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Delitos

Los otros crímenes de la mafia en los que también participó el DAS

Gabriel Jaime Santamaría Montoya, diputado de la UP; y Diana Cardona Saldarriaga, alcaldesa de Apartadó.

Gabriel Jaime Santamaría Montoya, diputado de la UP; y Diana Cardona Saldarriaga, alcaldesa de Apartadó.

Foto:Fundación Manuel Cepeda y vidas silenciada

Documento de la Fiscalía dice que debilitaron la seguridad de las personas amenazadas por la mafia.

Los grandes magnicidios de los 80 y los 90 –Rodrigo Lara, José Antequera, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro– no fueron los únicos crímenes en los que hubo participación de escoltas del desaparecido DAS.
Las investigaciones de la Fiscalía sobre la escalada violenta de narcos y grupos paramilitares de la época, y que tuvo su vórtice con el asesinato de tres de los candidatos de la campaña presidencial de 1990, señala que la infiltración criminal en el nivel central también tuvo réplicas en las regiones, especialmente en Antioquia.
En la investigación por homicidio con fines terroristas contra el exdetective del DAS Jaime Ernesto Muñoz Gómez, quien mató en estado de indefensión al sicario que acababa de disparar contra Carlos Pizarro en abril de 1990, la Fiscalía asegura que el ‘modus operandi’ para atentar contra los grandes personajes se usó en otros asesinatos menos sonados.
En esos crímenes, dice el documento de casi 300 páginas conocido por EL TIEMPO, miembros del desarticulado organismo de seguridad cumplieron la función de debilitar la seguridad de las personas amenazadas por la mafia y, luego, de eliminar los cabos sueltos para garantizar la impunidad.
Uno de esos crímenes fue el de Diana Estela Cardona Saldarriaga, alcaldesa de Apartadó por la Unión Patriótica que fue asesinada el 26 de febrero de 1990 en Medellín. A ella la secuestraron hombres que se hicieron pasar por miembros del DAS que la iban a trasladar de urgencia para evitar un atentado. Su cuerpo apareció después con 8 impactos de bala.
Tras casi un cuarto de siglo sin avances en el proceso, la Fiscalía ordenó la captura de Jhon Alirio Rodríguez Parra, director de Protección del DAS en Medellín y quien era jefe de escoltas de la amenazada alcaldesa, que tenía entonces 33 años.
El ex-DAS, según la Fiscalía, “se habría prestado para una perfecta suplantación” que permitió perpetrar el secuestro y posterior asesinato. Rodríguez Parra, dice la investigación, “en connivencia con los Castaño Gil y con otros funcionarios, para cumplir con el plan de asesinar a la líder de la UP, durante todos los momentos del desarrollo del esquema de seguridad hasta el día de los hechos puso a la víctima en una mayor situación de indefensión de la que ya encontraba para hacerla presa del engaño en el que perdió la vida”.

Durante todos los momentos del desarrollo del esquema de seguridad hasta el día de los hechos puso a la víctima en una mayor situación de indefensión de la que ya encontraba

Ocho millones por ‘una vuelta breve’

El 27 de octubre de 1989, dos meses después del magnicidio de Galán, la víctima fue el diputado de la UP Gabriel Jaime Santamaría Montoya. A él lo mataron en su propia oficina en el Centro Administrativo la Alpujarra, uno de los edificios más custodiados de Medellín y, de contera, cuando sus escoltas del DAS permanecían fuera del despacho, supuestamente cuidando la entrada. El sicario, un joven de las barriadas de Medellín, fue abatido inmediatamente después de disparar contra el dirigente político.
Así lo reconstruyó la Fiscalía: “El atentado (fue) perpetrado bajo similares circunstancias a las que se escenificarían seis meses después cuando fue acribillado (Carlos) Pizarro, estribando la diferencia en la ejecución en tierra, en la oficina, lugar al que penetró el sicario, que tras la ráfaga fue abatido por los escoltas que ingresaron presurosos so pretexto del ejercicio de una reacción, más bien silenciándolo porque había dejado de representar peligro, agotada la carga, la munición”.
Un detective, Justo Alfredo Barrios, fue separado del esquema de Santamaría Montoya días antes del crimen. Él asegura que en la propia sede del DAS en Medellín fue abordado por un hombre que le ofreció 8 millones de pesos de la época “por una vuelta breve”: que se fuera a “tomar una gaseosa” mientras el sicario entraba a la oficina del político. Él hombre asegura que le dijo a Santamaría que estaban pagando por facilitar su asesinato. También le pidió el favor de que lo relevara de la escolta. Después, dijo, “el director del DAS (regional) estaba muy grosero conmigo que porque le había prestado un mal servicio” y terminó con varios procesos disciplinarios.
En la decisión de la Fiscalía se mencionan de nuevo los contactos del polémico exjefe del DAS en la Costa Emilio Vence con los paramilitares de Carlos Castaño.
JUSTICIA
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En Twitter: @JusticiaET
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