¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

‘Atenas suramericana’

Pasaron los tiempos dorados del español en Colombia.

Leopoldo Villar Borda
Todos conocemos el famoso refrán español que dice: ‘Cría fama y échate a dormir’. Por lo general, se emplea en relación con las personas, pero también se puede aplicar a las ciudades y los países. Colombia ganó lustre hace mucho tiempo por el buen uso que aquí se hacía del idioma castellano. ¿Podríamos decir que hoy queda algo que pueda sustentar ese prestigio?
La tradición bogotana atribuye al periodista y escritor argentino Miguel Cané haber bautizado a Bogotá como la Atenas suramericana en su libro En viaje, publicado en 1883 después de un largo recorrido por el mundo que incluyó a Colombia y Venezuela. Hay quienes se remontan un siglo atrás para recordar que el poeta santafereño Francisco Antonio Vélez Ladrón de Guevara ya había comparado a nuestra capital con la cuna de la civilización.
Lo cierto es que el parangón se dio por sentado desde finales del siglo diecinueve, se hizo extensivo a todo el país y cobró fuerza, especialmente, en relación con el uso del idioma. Hace apenas unos días, el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, entrevistado para este diario, abundó en adjetivos para elogiar la forma como se habla y escribe el castellano entre nosotros. Dijo que Colombia es uno de los países “que iluminan como un faro el universo del español”.
Por fortuna, la obra de galardonados escritores entre quienes sobresale la figura colosal de García Márquez saca la cara por el conjunto del país. Pero ¿qué decir del uso cotidiano del español entre los colombianos comunes y corrientes? Cualquier padre de familia con hijos en edad escolar debe ser consciente hoy de que el idioma que ellos hablan con sus compañeros no corresponde a la generosa visión del académico español.
Antes de que la invasión de la tecnología los llevara a desechar la gramática y la ortografía, la corrupción del idioma comenzó con prácticas tan simples como la de convertir en expresiones de saludo y parte integral de la conversación las que antes se llamaban malas palabras o simplemente groserías.
Pero los escolares no son los únicos. Aún está fresco el impacto que produjo escuchar la grabación de las conversaciones, divulgadas a los cuatro vientos, entre Néstor Humberto Martínez y el recientemente fallecido Jorge Enrique Pizano sobre el caso Odebrecht, en las que no se sabe qué impresiona más, si la enumeración de los delitos a los que allí se alude o las expresiones utilizadas por el actual Fiscal General de la Nación. Para apreciar que este no es un caso aislado de maltrato del español de aquellos que por su jerarquía están llamados a dar ejemplo a los demás, basta seguir por televisión la transmisión de una sesión del Congreso. La forma deplorable en la que hacen uso del idioma algunos ‘padres de la patria’ no es una cosa menor, pues entre sus deberes está la preservación de nuestra cultura, uno de cuyos principales componentes es la lengua.
¡Qué lejos está el tiempo en el que Guillermo Valencia y Antonio José Restrepo se enfrentaron en el Congreso en un debate sobre la pena de muerte, propuesta en un proyecto conservador que rechazaban los liberales y que finalmente se hundió en 1925! Aquel no fue solo un espectáculo de erudición y habilidad parlamentaria sino, especialmente, de manejo magistral del idioma. Como lo fueron también, en otros años dorados de la política, los discursos de Olaya Herrera, Laureano Gómez, Gabriel Turbay, López Pumarejo, Eduardo Santos, Darío Echandía, Alberto y Carlos Lleras y Alfonso López Michelsen, para mencionar solo unos pocos.
En verdad, en Colombia se hablaba bien el español y tenía fundamento la fama que hace más de un siglo dio lugar al elogioso calificativo de Cané. Pero aunque sea triste decirlo, esa fama está gastada.
Leopoldo Villar Borda
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción