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Las marchas

Después de 40 días de marchas ininterrumpidas, no se ha logrado acuerdo alguno.

Lucy Nieto de Samper
Cuando los estudiantes comenzaron a protestar por falta de presupuesto para las universidades públicas, consulté la opinión del profesor de la Universidad Nacional, antropólogo y sociólogo Fabián Sanabria. “Está demostrado que existe una organización y que los jóvenes se están preocupando por su futuro”, dijo. “Un futuro que el Estado y el Gobierno tienen obligación de darles. Su protesta es importante, y yo los acompaño. Me preocupa que el Gobierno no vea que la movilidad social se promueve a través de la educación ni que esa movilidad se da con jóvenes de los estratos 1, 2 y 3, la mayoría estudiantes en universidades públicas. 
En la Universidad Nacional, donde los edificios se caen a pedazos, estudian más de 50.000 jóvenes. De los 75.000 aspirantes que se presentan, 14.000 pasan el examen, y recibimos solo 5.000 porque no hay espacio para más. Pero, si se cumple la Ley de Honores, homenaje que mereció la Nacional al cumplir 150 años, recibiría 500.000 millones de pesos para infraestructura, repartidos a lo largo de 5 años. Entonces habría con qué ampliar espacios para recibir más estudiantes”.
Según el profesor Sanabria, la situación económica de las universidades públicas podría mejorar si se reforman los artículos 86 y 87 de la Ley 30 de 1992. “Esa ley, concebida para beneficio de la educación superior, lo que hizo fue congelar su crecimiento económico. Pero si se reforma el art. 86, las universidades públicas podrían crecer 4 puntos por encima del índice de precios. Y si se reforma el art. 87, a partir de 2019 podrían recibir, del presupuesto que el Ministerio de Educación asigna a estas universidades, un aumento del 10 por ciento”.
En cuanto a las marchas de protesta de los universitarios, se respeta el derecho de huelga, que, salvo en los servicios públicos, está garantizado por a la Constitución Nacional, art. 36. Pero, al paso que van, su prolongación indefinida ha resultado costosa, destructiva e inoperante. Después de 40 días de marchas ininterrumpidas, no se ha logrado acuerdo alguno. Y mientras los estudiantes siguen marchando con el fin de exigir del Gobierno más dinero para las universidades públicas, las pérdidas económicas son generales. Pierden los estudiantes y sus familias y también las arruinadas universidades públicas. De remate, los estudiantes van camino de perder el semestre.
Con tantos factores adversos, la intransigencia de parte y parte ha sido perjudicial. Aunque el país ha visto la buena voluntad con que la ministra de Educación, María Victoria Angulo, ha afrontado el problema, la actitud del presidente Iván Duque complicó la situación, y creo que ha frenado la posibilidad de un acuerdo. El Presidente se equivocó porque, después de recibir a Maluma, no quiso atender a los estudiantes. Ese lamentable rechazo recalentó a los huelguistas. Y su intransigencia se requintó cuando el Presidente les dijo que si no levantan el paro, no los recibe.
Tanta intransigencia, además de sorprendente, ha sido muy inconveniente. Ha impedido que los intereses de las universidades públicas primen sobre cualquiera otra consideración. Como dice el profesor Sanabria: “Increíble que el Gobierno no se dé cuenta de que lo que está en juego es el futuro del país”. Encima de todo, durante 40 días de marchas ha habido violencia, desmanes, destrozos. Pues a los pacíficos manifestantes se han unido tirapiedras y peligrosos encapuchados, interesados en hacer bochinche. Por lo tanto, millones de ciudadanos se han visto perjudicados, mientras nada se logra en beneficio de las universidades públicas, razón de ser de la tumultuosa protesta universitaria.
Sobre esta agitada realidad, el profesor Sanabria me dijo: “Esto es como un nudo gordiano. El problema no es solo de plata, sino de falta de una política de largo aliento en educación superior, investigación, innovación. Ahora, todos están enredados en mezquinas ‘negociaciones’ que solo conducen a favorecer intereses gremiales, sindicales o partidistas. Es una pesca en río revuelto en donde todo finge desbaratarse para seguir igual, sin que la realidad social cambie”.
lucynietods@gmail.com
Lucy Nieto de Samper
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