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El arte del recuerdo

Salcedo y Abad Colorado han sido testigos del conflicto. Su obra no nos deja olvidar el pasado.

Jesús Abad Colorado lleva dos décadas retratando la guerra. Ha fotografiado la selva tragándose las ruinas de una escuela abandonada por la violencia; un niño abotonándole la camisa al cadáver de su padre; una niña mirando por entre el agujero que una bala dejó en la ventada de su casa; y una estatuilla del niño Jesús colgando del chaleco antibalas de un soldado que empuña una escopeta.
Cada imagen captura la ilógica y desgarradora realidad de la guerra, y debería bastar para romper el ciclo de violencia.
Hoy, Colorado, al igual que la artista bogotana Doris Salcedo, sigue reflejando el conflicto armado en su trabajo. Cuando se los entrevista o invita a dictar una charla, ambos suelen tocar el tema de la guerra. Su mensaje durante el Hay Festival de Cartagena fue sencillo y contundente: es hora de que en Colombia se acabe el arte que captura la violencia. Como ya ocurrió en Fragmentos (2018), el contra-monumento de Salcedo, las armas deben convertirse en el piso de espacios donde artistas y visitantes reflexionan sobre una guerra que acabó.
Actualmente más de 500 imágenes de Colorado cuelgan de las paredes del Claustro de San Agustín, ubicado en el centro de Bogotá a pocas cuadras de Fragmentos. Su exposición y el proyecto artístico de Salcedo dejan ver la posibilidad de otra realidad: una en la que las fotografías del de Medellín no ilustran los titulares de los periódicos, sino que se exponen en museos y espacios culturales para que el recuerdo de la guerra no deje volver atrás a los colombianos.
Sin memoria, nuestra vida no es más que una serie de experiencias inconexas, explica el científico estadounidense Eric Kandel, galardonado con el Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre el tema. No tendríamos sentido de identidad, no hablaríamos lenguaje alguno, y perderíamos nuestra capacidad de pensar, de resolver problemas, y de relacionarnos con los demás.
Está científicamente comprobado que se puede moldear la mente, incluso en la adultez, estudiando y ejercitando la memoria.
Fragmentos y la exposición Testigo. Memorias del conflicto armado colombiano en el lente y la voz de Jesús Abad Colorado son una oportunidad para que los colombianos comencemos a forjar una identidad distinta.
“Mi vida es mi mensaje,” respondió Mahatma Gandhi al periodista que le preguntó qué le diría al mundo. El libertador de la India solía describirse como un idealista práctico, y así vivió.
¿Qué mensaje le va a dar Colombia al mundo? ¿Vamos a seguir siendo un país en el que el arte refleja la guerra y hace tangible el punzante vacío de los miles de ciudadanos desaparecidos o vamos a vivir un mensaje distinto?
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