¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

La justicia para los que no ‘encajan’

Parece que para una víctima de acoso como 'Higui' aún no hay protección del derecho penal.

Eva Analía de Jesús, también conocida como ‘Higui’ –ya que es una fanática del futbol y, sobre todo, del arquero René Higuita–, fue agredida brutalmente por varios hombres cuando salía de la casa de una amiga ubicada en el barrio Lomas de Marilló, en Buenos Aires.
‘Higui’ se había ido del barrio en el que se crió porque allí un grupo, liderado por Cristian Rubén Espósito, la agredía, la insultaba y la perseguía por ser lesbiana. En una ocasión le propinaron patadas en la espalda, y debido a ello pasó varios días en el hospital. En otra oportunidad la intentaron violar. Y en la noche del 16 de octubre del 2016, Espósito y sus amigos la atacaron, la tiraron al piso, le rasgaron la ropa, la golpearon y le dijeron que la iban a “hacer sentir mujer”.
‘Higui’ sacó la navaja que siempre llevaba cuando iba al barrio en caso de que la hostigaran y se la clavó en el pecho a Espósito, causándole la muerte. Ahora ‘Higui’ está privada de su libertad, imputada por el delito de homicidio simple.
Se dice que ha habido varias irregularidades en su caso porque parece que la recolección de pruebas no se realizó correctamente. El acta de la policía donde se consigna la detención de ‘Higui’ no menciona que ella estaba herida y que su ropa estaba rasgada, no se tuvo en cuenta la declaración de ‘Higui’ referente a que la trataron de violar y se asume, sin fundamento, la veracidad de la declaración de uno de los atacantes que aseguró que ella había atacado a Espósito con la navaja desde un principio. Esto hizo inviable un posible alegato basado en la concurrencia de la legítima defensa.
Siempre se ha dicho que la ley se aplica de manera igual para todos y todas, pero en este caso vemos cómo hubo una desidia del sistema para establecer lo que realmente sucedió; y esto, a mi juicio, puede encontrar su explicación en el hecho de que el derecho, en general, y el derecho penal, en particular, han construido un modelo de mujer al que se debe proteger, que es el mismo modelo patriarcal construido socialmente y que se considera el adecuado.
Veamos lo anterior a través de un ejemplo de cómo se crean esos modelos:
Algunos códigos penales latinoamericanos (como el colombiano de 1936) consagraban agravantes por violar a una mujer virgen y atenuantes por cometer la misma conducta contra una mujer que ejerciera la prostitución. La mujer virgen (que es la potencial mujer esposa) es la que se ajusta al modelo de mujer “adecuado” y es por eso que debemos protegerla más. Mientras que la prostituta o aquella mujer que por una u otra razón se aleje de esa caracterización mujer virgen/mujer esposa, no, y las agresiones contra ella merecen menos protección.
Aunque este tipo de normas han ido siendo derogadas o declaradas inconstitucionales, con el paso del tiempo empiezo a tener la horrible sensación de que el caso de ‘Higui’ es un rezago de esta idea de que el derecho penal solo protege a la mujer virgen/mujer esposa.
‘Higui’ es lesbiana y tiene gustos y aficiones que se consideran netamente masculinos; se aleja, por completo, del estereotipo de mujer virgen/esposa; tan es así que la querían violar por ser, en palabras de sus agresores, una “forra lesbiana”; ella se defendió de la violación de la que iba a ser víctima y, sin embargo, al día de hoy está presa.
No parece que sea merecedora de la protección del derecho penal; su testimonio no fue tenido en cuenta, no se le dio la relevancia que ameritaba y, sobre todo, no se le reconoce la legítima defensa, porque se asumió que el que tenía razón era el atacante. A los ojos del sistema parece más probable que una mujer lesbiana ataque a un hombre a que sea víctima de una violación.
Esto evidencia que la justicia no es solo para los de ruana; la justicia, en casos como este, es solo para quienes no se ajustan a lo que ha sido establecido por los de siempre: nuestros patriarcas.
María Camila Correa Flórez
* Profesora y Coordinadora del Programa de Constitución y Democracia de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes. Doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid.
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción