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¡Todos por Bogotá!

Bogotá ha servido de peldaño para que el político llegue a más altos destinos

n medio de la confusión en que vivimos, pues nadie sabe muy bien hacia dónde va el país, lo que sí resulta muy claro es el deseo de muchos políticos de llegar a la alcaldía de Bogotá. Porque después de la Presidencia de la República, ser alcalde de Bogotá es la presa más apetecida por cualquier político. Pues, en más de una ocasión, Bogotá ha servido de peldaño para que el político llegue a más altos destinos. Por eso, la larga fila de quienes anhelan suceder a Enrique Peñalosa.
Entre los aspirantes figuran, sobre todo con méritos, varios pesos pesados. Entre ellos sobresalen Pablo Felipe Robledo, exsuperintendente de Industria y Comercio, y los exsenadores Antonio Navarro y Claudia López. También aspiran concejales con poco conocimiento y ninguna experiencia. Y para poder dominar en todos los escenarios, el senador Álvaro Uribe acaba de lanzar la candidatura de dos amados pupilos del Centro Democrático.
Mientras llega la hora de elegir nuevo alcalde, vale la pena recordar, por lo menos, la última parte de la historia de la fría capital de la república.
Durante 12 años, 2004-2016, Bogotá sufrió diferentes calvarios. Entre 2004 y 2008, el alcalde Lucho Garzón, un notable sindicalista con muy buenas intenciones, hizo lo que estuvo a su alcance. Financió un interesante proyecto para que TransMilenio transitara por la carrera 7.ª. En 2008, con el cuento de que haría el metro subterráneo, Samuel Moreno ganó con honores la alcaldía. Del metro no tenía ni idea. Llegó a buscar cómo hacerlo, por dónde, con qué y con quién. Pero, por el camino le surgieron nuevas inquietudes. En menos de nada, y acolitado por su hermano el senador Iván Rojas, más un combo de contratistas corruptos, dejó a Bogotá destruida y arruinada. En una cómoda estación de policía paga los 19 años de cárcel que le clavaron los jueces por corrupto.
Su sucesor, Gustavo Petro, arrancó como alcalde con un discurso de corte presidencial. En realidad buscó la alcaldía para abrirse camino y conquistar adeptos. Y el procurador Alejandro Ordóñez le hizo el favor de convertirlo en víctima. Las culpas que le atribuyó para destituirlo las criticamos hasta los contradictores del alcalde. Después, en calidad de mártir, las movidas de Petro resultaron mucho más provechosas. Buena parte de los 10 millones de votos que obtuvo en las elecciones presidenciales se los debe a los bogotanos que cultivó con esmero, mientras en la ciudad no había sino problemas.
Los que admiramos las obras que hizo Enrique Peñalosa en su primer gobierno votamos por él en 2016. Ahí están las bibliotecas, los parques, los colegios, los barrios. Esta vez comenzó por destruir en el centro el llamado ‘Bronx’, refugio de vagos y narcotraficantes, en donde había crímenes, drogas, prostitución, violación de menores. De ahí en adelante no ha hecho más que trabajar. Sus obras, que son muchas, están regadas por toda la ciudad. En internet puede uno ver cómo se está transformando la ciudad. Y cómo avanzan los grandes proyectos que harán de Bogotá una gran metrópoli.

A quien quiera reemplazar a Peñalosa habrá que exigirle una muy buena hoja de vida, más experiencia y conocimiento. Porque para ser alcalde de Bogotá se necesita mucho más que tener ganas.

Por su manera de ser, porque a veces responde lo que no toca, Peñalosa tiene enemigos muy tenaces. Tanto que recién posesionado, empezaron a buscar su destitución. Perdieron tiempo y dinero quienes lideraron esa propuesta tan absurda, porque si algo no ha hecho Peñalosa es quedarse cruzado de brazos. Muchos grandes proyectos están en obra, otros no alcanzará a terminarlos. Pero lo cierto es que la ciudad, poco a poco, se está transformando. El río Bogotá lo están descontaminando, a lo largo de los cerros habrá un sendero para ir a pasear, TM mejora y se moderniza. El proyecto del metro elevado avanza, a pesar de las críticas, y nuevas obras en curso significan problemas de tránsito, pues para construir novedades es necesario abrir troneras y tumbar vejeces.
Si a Enrique Peñalosa, admirado mundialmente como experto en urbanismo, no le ha quedado fácil hacer todo lo que ha proyectado, a quien quiera reemplazarlo habrá que exigirle una muy buena hoja de vida, más experiencia y conocimiento. Porque para ser alcalde de Bogotá se necesita mucho más que tener ganas.
lucynietods@gmail.com
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