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Europa

Las cartas de Macron ante el desafío de los ‘chalecos amarillos’

Se han organizado varios puntos de concentración durante el día, en particular una manifestación que debe celebrarse esta tarde entre el Ayuntamiento y la Asamblea Nacional.

Se han organizado varios puntos de concentración durante el día, en particular una manifestación que debe celebrarse esta tarde entre el Ayuntamiento y la Asamblea Nacional.

Foto:Lucas Barioulet / AFP

La imparable ola de protestas forzó al presidente galo a convocar un ‘gran diálogo nacional’.

Andrés Ruiz
Desde noviembre pasado, el Gobierno de Francia se enfrenta a la cólera de una rebelión ciudadana inédita, conocida como los ‘chalecos amarillos’. Esta ha acorralado al presidente Emmanuel Macron hasta el punto de exigir su renuncia al cargo, forzarlo a declarar un “estado de urgencia económica y social” y convocar al país a un diálogo nacional para atender los reclamos de los cientos de miles de protestantes.
Piden, entre otras cosas, mayor poder adquisitivo e inversión en las regiones.
Pese a los actos de rendición del mandatario, entre los que están revocar el alza de impuestos a los combustibles, ayudas para pensionados y el aumento del salario mínimo, no parece que el movimiento vaya a desaparecer pronto.
De hecho, las prendas amarillas empiezan a propagarse en varios países y a poner en aprietos a otros gobiernos de Europa, entre ellos Bélgica, Hungría, Alemania y Holanda.
En Francia, nuevas marchas se convocaron este mes y el lema de ‘dimisión o revolución’ volvió a escucharse con fuerza en la décima jornada de protestas del pasado 12 de enero, que trataron de contenerse con el despliegue de 80.000 policías en todo el territorio.
Los analistas coinciden en que las medidas de Macron para desactivar las manifestaciones han sido insuficientes y no han logrado calmar el enojo de los ciudadanos.
“No le ha funcionado a Macron nada de lo que ha hecho y cada vez genera más disgusto. Con cada marcha se vulnera su legitimidad y el apoyo que recibió de tanta gente cuando fue elegido”, explica Nathaly Jiménez, profesora de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.
Frente a este panorama, el “gran diálogo nacional” convocado por Macron el martes pasado será el escenario donde deberá jugarse todas sus cartas para recuperar la legitimidad de su gobierno. El mandatario recorrerá el país y se reunirá con líderes de todas las regiones a fin de abrir un debate público “sin tabúes”, según declaró en un encuentro con cerca de 600 alcaldes rurales del sur de Francia.

No le ha funcionado a Macron nada de lo que ha hecho y cada vez genera más disgusto. Con cada marcha se vulnera su legitimidad y el apoyo que recibió de tanta gente cuando fue elegido

“No creo que sea tiempo perdido, ni tiempo para detener las reformas porque la gente quiere cambios”, añadió el mandatario. Asímismo, reiteró su llamado a poner fin a la “violencia” que ha empañado las protestas, que ya dejan más de 1.400 detenidos y otros miles de heridos en enfrentamientos con la policía.
“Pienso que podemos convertir este momento que atraviesa Francia en una oportunidad”, concluyó.
Sin embargo, entre los ciudadanos hay un sentimiento general de pesimismo frente a la estrategia del mandatario galo, a quien se le acusa de gobernar para las élites y de estar desconectado de la Francia rural.
En palabras de Éric Lair, coordinador del Centro de Estudios sobre Conflictos y Paz de la Universidad del Rosario, los "‘chalecos amarillos’ encarnan un retorno abrupto de las cuestiones sociales en el escenario político, en un contexto de neoliberalismo económico. El movimiento ilustra algunas de las preocupaciones de la sociedad francesa, que experimenta profundos desequilibrios intrarregionales”. 
Otros expertos aseguran que el presidente se vería corto para responder a las demandas de las regiones y restablecer el orden público.
“El principal problema de Macron es que llegó al poder con una plataforma única, y su movimiento no ha tenido la posibilidad de influir de manera decisiva en los presupuestos regionales u obras públicas, y eso es precisamente lo que la gente está pidiendo (...). El descontento nació de la carencia de servicios en salud, educación y transporte en la periferia, y Macron ha demostrado que no puede responder a esto”, dice al respecto Rafael Piñeros, investigador asociado del Observatorio de Análisis de Sistemas Internacionales (Oasis), de la Universidad Externado.
Así, la tarea de Macron para convencer a los franceses de la importancia de este debate será ardua. De acuerdo con una encuesta para la cadena BFMTV divulgada el martes pasado, 40 por ciento de los ciudadanos quieren participar en las discusiones, pero apenas 34 por ciento considera que ayudarán al país a salir de la crisis política.
El pasado 8 de diciembre, los "chalecos amarillos" se manifestaron contra el aumento en el costo de la vida a los altos impuestos cerca del Arco de Triunfo en Francia.

El pasado 8 de diciembre, los "chalecos amarillos" se manifestaron contra el aumento en el costo de la vida a los altos impuestos cerca del Arco de Triunfo en Francia.

Foto:Sameer Al-Doumy / AFP

Sumado a esto, está el hecho de que los ‘chalecos amarillos’ han rechazado intermediarios, liderazgos y la intervención de partidos y sindicatos, lo que ha dificultado las negociaciones del Gobierno con los protestantes. “Como es un movimiento que surgió de la nada, que no se vio venir, y que no tiene una cara visible, eso hace que sea muy difícil enfrentarlo”, explica Piñeros.

Nueva revolución

El movimiento que hoy tiene al Gobierno contra la espada y la pared se inició a principios de noviembre en la Francia rural, como un pequeño grupo en redes sociales que se organizó para bloquear las vías en protesta por el incremento en los precios de la gasolina, que afectaba directamente a los obreros en las regiones.
Más de 200.000 personas atendieron a este primer llamado, en el que se resaltó el uso de los chalecos reflectivos que los conductores deben usar por ley y que se convirtió en el símbolo de esta nueva revolución.
Desde entonces, comenta Lair, “el movimiento ha adquirido dimensiones inéditas”, alcanzó una relevancia nacional que recuerda a las marchas de mayo del 68 y se inscribe en una larga historia de revueltas en el país. “Lo que nos muestra la historia es que estas protestas van a seguir”, añade Piñeros.
Lair, por su parte, cree que “por el momento, no se puede hablar de un paso significativo hacia una reconfiguración de la democracia”. Pero Piñeros asegura que lo único que le queda a Macron para salir de esta encrucijada es negociar con el Parlamento ciertas inversiones “para que las personas sientan que hay una política pública importante”.
El mandatario podría tener una tabla de salvación si gana el apoyo de los grupos políticos, incluso los de la oposición de ultraderecha, como el Frente Nacional, liderado por Marine Le Pen, quien se ha visto beneficiada de forma indirecta y ha capitalizado el descontento con el Gobierno, lo que puede darle un giro definitivo a la política francesa en las elecciones europeas en mayo.
DIANA HERNÁNDEZ
Redacción Internacional
En Twitter: @dianaluher

El escándalo del exasesor presidencial aún no para

A la crisis de imagen que enfrenta el presidente Emmanuel Macron, por las protestas de los ‘chalecos amarillos’, se suma la detención de su excolaborador Alexandre Benalla, quien fue imputado este viernes pasado por el uso abusivo de sus pasaportes diplomáticos; esto después de que fue despedido por el escándalo político que provocó al agredir a manifestantes durante las marchas del 1.° de mayo.
Según reveló este miércoles el director del gabinete de Macron, Patrick Strzoda, entre el 1.° de agosto y el 31 de diciembre, Benalla, de 27 años, usó “casi 20 veces” los pasaportes diplomáticos que fueron invalidados tras su despido el 31 de julio pasado. Ante las preguntas de por qué el exasesor de seguridad tenía cuatro pasaportes, Strzoda dijo que sospechaba que uno de ellos lo consiguió gracias al uso de un documento falso.
Esas acusaciones llevaron a la Fiscalía, que ya le investigaba bajo sospechas de otros delitos, a extender las pesquisas por falsificación. Benalla fue detenido el jueves y será interrogado nuevamente mañana por la comisión de investigación del Senado.
AFP
Andrés Ruiz
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