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Vehículos autónomos y alianzas

La oportunidad que presentan los VAS es muy atractiva, pero requiere un cuidadoso análisis integral.

Hace unos días ‘The Economist’ publicó, en su edición del 3 de marzo, un interesante informe especial sobre los vehículos autónomos (VAS), que no requieren conductor y cuyo desarrollo avanza aceleradamente. Se afirma que los VAS van a cambiar el mundo, en forma similar a lo ocurrido cuando aparecieron, a finales del siglo XIX, los automóviles y remplazaron gradualmente los coches de tracción animal. Una observación que puede ser de interés en esta época electoral es que el desarrollo de los VAS ha avanzado aceleradamente desde que se consolidó la colaboración entre los fabricantes de automóviles y las entidades desarrolladoras y proveedoras de tecnología.
Una prueba muy clara de lo que se logra cuando se establecen alianzas estratégicas y se combinan adecuadamente las fortalezas de los actores para proponer soluciones constructivas.
No obstante los notables avances logrados en las últimas dos décadas en el desarrollo de VAS, todavía queda un largo camino por recorrer, durante el cual se deben lograr esquemas que permitan que la tecnología diseñe sistemas que repliquen, de la manera más rigurosa, las acciones humanas.
El reciente y lamentable accidente de un VAS de Uber en Arizona, que atropelló y mató a un peatón, ha tenido un notable efecto negativo y está siendo cuidadosamente analizado. Es fácil imaginar los problemas que se presentan al tratar de simular el comportamiento de algunos conductores colombianos o de replicar los efectos de los huecos de las calles de Bogotá. Curiosamente, el problema de los huecos está siendo analizado en la ciudad de Pittsburgh, Pensilvania, que compite, con poco éxito, con Bogotá en este aspecto. Se estima que a mediados de la próxima década se podría iniciar el uso comercial de los VAS.
Uno de los efectos de los VAS es el cambio que traerán en el mercadeo de los vehículos y en sus precios. Se pasará de vender vehículos individuales a vender flotas de vehículos a operadores de taxis, que darán una utilización mucho más intensa a los vehículos para generar ingresos que compensen adecuadamente el incremento de costos ocasionado por la incorporación intensiva de tecnología. Se ha mencionado que se pasará de vender vehículos a vender viajes.
También se presentarán transformaciones en el diseño urbano, que actualmente requiere extensas áreas para el estacionamiento y flujo de vehículos. La mayor densidad de ocupación de los VAS podría reducir el número de vehículos y llevar a un rediseño más variado, atractivo y de mejores condiciones ambientales de las ciudades del futuro.
Se estima que el uso de VAS podría reducir el número de accidentes, que traen lesiones y en muchos casos fatalidades. Se ha observado que el uso equivocado de teléfonos celulares por muchos conductores ocasiona muchos accidentes. Este problema se eliminaría con el uso de VAS. Adicionalmente, la probable utilización de VAS podría incrementar, dados su más bajos costos, la utilización de vehículos eléctricos con los consiguientes beneficios ambientales.
Como en otras actividades, el desarrollo tecnológico tendrá un efecto negativo en el empleo de conductores profesionales. Se deberán desarrollar esquemas de entrenamiento para que los conductores desplazados puedan ser ocupados en otras actividades.
La oportunidad que presentan los VAS es muy atractiva, pero requiere un cuidadoso análisis integral de sus efectos positivos y negativos. Constituye, como se señaló inicialmente, un ejemplo de los beneficios que pueden tener alianzas, entre actores calificados, para el progreso de la sociedad. En Colombia sería muy deseable desarrollar así soluciones para la consolidación de la paz, la mejora continua de la cobertura y la calidad de la educación y proyectos de desarrollo que disminuyan sustancialmente la inequidad.
CARLOS ANGULO GALVIS
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