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¿Sabe dónde queda 4-72?

Los países desarrollados lo son en parte porque tienen ferrocarriles y correos que funcionan.

Cristian Valencia
Una amiga me dijo que hace poco recibió un paquete que le enviaron dos meses atrás, vía correos nacionales, léase 4-72.
Con ese hecho lapidario comienzo a recordar que los correos en este país no sirven para nada y que su involución acelerada, como la de los Ferrocarriles Nacionales de Colombia, se debe principalmente al virus endémico del territorio colombiano, conocido como ‘Politicus reformandus’. Una vez se instala en el aparato productivo de la nación no hay vacuna, ni tratamiento que valga. La degeneración de todos los tejidos es inevitable. Las víctimas más notorias son los FF. NN. y el correo, pero son muchas las compañías de la nación que están infectadas.
La nueva marca 4-72 nació del Servicio Postal Nacional, la empresa que asumió las funciones de Adpostal desde 2006. El extraño nombre de la marca corresponde a las coordenadas del centro de Colombia: latitud 4 grados norte, longitud 72 grados oeste. Ese lugar queda más o menos a 40 kilómetros de Puerto Gaitán. Debo decir que en Puerto Gaitán no hay oficinas de 4-72 (según la información de la propia página de este aclamado servicio postal). Y debo decir también que estoy seguro de que a los fundos de esa zona del Meta no llegará jamás una carta enviada por el correo nacional 4-72. Y si llega algún día, tardará tanto como el paquete de 'El náufrago', esa película de Tom Hanks.

El correo 4-72 tiene oficinas en las principales ciudades, pero deja de lado la Colombia que más necesita de ese servicio

Lejos quedaron esos alborozados momentos en que el capitán Knox Martin voló con un atado de 164 cartas desde Bogotá a Barranquilla. Lejos, esa tropa de hidroaviones que aterrizaban en todo el territorio nacional para llevar las cartas. En ese tiempo, la gente todavía confiaba en la oficina de correos nacionales. Para no ir muy lejos, el coronel de García Márquez todos los viernes esperaba la llegada del correo, a ver si por fin llegaba su jubilación. Es decir, García Márquez confiaba en el correo de Colombia. En esa novela, la eficacia del correo no se cuestiona.
Los países desarrollados lo son en parte porque tienen ferrocarriles que funcionan y correos que funcionan. En Suiza, por ejemplo, es una marca que ofrece de todo, hasta servicio bancario.
En Colombia funcionaban, pero comenzaron a trastabillar con la creación del Ministerio de Comunicaciones en 1953. En 1963 convierten el sistema de correos en una establecimiento público adscrito a ese ministerio. En 1965 acaban Adpostal: a partir de ese momento se encargaría del correo Telecom (que ya no existe). Pero en 1966 la Corte le devolvió la autonomía a Adpostal; y luego más reformas y más reformas, hasta que en 2006 comenzó su liquidación para siempre. Los correos de Colombia fueron asumidos por Servicios Postales Nacionales, de donde se desprende la marca 4-72 (que nadie entiende por qué se llama así). Es importante decir que todas las compañías de encomiendas de este país han progresado a la sombra de la ineficacia de los correos nacionales.
El correo 4-72 tiene oficinas en las principales ciudades, pero deja de lado la Colombia que más necesita de ese servicio. Hablo de los municipios del norte de La Guajira y de la gran mayoría de los municipios de la Orinoquia, el litoral Pacífico y la Amazonia.
Ojalá algún día llegue una carta a la finca Providencia, por ejemplo, que está justo en 4 grados norte y 72 oeste.
* * * *
No se pueden perder la exposición ‘Trasvoyeur’, de Pablo Rojas: una serie de fotos hechas en las salas de cirugía, que hacen pensar en la fragilidad de la vida y en el prodigioso milagro de la existencia. La impecable ejecución de cada fotografía produce un efecto estético conmovedor y contundente.
Estudio La Castellana, cra. 49 n.º 95-54 en Bogotá.
CRISTIAN VALENCIA
cristianovalencia@gmail.com
Cristian Valencia
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