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¡Paren la máquina de la guerra!

Es tiempo de defender la vida. Los asesinos deben saber que no habrá impunidad para sus crímenes.

La Procuraduría presentó al país y a la comunidad internacional la directiva para la defensa de los defensores de derechos humanos, que marca una ruta de acción para garantizar la vida de quienes son perseguidos y asesinados por los actores armados ilegales en todo el territorio. Una tragedia humanitaria que no cesa, aunque el proceso de paz debería estar permitiendo el surgimiento de un nuevo país.
La larga lista de defensores y líderes sociales muertos de manera violenta nos llena de dolor y avergüenza. El Gobierno Nacional habla de 82 muertos entre 2016 y la fecha; la Defensoría del Pueblo, de 156, entre enero de 2016 y marzo de 2017; la Marcha Patriótica, de 173, entre enero de 2016 y junio de 2017. Establecer una cifra, a través de un comité de análisis y observación para la prevención y protección de los defensores, es, precisamente, uno de los objetivos de la nueva directiva.
Más allá de las estadísticas, un solo líder muerto debería provocar el rechazo y la movilización ciudadanos. Hay que rodear a las víctimas. La indiferencia es el mejor aliado de los violentos. Es tiempo de defender la vida. Los asesinos deben saber que no habrá tolerancia ni impunidad para sus crímenes.
Los defensores de derechos humanos y los líderes de la oposición no son enemigos del Estado, sino aliados en la defensa de la democracia, en la construcción de un país reconciliado y en convivencia. Una Colombia donde la estigmatización, el señalamiento, los prejuicios, el lenguaje deslegitimador del otro dejen de ser el legado de 52 años de guerra estéril, que convirtió el país en campeón mundial de violación de los derechos fundamentales. Más de 8 millones de víctimas son la herencia maldita de un largo período de guerra que ha comenzado su etapa final.
El país debería celebrar que las Farc hagan entrega de sus armas, lo que los obligará a tener un arsenal de ideas con qué ganarse un espacio político. Esta noticia marca el fin del nefasto período de etiquetamiento de los luchadores sociales como aliados de esa guerrilla. Miles de defensores fueron eliminados físicamente por los intolerantes bajo esa excusa criminal. Es la historia de la Unión Patriótica: una tragedia que nunca se puede repetir.
La Procuraduría trabaja con el corazón al lado de las víctimas, y nuestro objetivo es garantizar que se respeten sus derechos, que haya garantías de verdad, justicia, reparación y no repetición. También, que se cumplan los acuerdos firmados con el Estado para garantizar sus derechos constitucionales.
El Ministerio Público, por ello, hace un llamado para que se convoque de manera inmediata la Comisión acordada en los acuerdos de paz, para definir una estrategia de sometimiento de las organizaciones antes denominadas paramilitares, hoy reconocidas como las principales enemigas de la paz.
La paz, sin embargo, despierta mucho escepticismo. Hay una enorme masa sumida en la desesperanza. Colombia vive un momento de inflexión que nos invita a creer y construir confianza. He insistido en que el pesimismo es el mejor aliado del populismo. Hay que mirar con atención ese peligro. Tenemos que cuidar la democracia de quienes en su nombre procuran llegar al poder para destruirla.
La Procuraduría conoce la profunda convicción de los defensores de que la institucionalidad democrática es la única vacuna contra el miedo. Estamos notificando a los funcionarios públicos sobre su obligación de respetar y garantizar los derechos de la población objeto de protección.
La Directiva tiene un enfoque diferencial, territorial y de género, y tendrá en cuenta una perspectiva étnica y colectiva de protección. Vamos a hacer realidad su mandato. Y lo haremos con el apoyo de la cooperación internacional, que generosamente está dispuesta a impulsar esta iniciativa. ¡Hay que detener ya la máquina de la guerra!
FERNANDO CARRILLO FLÓREZ
Procurador General de la Nación
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