo cuidaban, eran sus guardaespaldas cuando andaba por ahí a medianoche pasado de tragos. Un par de veces lo acompañé a algún burdel. Él iba era a charlar, que era lo suyo, siempre interesado en los más jodidos.
Podía llegar a extremos de agresividad verbal sin contemplaciones. Un tipo enamorado del lenguaje y de sus dos idiomas: el español y el inglés. Lexicógrafo y gran traductor, su vida pasaba intempestivamente de la ira por la injusticia a la rabia por el descuido del idioma. Hacía sufrir tanto como hacía gozar. Lo dicho: agresividad y ternura, todo en un mismo empaque.
Yo insisto, aunque mucha gente diga lo contrario, que no era alguien pletórico del sentido del humor, sin dejar de ser afable, amable y muy divertido. Mientras pensaba una respuesta mascaba lengua –algo muy de la familia, como cogerse el lóbulo de la oreja–. Gesto que, por un lado, distraía y, por el otro, le daba tiempo para explotar su dictamen. Mientras mascaba lengua engatillaba. ¡Qué delicia oírlo despotricar! Y cuánta falta van a hacer sus dudas y sus certezas. Se fue un rebelde lleno de causas.
Mauricio Pombo
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción