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Europa

La sinsalida catalana tras una ajustada contienda electoral

Banderas de España y de la comunidad autónoma de Cataluña, en Barcelona.

Banderas de España y de la comunidad autónoma de Cataluña, en Barcelona.

Foto:Pierre-Philippe Marcou / AFP

Puigdemont, quien podría buscar la presidencia, tiene orden de detención y está en Bélgica.

Juan Carlos Rojas
Las elecciones del 21 de diciembre en Cataluña fijan un nuevo cuadro con las expectativas y la encrucijada política como notas predominantes.
Los resultados electorales dejan en claro tres situaciones: una mayor polarización entre los independentistas y los constitucionalistas (quieren seguir ligados a España), un crecimiento electoral de los constitucionalistas por encima del de los secesionistas y la caída libre de un partido separatista y de dos colectividades partidarias de la continuidad dentro de España.
Mientras el bloque independentista obtuvo 96.000 votos más que en las elecciones de 2015, su contrincante consiguió 180.000. En la práctica, la alta participación, con un histórico 82 por ciento, se puede interpretar como la aparición de un número importante de catalanes que llegan para situarse en los extremos. Esto se traduce en un ahondamiento de la fractura social, como consecuencia de una mayor polarización entre los que quieren salirse y los que no de España.
Resulta evidente, además, que esa polarización se agudiza aún más si se tiene en cuenta que las distancias electorales en número de votos se han reducido. En términos políticos, aunque no en términos electorales, la tendencia es hacia el equilibrio y los independentistas han dejado de constituirse en una fuerza social aplastante.
De otra parte, mientras los constitucionalistas representan en la actualidad el 43,5 por ciento de los votos, con un ascenso notable gracias al partido Ciudadanos, los independentistas continúan con la posesión de un 47,5 de los votos, al igual que hace 18 años. La película secesionista, en términos electorales, se repite. No obstante, en comparación con los resultados de las elecciones de 2015, el bloque independentista perdió, esta vez, dos escaños.

Los grandes derrotados

El partido de extrema izquierda e independentista CUP pasó de 10 diputados en 2015 a solo 4 en las últimas elecciones. El partido Comù-Podem, también de extrema izquierda y constitucionalista, pasó de 11 a 8; y el gobernante Partido Popular, de derecha y constitucionalista, apenas alcanzó tres diputados cuando en 2015 consiguió 11.
La explicación no parece ser otra que el llamado de los partidos mayoritarios al voto útil, que quebró a las fuerzas políticas más pequeñas. Con todo y esto, Rajoy dejó claro que no piensa adelantar elecciones. “El gobierno está gobernando tranquilamente, está viendo cómo la consolidación de la recuperación económica se está produciendo (...). No tengo ninguna intención de adelantar las elecciones”. Sería un tiro al aire.

El nuevo escenario

Desde el punto de vista práctico, lo determinante es el número de escaños obtenido por los dos bloques para integrar el nuevo Parlamento regional. Los independentistas cuentan ya con una mayoría absoluta de 70 parlamentarios, mientras los constitucionalistas se quedan con 65.
Si las coaliciones del pasado se repitieran en las negociaciones parlamentarias de los próximos días, los independentistas tendrían de nuevo presidente de la Generalitat (gobierno local). Es la hipótesis más probable. Los constitucionalistas continuarían como fuerza de oposición y, por lo tanto, como opositores al gobierno.
Los independentistas no han abandonado la idea de seguir su hoja de ruta hacia la secesión. Pero si lo hacen, se toparían de nuevo con el muro de la Constitución española, que no acepta los movimientos hacia la ruptura nacional.

¿Quién gobernaría?

Lo más probable es que Carles Puigdemont, como la cabeza de lista más votada entre las fuerzas separatistas, sea elegido de nuevo presidente de la Generalitat. Él se encuentra radicado en Bélgica y está acusado por la justicia española de los delitos de rebelión, desobediencia, malversación y prevaricación, tras haber declarado la independencia unilateral en octubre.
Junto con Puigdemont hay 6 diputados más –prófugos o presos– elegidos el 21 de diciembre. Todos ellos, sin comparecer, podrían posesionarse en sus curules, pero ni ellos ni Puigdemont, como presidente, podrían ejercer sus cargos sin autorización judicial.
El expresidente ofreció a Rajoy una reunión en el extranjero y dejó en el aire su vuelta. “Estoy dispuesto a encontrarme en Bruselas, o en cualquier otro lugar de la UE, que no sea España, por razones obvias, con el señor Rajoy”, dijo. De inmediato, Rajoy le contestó: “Yo con quien tendría que sentarme es con quien ha ganado las elecciones, que es la señora (Inés) Arrimadas”, líder de Ciudadanos.
Debe recordarse que sobre Puigdemont pesa una orden de captura, y si llega a pisar España sería detenido. Por eso también es posible que opte por ejercer como líder en el exilio. En todo caso, los independentistas podrían escoger a otro miembro como presidente.
Lo cierto es que el 6 de febrero vence el plazo para la investidura de un nuevo gobernante regional. Si no se logra constituir un nuevo gobierno, habría nuevas elecciones a mitad de año. La encrucijada de Cataluña, pues, continuaría como hasta ahora.

Principales fechas del secesionismo en Cataluña

1.° de octubre
Referendo sobre la independencia de la región. Es prohibido por la justicia española. Se presentó una intervención violenta de la policía enviada desde Madrid, que reprimió en varios centros de votación.
6 de octubre
Resultados oficiales del referendo. El 90,18 por ciento votó por el sí a la independencia, con el 43 por ciento de participación.
10 de octubre
Carles Puigdemont, presidente regional, dice que Cataluña debe convertirse en un “Estado independiente”, pero no declara la independencia.
16 de octubre
Arresto de dos líderes independentistas.
27 de octubre
El Parlamento catalán declara la independencia. El presidente de gobierno español, Mariano Rajoy, destituye al gobierno regional, disuelve el Parlamento y convoca a elecciones autonómicas.
30 de octubre
El destituido Puigdemont huye a Bruselas con cuatro miembros de su Ejecutivo.
31 de octubre
El Tribunal Constitucional de España suspende cautelarmente la declaración de independencia.
2 de noviembre
Ocho miembros del gobierno catalán destituido son enviados a prisión, acusados de rebelión y sedición.
3 de noviembre
La justicia española emite una orden de detención europea contra Puigdemont.
5 de diciembre
Retiran la orden de detención a Puigdemont y los 4 ministros en Bruselas. Se mantienen los cargos en España.
21 de diciembre
El bloque independentista catalán se hace con la mayoría absoluta en el Parlamento regional (70 escaños de 135) con un 47,5 por ciento de votos.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal de EL TIEMPO
Madrid
Juan Carlos Rojas
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