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¿James se va en diciembre del Bayern?

Le queda mucha carrera. Pero antes de buscar club debe fijarse un objetivo táctico: la dinámica.

Jorge Barraza
Hay una mecha encendida en Múnich, no se sabe cuán larga es y si llegará a detonar la bomba o lograrán apagarla antes. Viene de Säbener Strasse, ciudad deportiva y centro neurálgico del club más popular y poderoso de Alemania. Las dos derrotas seguidas ante el Hertha en Berlín (0-2) y ante el Borussia Möenchengladbach en casa (0-3) instalaron la crisis. El Bayern Múnich es una máquina de ingresar dinero y de ganar títulos nacionales en Alemania, pero hoy no es feliz.
El hincha ni quiere que le hablen más de prosperidad si no la ve reflejada en el equipo y tampoco desea escuchar de nuevas Bundesligas, ha comido demasiado de esos postres. Lo único que satisface realmente a la gente es ganar una Champions (pasa en todas las grandes instituciones europeas), pero hoy lo ve lejano y complicado por el andar del equipo, que parece una coladera atrás y es ineficaz adelante, raro en esta maquinaria siempre tan aceitada.
Bayern, que ha ganado las últimas seis ligas, perdió en las Bundesligas 2015-2016 y 2016-2017 apenas dos partidos sobre 34, ahora lleva dos caídas en solo siete juegos. Y en Champions comenzó tibiecito: ganó afuera al Benfica 2-0, pero luego igualó en casa 1-1 con el Ajax. Y no se le ve juego, falta chispa, no hay brillo en los ojos de este equipo, además de mostrar una endeblez defensiva inquietante. Hasta el superarquero Neuer parece un saco de papas cuando se tira, no el tipo invencible que vimos hasta el Mundial 2014.
Va de sexto el Bayern. Pero ir sexto en Alemania para el club de Beckenbauer es un escándalo. No es una sola razón la que puede explicar este bajón. Las dos principales son estas:
1. Prácticamente no renovó el plantel. La prudencia económica de Uli Hoeness raya en la tacañería. Ingresó 640 millones de euros en el último ejercicio (récord), pero no gastó un cobre en refuerzos en un plantel que ya reclamaba juventud. Dejó ir mansamente al chileno Arturo Vidal, a Sebastian Rudy y León Bernat (recaudó 48 M€ con ellos) y apenas incorporó a León Goretzka, libre del Schalke 04, sin costo. Ya antes había transferido a Douglas Costa a la Juventus (40 M€). El balance de tesorería es hermoso, el plantel no tanto. Tiene amplitud, pero le falta un supercrac y algunas variantes. Sus banderas ofensivas —Ribéry, Robben y Lewandowski— suman 35, 34 y 30 años. Y no es parejo: hay demasiados volantes.
2. Tal vez se equivocó con el técnico Niko Kovac, quien llegaba bien precedido tras ganar la Copa Alemana con el Eintracht Frankfurt. Pero el hombre tiene un halo defensivo inocultable, lo que nunca es bueno para clubes tan grandes, a los que su gente siempre les exige ir adelante. Periodistas que cubren el día a día del club cuentan que los jugadores, por lo bajo, se quejan de que en los entrenamientos trabajan mucho en el aspecto físico, pero poco con pelota. Y como lo suyo se basa bastante en el despliegue, necesita rotar permanentemente.
Ese recambio a veces exagerado que hacen los técnicos le ha generado críticas y problemas con los jugadores, uno de ellos, James Rodríguez, quien pretende jugar más. Al colombiano se le ha ido Jupp Heynckes, con quien tenía buena onda, y ve que para Kovac es uno más del pelotón. Conste que las graves lesiones de los franceses Coman (tobillo) y Tolisso (ligamentos de rodilla) le han abierto huecos, si no hubiese jugado menos. Tolisso es posible que pierda todo el resto de la temporada, y Coman recién volvería en febrero. Eso y la salida sobre el cierre del libro de pases de Rudy lo aliviaron de competidores al zurdo.
No obstante, el fastidio de James es inocultable y su frase en el vestuario contra Kovac (“esto no es el Frankfurt”, club anterior del DT) podría pasarle factura. Aunque Kovac fue futbolista y sabe que las murmuraciones en los camerinos son comunes entre los futbolistas, sobre todo de quienes no juegan seguido. Hasta en el banco de suplentes los jugadores censuran al entrenador y suelen hacer gestos reprobatorios. Está mal, pero es moneda corriente.
“El problema es que ahora James quedó solo. Ya no está el bloque sudamericano que antes conformaban los brasileños Zé Roberto, Lucio, Jorginho, el peruano Pizarro, el paraguayo Santa Cruz, los argentinos Demichelis y Sosa, y Arturo Vidal”, dice Abel Völkner, colega peruano-alemán muy empapado en los entretelones del fútbol teutón. “En Suramérica se sorprenden de por qué no es titular indiscutido, pero aquí hay que tener mucha aplicación táctica, y aun los atacantes deben colaborar defensivamente cuando no se tiene la pelota. Eso a James le cuesta”, agrega Abel.
Fuentes bien informadas aseguran que el portugués Jorge Mendes, representante de James, estuvo hace unos días en Múnich reunido con la gente del Bayern (Uli Hoeness y Karl-Heinz Rummenigge) para tratar el caso, pues al parecer ya hay un caso. Y expuso que, si el zurdo no es tenido en cuenta como titular, él se lo lleva a fin de año y lo coloca en el mercado de invierno. Esto, gracias a la nueva norma que ha entrado en vigor en la Champions League este año, por la cual un jugador que comenzó el torneo actuando para un club podrá jugar para otro en la misma competición si es traspasado en enero. Mendes le consigue destino a James mientras toma un capuchino en Champs-Élysées.
No obstante, hay dos elementos para tener en cuenta: a) si pierde un nuevo partido, es factible que ruede la cabeza de Kovac, y esto daría nuevos aires a James. Claro que si se confirmara que llega Zidane en su lugar, estaría en las mismas que en el Real Madrid. b) James no puede pretender siempre un entrenador a la carta, debe poner más de sí para imponer sus condiciones cualquiera sea el comandante. Hay que recordar que aún en su juventud tuvo un cortocircuito con Julio Falcioni, quien lo hizo debutar en Banfield. Falcioni, como Kovac, Ranieri y Zidane, le pedía más movilidad, que ayudara en la recuperación y, al parecer, en medio de un entrenamiento le pidió que “mueva el culo”, lo cual sulfuró al nacido en Cúcuta y este le replicó.
Pep Guardiola se lo reprochó también al ‘Kun’ Agüero apenas llegar al Manchester City: “No puedes empezar a jugar cuando te llega el balón, debes participar siempre del juego moviéndote, presionando, desmarcándote”. Y Agüero lo entendió a base de quedarse muchas veces en el banco. Kun, como James, tiene la propensión natural a permanecer estático cuando no tiene la bola.
Hicimos el sábado un seguimiento de James en la derrota por 3-0 ante el Mönchengladbach. No fue culpable de nada. Y no estuvo particularmente mal, todo el equipo fracasó. Incluso se lo vio más activo que de costumbre, buscando participar del juego y no apenas tirando pelotazos o centros (a veces se recuesta en ello a favor de su excepcional pegada). Comenzó como puntero izquierdo retrasado y luego, con el ingreso de Ribéry por esa banda, pasó al andarivel del 8, es decir, un volante interno por derecha. No llegó a rematar al arco; ejecutó dos centros con veneno, de esos que suele hacer desde la izquierda al centro del área, pero nadie los capitalizó.
James debería plantear ante los entrenadores su vocación ofensiva del fútbol, allí están sus virtudes. Él brilla cuando llega al gol, y eso se le da estando cerca del área, no demasiado retrasado. No siente la función de armado porque no es conductor ni de transportar la pelota, sí de toque y asociación. Cuando está cerca del área, lastima. Con Pékerman conversaba mucho, José sabía contenerlo y nadie le extrajo tanto como él. Recién llegó a los 27 años, le queda mucha carrera en Europa. Pero antes de buscar club debe fijarse un objetivo táctico: la dinámica. Detrás de ese obstáculo está el sol.
JORGE BARRAZA
Jorge Barraza
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