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Desesperanza

Unos nos ofrecen migajas, otros nos alientan a comer de la basura y nos suplican que nos quedemos.

Elly Hernández
Escuchar hablar a Tibisay Lucena el 15 de octubre a las 10 de la noche fue como sentir una puñalada en el corazón. Aquella fue una transmisión devastadora en una larga noche, pues quienes vimos la televisión no sabíamos si sentíamos algo o si lo estábamos imaginando todo, incluso llegue a dudar de mí misma y de la realidad que me tocó vivir, aún lo hago porque, ¿quién sabe?, quizás los equivocados somos quienes vestimos de blanco y el Gobierno está en lo cierto: en Venezuela no se vive en dictadura, todo lo contrario, es una democracia plena víctima de un plan de desestabilización del Gobierno norteamericano.
Ahora es difícil saber si reírse de quien aún es optimista o deprimirse porque muchos no podemos seguir siéndolo. Los primeros son un grupo muy pequeño que no ha desaparecido del todo y te dicen con voz dulce “la esperanza es lo último que se pierde”, como si no supieran lo que es vivir en Venezuela y unirse a una ‘resistencia’ solo para ver cómo asesinan a más de 150 jóvenes y luego escuchar a los políticos opositores decir que murieron para que pueda haber elecciones regionales y, dos meses después, ver la cifra aplastante de 17 contra 5 y un mapa pintado de rojo.
Nunca antes había sentido vergüenza de ser venezolana. En este país, mientras unos nos ofrecen migajas otros nos alientan a comer de la basura y nos suplican, desde el aeropuerto de Maiquetía, que nos quedemos solo para vernos morir de hambre en Caracas.
¿Qué otra cosa podemos esperar de algo tan tramposo como la política? Dinero de los que tienen poder: en estas elecciones, las gobernaciones chavistas acapararon el transporte público y pagaron 300.000 bolívares por voto. Y de los opositores, más de lo mismo, siempre terminando con la frase “hay que seguir luchando”.
Aquí no hay lugar para la esperanza, Venezuela es un miserable país de ignorantes y lo seguirá siendo mientras nos riamos de ello, y nos seguiremos riendo. Es una dura realidad, pero es la nuestra.
ELLY HERNÁNDEZ
* Estudiante de la Universidad Católica Andrés Bello, Venezuela.
Elly Hernández
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