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EEUU

Asesor de Trump, de hombre en la sombra a eje de la trama rusa

Trump se refirió ayer a su cabellera, al admitir, en broma, que sufre de calvicie. “Intento como el infierno esconder esa calvicie. Trabajo duro”, dijo.

Trump se refirió ayer a su cabellera, al admitir, en broma, que sufre de calvicie. “Intento como el infierno esconder esa calvicie. Trabajo duro”, dijo.

Foto:Saul Loeb / AFP

Rick Gates se declaró culpable de varios cargos, lo que podría dejar en apuros al presidente.

Andrea Morante
Era el hombre en la sombra de la campaña electoral de Donald Trump, un asesor legal dispuesto a cargar con todas las culpas, pero el tímido Rick Gates se hartó y este viernes se convirtió en un actor clave que podría ayudar a detonar la explosiva investigación rusa. 
Gates firmó este viernes una declaración de culpabilidad en la que admitió haber cometido los delitos de conspiración contra EE. UU. y falso testimonio a las autoridades que le imputó el fiscal especial Robert Mueller, encargado de evaluar los lazos entre Rusia y la campaña de Trump durante las elecciones de 2016.
A partir de ahora, Gates tendrá que responder a todas las preguntas de los investigadores y su testimonio podrá servir para acelerar la caída de otros protagonistas de la trama rusa, como Paul Manafort, su mentor y el hombre que dirigió la campaña de Trump en 2016.
En realidad, Gates, de 45 años, ha pasado la mayor parte de su carrera política al lado de Manafort: comenzó a trabajar hace casi tres décadas como becario en su empresa de consultoría y, en 2016, se convirtió en su ‘número dos’ en la campaña electoral, pero hasta este viernes, Gates siempre fue fiel a Manafort, le ayudó a manejar las operaciones diarias de la campaña electoral y cargó con algunos de sus errores más sonados. Por ejemplo, recibió una fuerte reprimenda por no haber supervisado el discurso pronunciado por la ahora primera dama, Melania Trump, en la Convención Nacional Republicana y que guardaba grandes similitudes con otro que había dado su antecesora, Michelle Obama, en 2008.
Pero poco a poco se convirtió en un superviviente y logró seguir en la campaña a pesar de la salida de Manafort, quien renunció tras descubrirse que había ocultado a las autoridades un pago de 12,7 millones de dólares por asesorar al expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich (2010-2014), vinculado a Rusia.
Fue en marzo de 2017 cuando las cosas comenzaron a torcerse para Gates, puesto que fue expulsado de la organización “EE. UU. primero”, dedicada a recaudar fondos e impulsar la agenda legislativa del presidente, y comenzó a recibir incómodas preguntas del fiscal Mueller. Finalmente, el 30 de octubre de 2017, Manafort y Gates supieron que el equipo de Mueller ya había presentado cargos en su contra, así que decidieron entregarse al FBI.
Eran los primeros imputados dentro de la trama rusa, y, aunque los cargos en su contra no están relacionados con las actividades llevadas a cabo para la campaña, sí revelan importantes lazos con Rusia entre 2006 y 2017, un periodo que coincide con el trabajo que desempeñaron para Trump.
Tanto Gates como Manafort están acusados de crear una “red de entidades y cuentas bancarias” en diferentes países para ocultar hasta 75 millones de dólares que obtuvieron del gobierno prorruso de Víktor Yanukóvich en Ucrania y de otros oligarcas rusos, a los que ayudaron, por ejemplo, a mejorar su imagen en EE. UU.
Los dos tuvieron que pagar una fianza millonaria y permanecieron por meses bajo arresto domiciliario con una pulsera electrónica que permitía al gobierno conocer su localización.
Para Gates, ni la reclusión ni los cinco millones de dólares de fianza que le impuso la justicia fueron fáciles de cumplir: logró que una jueza le autorizara ir a las prácticas deportivas de sus hijos los fines de semana y, a través de sus abogados, se quejó por lo alta que era la fianza.
Con su mea culpa, Gates renunció a su derecho a tener un juicio, que le habría costado entre 1 y 1,5 millones de dólares, y con ello es posible que también consiga reducir su condena hasta los 18 meses de prisión. Por el contrario, Paul Manafort, el maestro traicionado, sigue enfrentándose a una pena de hasta 10 años de cárcel y se ha negado a admitir su culpabilidad.
EFE
Andrea Morante
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