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Europa

El complejo gobierno que deberá conformar Pedro Sánchez en España

Pedro Sánchez (izq.) tomó posesión ante el rey Felipe VI (centro), sin presencia de la Biblia y del crucifijo pues es ateo.

Pedro Sánchez (izq.) tomó posesión ante el rey Felipe VI (centro), sin presencia de la Biblia y del crucifijo pues es ateo.

Foto:Emilio Naranjo / AFP

Intereses de grupos políticos y secesionismo catalán, algunos desafíos que encarará en su mandato.

El socialista Pedro Sánchez llega al poder en un país que tiene tantas o más complicaciones que hace seis años y medio, cuando asumió Mariano Rajoy la presidencia de España. Gobernar no será una tarea fácil, incluso por la forma como el Partido Socialista Obrero Español –Psoe– triunfó la semana pasada en el Congreso de los Diputados.
El régimen político español es parlamentario y no presidencial, como el colombiano. Esto significa que el presidente es elegido por los diputados en el Congreso. En la historia de este país, desde la instauración de la democracia en 1977, el predominio de un fuerte bipartidismo informaba por anticipado que el presidente sería la cabeza de lista al Congreso más votada por los ciudadanos. De esta manera, nunca hubo duda de que el gobernante saldría del partido con mayor votación en las urnas.
Así ocurrió en España hasta la última investidura de Mariano Rajoy, en 2016, cuando por primera vez fue necesario hacer coalición con el partido Ciudadanos por no haber obtenido en el parlamento un número suficiente de votos. Para llegar a la mayoría de diputados, acordó un programa de gobierno con el líder Albert Rivera.

Las coaliciones sobre la mesa

Las cosas han cambiado desde la aparición de nuevos partidos políticos. Con la irrupción de Ciudadanos –liderado por Albert Rivera– y Podemos –bajo la batuta de Pablo Iglesias– el bipartidismo llegó a su fin en España. Estas agrupaciones surgieron como consecuencia del descontento general de los españoles, sumidos en una crisis económica de la que hasta ahora se empiezan a recuperar. Así, el Partido Popular –PP– y el Psoe han tenido que pactar con ellos si desean gobernar. Las mayorías históricas son el pasado y ahora las minorías definen la configuración de los gobiernos.
Fue lo que sucedió la semana pasada. Pedro Sánchez lideró una moción de censura contra Rajoy para echarlo del gobierno. Contaba solo con 84 de los diputados socialistas. Debió convencer a siete partidos minoritarios –Podemos, ERC, PNV, PDeCat, Compromís, Bildu y Nueva Canarias– para remover con 180 votos a Rajoy. Con esa suma ya obtenía la mayoría absoluta que necesitaba.
Sánchez apostaba a que Rajoy no continuara en la jefatura del gobierno tras la condena judicial por corrupción de varios miembros de su partido o cercanos a él, dentro del sonado caso Gürtel.
Estos grupos políticos están caracterizados por un fuerte radicalismo de izquierda o por tener como bandera la independencia de España. Sin duda, si Sánchez hubiese mantenido su línea política del pasado, distante de la extrema izquierda y crítico con los separatistas, hoy no sería presidente. Esto ha llevado a decir que la ambición de Sánchez ha sido superior a los problemas de España.
El sábado, Sánchez asumió ante el rey Felipe VI y la Constitución, pero por primera vez para un gobernante, sin la Biblia y el crucifijo, pues el mandatario es ateo. “Prometo por mi conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno con lealtad al rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado”, dijo Sánchez, convirtiéndose en el séptimo jefe de Gobierno de la España democrática.

La gobernabilidad

Esta situación plantea el primer desafío del nuevo presidente. ¿Cómo gobernar con los intereses dispares de siete grupos políticos? ¿Cómo llevar adelante un gobierno sin tener que hipotecar a España? La gobernabilidad, por tanto, es una cuestión delicada.
Sánchez apoyó a Rajoy cuando este tuvo que intervenir en Cataluña tras la declaración unilateral de independencia de Carles Puigdemont. Le dio todo el respaldo para marginar del gobierno regional a los secesionistas a través de la aplicación del artículo 155 de la Constitución y dejar en manos de la justicia las decisiones del caso.
¿Qué hará ahora Sánchez con partidos que tienen a sus líderes presos o fugados? ¿Apoyará el secesionismo para corresponder al espaldarazo para convertirse en presidente? ¿Dejará todo como está, con el riesgo de que repentinamente pierda el respaldo de los separatistas y se vea obligado a dejar la presidencia por perder la mayoría parlamentaria?
Sánchez, desde tiempo atrás, promueve un modelo federal para España, semejante al de Alemania. ¿Intentará ponerlo en marcha? ¿Les interesará a los separatistas esta vía o preferirán mantener su discurso actual, partidario de la separación de España? No es fácil para él buscar un camino donde pueda al tiempo repicar e ir en la procesión. Por ahora sus allegados aseguran que no cederá en nada que sea primordial, con lo cual se entrevé que no permitirá la independencia de Cataluña.
Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona (Podemos), ya dijo públicamente que Sánchez debe facilitar el acercamiento a Cataluña de los líderes catalanes independentistas que están presos en Madrid.

Sánchez asumió ante el rey Felipe VI y la Constitución, pero por primera vez para un gobernante, sin la Biblia y el crucifijo, pues el mandatario es ateo

El desafío económico

Hay un dato inocultable: Rajoy y su partido recibieron hace seis años y medio un país golpeado por la crisis económica, tras el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. La España de hoy se halla por el camino de la recuperación. El desafío de Sánchez no será solo mantener esa línea de crecimiento, sino evitar decisiones de gasto que podrían acarrearle un costo político importante. Ha dicho que gobernará con el presupuesto impulsado por el gobierno de Rajoy. Pero ¿seguirá ese sendero de moderación en el futuro?
Una tarea no menos importante será la de convocar elecciones. Con un esquema parlamentario tan frágil, parece que la opción más adecuada será la de recurrir a las urnas más temprano que tarde. Los españoles quieren opinar.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal de EL TIEMPO
Madrid

Cataluña invita al nuevo presidente a negociar

El presidente regional de Cataluña, Quim Torra, pidió a Sánchez asumir “riesgos” y abrir una negociación “de gobierno a gobierno” para afrontar la crisis en esa comunidad autónoma. El nuevo gobierno regional de Cataluña se posesionó el sábado, siete meses después de que el anterior fue suspendido por el Ejecutivo de Mariano Rajoy tras el referendo independentista de octubre de 2017. Con la toma de posesión del nuevo gabinete catalán se supera un periodo excepcional en la región, durante el cual la administración estuvo en manos del Gobierno español.
EFE
Barcelona
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