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Petro el deprimido

Demoras del deprimido de la 94 son la más reciente muestra del desgobierno que tuvo la ciudad.

El único afligido porque el alcalde Peñalosa destrabara y pusiera en funcionamiento el deprimido de la calle 94 se llama Gustavo Petro. La razón es muy sencilla: con gerencia y trabajo, en quince meses se desenredó una obra que fue ícono de la corrupción y el desgobierno de los últimos ocho años de la izquierda en Bogotá.
Petro promueve una revocatoria a la medida de sus intereses, posando de demócrata, cuando fue un mandatario autoritario e improvisador, que despreció las instituciones y el equilibrio de poderes. Muestra de ello fue la inestabilidad de su “equipo de gobierno”, que nunca fue tal, porque nunca vimos equipo ni gobierno.
Creyendo que gobernar es ‘tuitear’, enfrentó continuamente a los medios que, en cumplimiento de su misión, informaban sobre la ineficiencia del mandatario distrital. Siempre muy bueno para los anuncios y las denuncias, pero muy flojo a la hora de ejecutar y mostrar resultados concretos. Basta revisar en qué quedaron sus grandes anuncios sobre construcción de colegios y jardines escolares.

El país necesita reconstruirse, luchar contra la pobreza, declararle la guerra a la inequidad y hacer reformas eficientes a la justicia.

La última acción de su estilo fue publicar como propias fotos de las estaciones del metro de Moscú, haciendo referencia a los diseños que, según él, contrató su gobierno para el metro de Bogotá.
Las demoras y sobrecostos del deprimido de la 94 son la más reciente muestra del desgobierno que tuvo la ciudad. Superar el cartel de la contratación de Samuel y el populismo de Petro, que generó una gran polarización, no es una tarea fácil. Por eso, el objetivo debe ser devolverles a los bogotanos su ciudad y luchar contra proyectos personalistas que, como señalaba Vargas Llosa, solo traen caos y desastre económico.
Hoy, la ciudad empieza a respirar un aire de cambio. Una mirada objetiva advierte, por ejemplo, la reparación y recuperación de la malla vial, la puesta en marcha del TransMiCable de Ciudad Bolívar, el mejoramiento de las cifras de seguridad, la intervención en esa república independiente y criminal que era el ‘Bronx’ y la lucha contra el comercio de estupefacientes que azotan a los ciudadanos.
El sector de la construcción se está recuperando. Este año se inicia la construcción de 40.000 viviendas en Bogotá, de las cuales 16.000 serán Viviendas de Interés Social (VIS), lo que permitirá reducir el déficit habitacional y luchar de manera eficaz contra la pobreza.
En lo social, el avance no es menor. El hacinamiento en los hospitales se redujo con los nuevos centros de atención prioritaria en salud; se propuso una interesante herramienta de equidad tributaria que permitió disminuir el impuesto predial a la mayoría de los propietarios de los estratos 1 y 2.
Hoy, el país necesita reconstruirse, luchar contra la pobreza, declararle la guerra a la inequidad y hacer reformas eficientes a la justicia. Unas instituciones sólidas son la verdadera herramienta para enfrentar la corrupción, ese flagelo no lo resuelve un mesías, sino un país decidido a salir adelante y a cerrarles el paso a los delincuentes, pero también a las mentiras y a los engaños.
Tenemos en Venezuela el reflejo triste de lo que les pasa a un país y a una sociedad cuando cae en manos del populismo y del resentimiento.
Desenmascarar con hechos a los populistas que hablan y no ejecutan, que no propugnan un proyecto social, sino que trabajan para sus proyectos personalistas, debe de ser muy deprimente para Petro y otros líderes que hoy afloran con el mismo mesiánico disfraz.
P. D. Un agradecimiento a esos héroes que siempre nos enseñan con valentía, nuestras Fuerzas Militares, la Defensa Civil, la Cruz Roja y los voluntarios, quienes con su solidaridad son capaces de sacrificar sus vidas para hacer el milagro de salvar otras. Todos somos Mocoa.
LUIS FELIPE HENAO
*Exministro de Vivienda
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