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Metidas de pata

Estos futbolistas podrían encontrar consuelo en otros seres humanos: los políticos.

Son futbolistas. Les pagan por patear bien, por dominar una pelota, por tener la mayor parte del tiempo de juego su cabeza en los pies. Ese oficio constante podría explicar sus eventuales y literales metidas de pata.
Ya hizo historia en América la absurda frase del técnico de Colombia Francisco Maturana: “Perder es ganar un poco”. Y no sé si antes o después, el exfutbolista alemán Franz Beckenbauer la puso cerca del primero cuando dijo: “Solo hay una posibilidad: la victoria, la derrota o el empate”. Descubrió que el agua moja. Casi tanto como el delantero brasileño Ronaldo al matizar con tristeza: “Perdimos porque no ganamos”.
“El fútbol es la única religión sin ateos”, expresó en vida el escritor uruguayo Eduardo Galeano. Para destacar, cuatro oraciones del ‘crack’ irlandés George Best, quien, además de numerosos goles, hizo por lo menos cuatro declaraciones insólitas que despertaron la crítica y la admiración de mucha gente.
Una primera frase suya fue contra la prensa, acusándola de mentirosa: “Dicen que me he acostado con 200 mujeres, cuando han sido apenas 100”. La segunda, al afirmar que “en 1969 dejé las mujeres y el alcohol, pero fueron los peores 20 minutos de mi vida”. Más orgulloso que arrepentido, Best declaró entonces: “Gasté un montón de dinero en trago, chicas y coches. El resto lo malgasté”.
Su última reflexión anecdótica merece estar de sobra en una antología como esta: “Tenía una casa cerca del mar, pero para ir a la playa era necesario pasar delante de un bar. Nunca vi el mar”.
Sin duda, el uruguayo Édinson Cavani jamás dominó la geografía. “Como todo equipo africano –dijo en una previa de la Copa América del 2015–, Jamaica será un rival difícil”. Otro jugador desubicado, Mark Draper, había expresado: “Me gustaría jugar en un equipo italiano. Como el Barcelona”.
Según los coleccionistas de frases deportivas en las redes sociales, nadie ha sido más obvio que el exdelantero italiano Alessandro Altobelli, al insistir: “Quiero agradecerles a mis padres, en especial a mi padre y a mi madre”. Por su parte, el exdefensor chileno Murci Rojas comentó alguna vez: “Del país al que iré no puedo contar... Solo voy a adelantar que es un equipo brasileño”. Ese mismo Rojas aclararía, de manera definitiva: “El equipo juega igual conmigo que sinmigo”.
El que sabe sabe, y mucho sabe. Lukas Podolski, alemán nacido en Polonia, cuando afirma que “el fútbol es como el ajedrez, pero sin dados”. Conocimiento anatómico parecía tener de sobra el argentino Reinaldo Merlo al asegurar a su interlocutor: “¿Que cuántos pulmones tengo? Uno, como todo el mundo”. Otro periodista le preguntó al argentino nacionalizado chileno Claudio Borghi: ¿Cuando te fuiste al Milan te pagaban mucho o poco? Y Borghi le respondió: “No, ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario”.
Pero, créanme, estos futbolistas podrían encontrar consuelo en otros seres humanos que, a su turno, deberían tener mucho más el mundo en su cabeza: los políticos.
El inteligente Evo Morales, presidente de Bolivia, diagnosticó alguna vez: “El pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos tienen desviaciones en su ser como hombres”.
A George W. Bush pertenecen estas frases elocuentes: “Hay que tener una política exterior orientada al extranjero”, “La mayoría de nuestras exportaciones son fuera del país” y “Si te despiden, te quedas sin empleo al ciento por ciento”.
Para cerrar, una sentencia inolvidable del expresidente ecuatoriano Rafael Correa. La dijo amenazado por policías de su propio país: “Yo prefiero estar muerto antes que perder la vida”. ¡Golazo político!
HERIBERTO FIORILLO
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