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Lecturas Dominicales

Las costuras de la guerra

'El orden del día', Éric Vuillard. Tusquets. 144 páginas.

'El orden del día', Éric Vuillard. Tusquets. 144 páginas.

Foto:

Reseña de 'El orden del día', novela del escritor francés Éric Vuillard.

Éric Vuillard (Lyon, 1968) saltó a la fama el año pasado tras obtener el premio más importante de las letras francesas gracias a su novela El orden del día. La notoriedad, claro, venía de la cintilla roja que lo identificaba como el nuevo ganador del Premio Goncourt, la diva de los galardones literarios en Francia, pero también del tema con el que Vuillard se había llevado los diez euros con los que simbólicamente estaba dotado el premio: la Segunda Guerra Mundial, su Segunda Guerra Mundial, la que había descubierto en documentos históricos, y que, a la postre, le sirvieron para escribir un relato desbordante en detalles y anécdotas sobre la antesala a la contienda bélica.
Escribe Vuillard en las primeras páginas:
“En ese preciso instante se oyó un rumor de puertas, y el nuevo canciller entró por fin en el salón. Quienes no lo conocían sentían curiosidad por verlo. Hitler estaba sonriente, relajado, en absoluto como lo imaginaban, afable, sí, e incluso amable, mucho más amable de lo que auguraban. Tuvo para cada uno unas palabras de agradecimiento y un tónico apretón de manos”.
Vuillard nos cuenta aquí del saludo caluroso del Führer a sus invitados, de la forma como esos invitados están vestidos, de la manera como, en la espera, fuman sus habanos, y se toquetean las puntas de sus bigotes, y miran las “figuritas de yeso que ornan el techo”, pensando en el futuro de Alemania y, sobre todo, en el futuro de sus bolsillos.
Y es que por cuenta de Vuillard sabemos que las personas que están reunidas en el palacio ese 20 de febrero de 1933 no son unos simples fulanos o zutanos dueños de un par de empresas elegidas al azar, sino empresarios con mayúsculas cuyas fortunas ayudarán a la larga a torcer la historia de Europa, y del mundo, y de todo el siglo XX, llenándola de dolorosas espinas.

Nos cuenta del saludo caluroso del Führer a sus invitados, de la forma como esos invitados están vestidos, de la manera como, en la espera, fuman sus habanos, y se toquetean las puntas de sus bigotes

Continúa Vuillard:
“Y así, los veinticuatro no se llaman ni Schnitzler, ni Witzleben, ni Schmitt, ni Finck, ni Rosterg, ni Heubel, como nos mueve a creer el registro civil. Se llaman BASF, Bayer, Agfa, Opel, IG Farben, Siemens, Allianz, Telefunken. Con esos nombres sí los conocemos. Es más, los conocemos muy bien. Están ahí, entre nosotros. Son nuestros coches, nuestras lavadoras, nuestros artículos de limpieza, nuestros radios despertadores, despertadores, el seguro de nuestra casa, la pila de nuestro reloj”.
La atracción –o fijación– de Vuillard por los vericuetos de la Historia no es nueva. Sus pesquisas ya lo habían llevado en el pasado a escribir libros tan dispares en temas como Tristesse de la terre (una recreación de la conquista del oeste americano de la mano de Buffalo Bill y su espectáculo circense) o 14 de Juillet (un relato reivindicatorio del papel protagónico del pueblo en la toma de la Bastilla); pero tan hermanados en su estructura narrativa.
El escritor francés Éric Vuillard recibió el más prestigioso galardón de las letras en su país por 'El orden del día'.

El escritor francés Éric Vuillard recibió el más prestigioso galardón de las letras en su país por 'El orden del día'.

Foto:AFP

El orden del día, pues, no es más que una prolongación coherente del modo en que Vuillard ha ejercido la literatura en todos estos años.
“El libro está compuesto por materiales distintos: un diario, un video de archivo, un noticiero, una imagen de época, una carta de Walter Benjamin…”, explicaba Vuillard en una entrevista para el suplemento cultural español Babelia. “Todo eso conforma, de manera heterogénea y a la vez ligada, la idea que puedo hacerme de las premisas de la guerra”.
Una guerra que, en la pluma de Vuillard, es la guerra, sí, pero contada desde adentro, sin despreciar sus incómodas e íntimas costuras.
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