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Seis libros para ganar el año

Las personas leen porque son mejores, y son mejores porque leen, y esa especie no es abundante.

Sin desconocer el encanto de las campañas loables emprendidas por entidades como el Ministerio de Cultura y Fundalectura, para estimular en Colombia el vicio aristocrático de la lectura, debo observar que dichas campañas carecen de utilidad por lo mismo que la lectura no es un vicio ‒o una virtud, si ustedes quieren‒ de masas, sino de élites aristocráticas entendidas en su sentido clásico: los mejores.
Los aristócratas (o ‘los mejores’) gobernaron el mundo clásico, y a ello se debe que griegos y romanos legaran a la posteridad tantas obras grandiosas en todos los géneros: literatura, filosofía, ciencia, artes plásticas, arquitectura y pensamiento. Cuando los aristócratas dejaron de gobernar, y fueron sucedidos por la horda de los mediocres, los corruptos y los logreros, (los peores), el mundo clásico se vino abajo. Sin embargo, su legado inagotable es de tal magnitud que les siguió dando de mamar a unos cuantos, hasta hoy. A los mejores.
De donde el mérito auténtico de las campañas del Ministerio de Cultura y de Fundalectura reside en la tarea ciclópea, realizada a lo largo de estos años del gobierno Santos, de nutrir de libros las bibliotecas públicas en todo el país. A esos recintos aristocráticos acuden los mejores para nutrir sus inteligencias y poner alas a sus capacidades. En unos países se lee más que en otros, pero el promedio mundial de lectura es bajo. ¿Un fenómeno contemporáneo? No. Siempre ha sido así. Las personas leen porque son mejores, y son mejores porque leen, y esa especie no es abundante. No puede serlo, si se trata de una élite intelectual. El mundo pseudoglobalizado de hoy indudablemente no está dirigido por los mejores, sino por sus antónimos. Esa aberración es la gran tragedia de nuestro tiempo.
Sirva lo anterior para recomendar a los mejores, a los que leen, seis libros colombianos publicados en el segundo semestre del año que agoniza. Si fueran para nota de examen final, por la excelencia de su contenido diverso y de su estilo, cualquiera de ellos permitiría ganar el año.

Si fueran para nota de examen final, por la excelencia de su contenido diverso y de su estilo, cualquiera de ellos permitiría ganar el año.

‘(Ficcionario)’, de Ricardo Silva Romero.

El novelista hace aquí una pausa en la narrativa de ficción, y aborda la ficción desde el ángulo del ensayo filosófico (sin perder el humor agudo que lo caracteriza). Silva Romero nos brinda una reflexión profunda, novedosa, sobre cómo a través de la ficción se puede llegar a la realidad y limpiarla de las distorsiones que a menudo la hacen incomprensible. A lo largo de treinta y cinco capítulos pequeños (o cortos) hilvana un ensayo inmenso que sin duda dará mucho que pensar a sus lectores. (Penguin Random House / Lumen). Ilustrado por Hernán Sansone.

‘Camas y famas’, de Daniel Samper Pizano.

Con su desenfado humorístico habitual, Daniel Samper Pizano, después de contar la historia de este puto mundo en su libro anterior, vuelve al campo histórico para mostrarnos cómo los hechos de los grandes hombres, de las grandes mujeres y de los grandes homosexuales se han fraguado en la cama, y de esta manera influido en los acontecimientos locales o mundiales. Son diez camas en las que algo más de veinte famas se agitaron con sus pasiones, sus amores, sus infidelidades y sus odios. (Penguin Random House / Aguilar). Ilustrado por Matador.

‘La primacía de la praxis’, de Rubén Jaramillo Vélez.

Ensayos críticos en torno a Marx y el marxismo, por uno de los estudiosos más serios de la obra de Karl Marx. El acatado filósofo y pensador Rubén Jaramillo Vélez hace un barrido concienzudo de las falacias y tergiversaciones que los supuestos marxistas han vertido sobre el pensamiento de Marx, hasta desfigurarlo casi por completo. El único marxista creíble y auténtico, opina con razón el profesor Jaramillo Vélez, es Karl Marx. Tras bucear hasta el fondo en los grandes ensayos de interpretación del pensamiento crítico de Marx ‒Kautsky, Labriola, Plejanov, Lenin, Trotsky, Mehring, Rosa Luxemburgo, Gramsci, Lukács, Korsch, Horkheimer, Marcuse, Adorno, hasta nuestros días‒, dice Jaramillo Vélez que “solo una experiencia no dogmática de este pensamiento tan rico y de sus raíces en Kant y Hegel, en Adam Smith y David Ricardo, en Saint-Simon y Proudhon, puede realmente dar cuenta de lo que pensaba Marx”. (Ediciones Veramar).

‘¿Para dónde va el río Magdalena?’, de Manuel Rodríguez Becerra (editor-compilador).

Aborda, en el análisis de catorce expertos (economistas, profesores universitarios, ingenieros, hidrólogos, ecohidrólogos, antropólogos, historiadores, diseñadores fluviales, ecólogos), los riesgos sociales, ambientales y económicos que implica el proyecto de navegabilidad de nuestro río, padre y madre a la vez, el río grande de la Magdalena. “Son numerosas las preguntas que aún no tienen respuesta sobre los riesgos de este proyecto de navegabilidad, que para algunos es un sueño, pero que podría convertirse en una pesadilla para todos”. Las respuestas que nos dan los autores prenden la alarma. El proyecto de recuperación de la navegabilidad del río Magdalena terminaría, a la larga, por arruinar y depredar la vasta cuenca recorrida por la gran arteria fluvial que atraviesa el país de extremo a extremo y que es el eje de su equilibrio geográfico. Lo explican con argumentos científicos Eduardo Aldana Valdés, Héctor Angarita, Juan Benavides, Felipe Castro, Juliana Delgado, Germán Ferro Medina, Helena García, José Vicente Mogollón Vélez, Jaime Iván Ordóñez, Juan Darío Restrepo, Jorge Enrique Sáenz, Mauricio Valderrama Barco, Sandra Patricia Vilardy y Thomas Walschburger. (Friedrich Ebert Stiftung y Foro Nacional Ambiental, FNA).

‘Geografías para el animal amarillo’, de Demetrio Lukács.

Conjunto de veinte cuentos y relatos del periodista, escritor y ambientalista Eduardo Romero, que se esconde detrás del seudónimo “cuando se trata de asuntos literarios”. Prologa el libro el famoso poeta Fernando Denis, quien dice que Demetrio Lukács es un “urdidor sagaz y libertino”, que “busca incansablemente el talismán que lo salve de sus propias ideas, de su vocación de mago y de vendedor de fuego. En precario equilibrio, como instantes fotográficos, su palabra sostiene grandes niveles de asombros sobre la cuerda floja, sostiene días y noches a contraluz, esperando el rayo, el parpadeo, como un paisaje hecho de reflejos, de fogones, de cuarzo”. (Uniediciones).

‘El humor en los tiempos de cólera’, de Domingo Cárdenas Plata.

Según lo cuenta la reseña biográfica, el autor ha sido director de las principales oficinas burocráticas en el país, y de otras mil dependencias jurídicas, y en la actualidad goza de descanso incansable como abogado litigante. Ese ocio creador le ha permitido recoger un mundo de anécdotas divertidas sobre cientos de personajes destacados de la vida colombiana, con un aparte sobre figuras universales, en el estilo de aquel célebre volumen sobre la Gruta Simbólica que tramaron entre trago y trago, en la isla de El Santuario (laguna de Fúquene), el ‘Jetón’ Antonio Ferro y Víctor Martínez Rivas. La Gruta constituyó el ‘best seller’ nacional de la primera mitad del siglo pasado. Dudo que el libro de Cárdenas Plata repita la hazaña del ‘Jetón’ y de Martínez, pero le servirá a quien lo lea para pintarles humor a las preocupaciones nuestras de cada día. (Edición del autor).
ENRIQUE SANTOS MOLANO
Portada del libro ‘(Ficcionario)’, de Ricardo Silva Romero.

Portada del libro ‘(Ficcionario)’, de Ricardo Silva Romero.

Foto:Cortesía

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