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Amanecerá y veremos

Como en Colombia la Constitución no se respeta, cualquiera puede aspirar a ser presidente.

La polarización del país –fortalecida a partir del 2 de octubre de 2016, cuando, por 52.000 votos, partidarios del acuerdo de paz con las Farc perdimos el plebiscito convocado por el Gobierno– ha hecho cada vez más difíciles la convivencia ciudadana y el manejo de los asuntos públicos. Y, en vísperas de elegir nuevos congresistas y nuevo presidente de la República, el desconcierto de los ciudadanos es general. Con tantos candidatos presidenciales sobre el tapete, cada cual explicando su programa de gobierno y agitando cada uno su propia campaña, la confusión de los ciudadanos es explicable. Pero peligrosa.
Porque en río revuelto es fácil que se repita lo que ocurrió con en el plebiscito: enemigos del acuerdo de paz desataron una campaña en contra, a base de falsas verdades y de engañar y atemorizar a los ciudadanos y así convencerlos de que había que votar por el No.
Esa estrategia, ideada y manejada por el jefe de la campaña, Luis Fernando Vélez, subalterno del senador Álvaro Uribe, le funcionó de maravilla. Sacando pecho, Vélez resumió su brillante ocurrencia en una frase inolvidable: “Invitamos a la gente a votar berraca”. Invitación semejante puede repetirse en estas confusas vísperas electorales. Y nada tiene de raro que la estén repitiendo.
Por lo pronto, la encuesta Guarumo, hecha a 4.815 ciudadanos, muestra que puntean en intención de voto: Sergio Fajardo, Gustavo Petro e Iván Duque. Pero 30 por ciento de los encuestados dijeron que votarán en blanco. El Partido Liberal aparece ocupando un respetable tercer puesto. Y aunque Humberto de la Calle, su candidato, registra solo 6,5 por ciento en intención de voto, esa cifra mejorará notablemente cuando se contabilice su última movida, decidida después de que se hizo esta encuesta.

En río revuelto es fácil que se repita lo que ocurrió con en el plebiscito, cuando se desató una campaña en contra, a base de falsas verdades y de engañar y atemorizar a los ciudadanos.

Entre tanto, las coaliciones políticas comienzan a despejar muchas confusiones. Para escoger el candidato del Centro Democrático se aliaron Marta Lucía Ramírez, Iván Duque y Alejandro Ordóñez. Hay quienes le apuntan a M. L. Ramírez por su experiencia; a otros les llama la atención Iván Duque, quien, a pesar de ser del Centro Democrático, no es amenazador. Y muchos anhelamos que Alejandro Ordóñez salga del ruedo.
Destituido del cargo de procurador, pues se demostró que su reelección fue fraudulenta, él no tenía derecho de ser candidato presidencial. Pero, como en Colombia la rectitud y la ética están por el piso, la justicia falla y la Constitución no se respeta, cualquiera puede aspirar a ser presidente. Queda la esperanza de que el pueblo no vote por este personaje.
En cuanto a Humberto de la Calle, ha sido muy bien recibida su alianza con Clara López. Ella renunció a su candidatura presidencial y aceptó ser fórmula vicepresidencial del presidente Humberto de la Calle. Además de los servicios que cada uno le ha prestado al país y de su larga experiencia en el sector público, ambos coinciden en que una de las grandes necesidades de Colombia es hacer efectiva una verdadera paz y están empeñados en que la paz reine de verdad en todo el país. A esta fórmula presidencial le apostaremos muchos colombianos.

Nada de nada

En defensa del derecho a no denunciar una violación, una periodista decidió publicar su atroz experiencia, advirtiendo que no revelaría el nombre del violador. Su anhelado silencio se trasformó en estruendosa racha de acusaciones con nombre propio y de comentarios, algunos de verdad vergonzosos. Después de semejante alboroto, del horror de la violación no se volvió a hablar. Y no pasará nada. Porque la voz de la mujer no vale. Lo que vale es la fuerza del macho.
LUCY NIETO DE SAMPER
lucynietods@gmail.com
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