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Lecturas Dominicales

Benjamin Lacombe, el ilustrador que crea quimeras

La obra y la historia de vida de Frida Kahlole han interesado a Lacombe desde niño.

La obra y la historia de vida de Frida Kahlole han interesado a Lacombe desde niño.

Foto:Cortesía editorial Edelvives

El francés se ha convertido en uno de los ilustradores más importantes del momento.

Sergio Alzate
“Yo, como todos los niños del mundo, dibujaba. Pero, a diferencia de todos los niños del mundo, nunca he dejado de hacerlo”. Esto dice el ilustrador parisino Benjamin Lacombe. Virgilio y Lisbeth, sus dos perros, roncan y se pasean tranquilamente por el estudio, mientras él trabaja en su escritorio, sobre el que reposa una paleta con restos de óleos y gouache, unos vasos de vidrio atestados de pinceles y cientos de papeles con bosquejos de personajes de ojos enormes y pieles perfectas. Al fondo, un espejo que abarca una buena parte de la pared y que refleja un enorme afiche promocional de Frida, su nuevo libro. A un lado, una ventana que da a una concurrida calle del centro de París y que le sirve para expulsar el humo de sus cigarrillos. También hay un computador con su página de Facebook abierta, una biblioteca con todos sus libros y una enorme impresora de planos, que utiliza para hacer los borradores con los que llega a 'desesperar' a sus editores, pues, según cuenta, si pide que se imprima en determinado papel y con ciertas características es porque ya ha hecho varias pruebas y la que señala es la que mejor realza los detalles de sus ilustraciones.
Y como decoración, dos estanterías hechas en cartón para las campañas promocionales de tres de sus libros más famosos: Blancanieves, Alicia en el país de las maravillas y Madame Butterfly, esta última la más vistosa, con tonos amarillos y naranja y un dibujo de Madame enfundada en un vestido rojo y rodeada de cientos de mariposas de alas azules.

Yo, como todos los niños del mundo, dibujaba. Pero, a diferencia de todos los niños del mundo, nunca he dejado de hacerlo

Pero eso es solo una pequeña muestra de todo su repertorio: este artista ha ilustrado unos cuarenta libros, algunos de grandes autores como Lewis Carroll y Edgar Allan Poe, y otros escritos por él mismo y que se han traducido a más de veinte lenguas, con ventas de más de dos millones de ejemplares en el mundo. Con todo y eso y sus 34 años, Lacombe no se ha dejado enceguecer por su propio talento y el innegable reconocimiento con el que ya cuenta. Trabaja incansablemente en muchos proyectos al mismo tiempo, porque reconoce que todavía le falta mucho para llegar a ser tan célebre como Hergé, el creador de Tintín. Pero lo que él cree que le falta en trayectoria, le sobra en carisma y generosidad. A pesar de que tiene poco tiempo para hablar de su trabajo, conversa con soltura y siempre con una sonrisa encantadora sobre sus proyectos. Además, no escatima palabras a la hora de contar y mostrar lo que hizo y cómo hizo uno u otro de sus preciosos libros.
¿Por qué embarcarse en la aventura de hacer un libro sobre Frida Kahlo?
Me he dado cuenta de que los mejores libros que he hecho, o al menos los que más me gustan, vienen de un recuerdo muy fuerte de mi infancia. Porque son temas que me habitan y, sin saberlo, he trabajado en ellos desde mucho tiempo atrás. La obra de Frida Kahlo siempre me había interesado. Incluso recuerdo la primera vez que vi una tarjeta postal de uno de sus cuadros, cerca del Centro Pompidou, y lo que me cautivó fue la mirada de ella: directa, intensa y a los ojos. Luego, estudiando Historia del Arte, entendí su relación con la creación y el dolor físico, y desde entonces quise hacer un libro sobre ella.
¿Cómo decidió el enfoque?
No quería hacer una biografía, tampoco un pastiche de Frida, sino un libro de artista sobre una artista para comprender su universo creativo. Entonces leí su diario, fui a México, a la Casa Azul, y solo cuando estuve ahí encontré la clave para entrar en su universo. Vi que tenía muchos libros de anatomía y de ciencia. Como pasó por tantas cirugías, tengo la sensación de que ella misma, al igual que lo habían hecho los médicos, quería entrar en su cuerpo. Eso me dio la idea de hacer cortes en las páginas del libro, abrir espacios para que el lector entrara en el relato por medio de mis ilustraciones y apropiaciones que hago de sus obras.Así el lector tiene la sensación de ver qué hay detrás, y de descifrar sus códigos y sentidos.
Al final decidió que desarrollaría nueve temas claves de la obra de Frida, ¿por qué?
Por la pintura del ciervo en el bosque, con los nueve árboles y las nueve flechas. Así decidí que serían nueve temas: El accidente, La medicina, La tierra, La fauna, El amor, La muerte, La maternidad, La columna partida y La posteridad. Cada capítulo del libro es un tema de su pintura, un color y, a su vez, cada capítulo tiene una introducción verbal, que escribió Sébastien Pérez, también basándose en el diario de ella y citándola. Además, hay un texto mío: Una Frida.
Uno de sus libros ilustrados más reconocidos es el de 'Alicia en el país de las maravillas', historia de Lewis Carrol.

Uno de sus libros ilustrados más reconocidos es el de 'Alicia en el país de las maravillas', historia de Lewis Carrol.

Foto:

Al ver los personajes de sus libros se les nota una identidad propia. Nada de lo que ha hecho se parece a otra ilustración. ¿Cómo hace para darles eso a sus personajes?
No me inspiro jamás en otras ilustraciones porque la ilustración es una realidad sobre algo que ya ha sido reinterpretado. Es como una comida que ya se ha masticado y nadie quiere un bocado así. Lo que hago es inspirarme en alguien que conozco. Sin embargo, no es fotorrealismo y jamás los hago posar para dibujarlos, sino que parto de lo que queda de ellos en mi cabeza: cómo se mueven, cómo hablan, cómo me miran.
Insiste mucho en la mirada, ¿por qué?
Trabajo mucho en la mirada, pero no por los estereotipos que hay, que es el espejo del alma y esas cosas, sino porque creo que nadie puede traicionar una mirada. Me parece que es una de las pocas cosas que los seres humanos no hemos logrado dominar. Es algo espontáneo, dinámico, que mueve ideas, sentimientos, lenguajes y misterio.
Sólo una vez se ha dibujado a usted mismo y es en la ilustración del perfil que aparece en sus libros, con una particularidad: tiene seis brazos y uno de ellos acaricia a su perro…
Es porque nunca trabajo en un solo proyecto al mismo tiempo y eso me permite darle algo de dinamismo y frescura a cada uno. Y el perro, bueno, ahora tengo dos, así que tendré que modificarla porque ellos se convirtieron en mi firma.
¿A qué se refiere con su firma?
Adoro a Hitchcock y él firmaba sus películas incluyéndose siempre en alguna secuencia. Me pareció interesante incluir, en alguna parte de mis libros, a mis perros. Como una firma. Se ha convertido en un juego con los lectores. Empiezan a buscarlos incluso antes de comenzar a leer, porque habitualmente están muy bien escondidos. Aunque si son libros que no me gustan, no los firmo, porque eso significa que mis perros no merecen estar allí.
¿Qué significa un libro para usted?
La creación de un momento de magia, de una quimera, para provocar las emociones de las personas que lo van a leer.

Trabajo mucho en la mirada [...] Me parece que es una de las pocas cosas que los seres humanos no hemos logrado dominar

Ya hizo un libro 'pop-up' y ahora trabaja en otro, ¿qué aporta ese formato?
Hay quienes dicen que mi trabajo es hiperrealista. Por el contrario, yo pienso que es completamente surrealista, barroco, pero no rococó y un poco chic —se ríe mientras dice esto último—. Lo que creo que da la sensación de realismo es que pongo sombras fuertes, planos, volúmenes y zonas borrosas. Gracias a esos comentarios pensé que sería muy interesante llevar el asunto más lejos y utilizar el pop-up que da el sentido del 3D con hojas planas 2D. El que ya hice, Cuentos silenciosos, no es una sola historia, sino la esencia de diez cuentos famosos. Entonces le di volumen al simbolismo del cuento con el pop-up. De esa manera, en Caperucita Roja sale la boca enorme del lobo, en Pinocho la larga nariz, y todo el contexto de los cuentos alrededor de ellos.
Desde hace años se habla de la “crisis del libro impreso”. ¿Cómo se enfrenta a ello?
No estamos en la crisis de los libros de gran formato, de las grandes ediciones de lujo ni de los álbumes (beau livres y coffee table book). El año pasado, el libro más vendido en Estados Unidos fue uno de arte y en Francia fue uno de cómics. Nadie va a dejar de comprar este tipo de libros, porque son objetos que se quieren tener, que se deben ver, tocar, abrir… Sin embargo, no le tengo miedo al libro digital. De hecho hice uno, El herbario de las hadas, y en pocos meses saldrá otro sobre superhéroes. Es cuestión de conocer las especificidades de cada uno, y de contar y hacer vivir la historia de otra manera para ofrecer otra experiencia de lectura.
¿En qué proyectos trabaja ahora?
Voy a hacer Carmen con mi editor español, y pronto saldrá en varias lenguas Alicia al otro lado del espejo, después de la acogida que tuvo Alicia en el país de las maravillas. Y hay otras sorpresas, pero todavía no las puedo contar.
LECTURAS
Sergio Alzate
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