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Cortes

Magistrados deben dedicarse solamente a hacer justicia: Gil Botero

El exmagistrado Enrique Gil Botero indicó que no hay ruptura con la Fiscalía sobre el manejo de la política criminal.

El exmagistrado Enrique Gil Botero indicó que no hay ruptura con la Fiscalía sobre el manejo de la política criminal.

Foto:Carlos Ortega / EL TIEMPO

El nuevo ministro de Justicia, Enrique Gil Botero, critica funciones electorales de las cortes.

El exmagistrado del Consejo de Estado Enrique Gil Botero dejó el cargo como representante ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para asumir la tarea que le encomendó el presidente Juan Manuel Santos, hace más de una semana, como nuevo ministro de Justicia.
Gil, quien se posesiona el próximo jueves, habló con EL TIEMPO, entre otras cosas, sobre los desafíos de la paz, la política criminal y la imagen de la justicia.
Una de sus tareas fundamentales será darle soporte a la JEP. ¿Cómo asume ese reto?
La paz es un propósito nacional, un anhelo de todos los colombianos; aun los partidos o la oposición misma buscan la paz. La gran diferencia puede ser en cuanto a la metodología, pero en cuanto a la materialización del valor paz hay un consenso. Por la paz hay que trabajar desde todos los ángulos y desde todas las fronteras.
¿Cómo recuperar la imagen de la justicia?
Tenemos que generar un momento de reflexión para recuperar la imagen, porque una sociedad no puede descreer de sus jueces; la sociedad que no cree en sus jueces está condenada al fracaso.
Hay que pensar en qué anda mal: si es nuestra cultura o nuestra formación en valores. En la medida en que podamos rescatar todos esos valores se va a producir una transformación en la sociedad. Debemos tener en cuenta la academia, la formación de los abogados y de los jueces.
El ejemplo debe empezar con las altas cortes. Lo digo respetuosamente, porque fui integrante de una: a los magistrados se nos dio un regalo envenenado.
¿Por qué?
El poder de estar participando en elecciones es ajeno a la función del juez. El juez tiene que tener un espacio de tranquilidad y dar a cada quien lo que le corresponde. No es estar perdiendo tiempo en salas interminables, en debates angustiantes sobre quién debe ser elegido en un alto cargo o no. Cuando los jueces se dediquen a su función connatural, que es hacer justicia, dedicando todo su tiempo, volverán a recobrar la toga del sacerdocio y la justicia volverá a adquirir la majestuosidad que nunca debía haber perdido.
¿La línea de política criminal del Ministerio ha chocado con la de la Fiscalía?
En la Fiscalía y el Ministerio de Justicia hay una armonía sobre los puntos esenciales y fundamentales; y también, una identidad en cuanto hacia dónde va la política criminal. Tienen un propósito en común; puede haber matices, pero en cuanto al enfoque a que las conductas disvaliosas deben ser sancionadas, no hay diferencia.
Puede haber una apreciación con los montos o a la forma de la pena. Eso es completamente válido y lógico, pero no significa una ruptura en cuanto al manejo de la política criminal.
¿Qué propuestas tiene para enfrentar la crisis carcelaria?
No tengo la respuesta mágica. Es un problema estructural que hay que resolver indudablemente frente a los estándares internacionales de lo que se ha denominado las reglas Mandela. Lo más importante es que sea verdad aquello de que la cárcel o la pena es un instrumento de resocialización, pero vemos que eso no se está dando.
No voy a decir que serán las cárceles modelo de Latinoamérica, pero hay que buscar proteger los derechos humanos de los reclusos. En marzo se van a entregar 4.000 nuevos cupos.
¿Qué responden frente al aumento de crímenes cometidos por personas con detención domiciliaria?
Dentro de un sistema de derecho penal, obviamente se pueden presentar situaciones insulares. Es un problema de valoración, y los seres humanos también podemos errar. Hay que confiar en que los encargados de otorgar beneficios tengan unos juicios de formación y valoración adecuados. Es un problema de ponderación.
La lucha contra la corrupción es la bandera del Gobierno ¿Cómo va a contribuir el Ministerio?
La corrupción es una de las grandes pandemias que tiene la moralidad en todos los sistemas de gobierno. Una de las cosas que más me preocupan es la Ley 80 y todos los regímenes especiales que tiene esa ley. Indudablemente, hay que hacerle una cirugía que corte todas las posibilidades que se han dado en relación con la contratación estatal.
He pensado en que se implemente un sistema como se usa en el derecho francés, de un control previo de legalidad desde el momento de la adjudicación misma de este tipo de contratos, que daría seguridad jurídica. Donde lográramos eso, sería ponerle coto al flagelo de la corrupción en materia de contratación, que es uno de los más preocupantes. Hablaré con el Presidente para, bajo su liderazgo, avanzar en el tema.
En los últimos años se han intentado varias reformas de la justicia, pero de ellas no ha quedado casi nada. ¿Cree que debería hacerse una asamblea nacional constituyente?
Las causas de los problemas de la justicia van más allá de las competencias de la Rama Judicial o de la Ejecutiva. Se han hecho ya unos ajustes institucionales: con el acto legislativo 02 de 2015 se exigen mayores requisitos para la elección de los magistrados de las altas cortes, hay incorporación del criterio de equilibrio en la selección de quienes provienen del ejercicio profesional de la Rama Judicial y de la academia, y hay reglas para evitar la ‘puerta giratoria’. No sé si la pregunta va dirigida sobre una constituyente en este periodo o en el futuro, pero son decisiones que obedecen, precisamente, a la voluntad popular.
¿Cuál va a ser su política frente al tema de los narcocultivos?
Frente a esa problemática de los cultivos, no se puede recurrir a una sola estrategia. A partir de la suspensión del programa de aspersión, el Gobierno formuló una estrategia de intervención desde un enfoque de integralidad. Se propuso, desde 2015, el desarrollo de una nueva política que busca una coordinación estricta y efectiva entre las estrategias de interdicción, erradicación y desarrollo alternativo. Los resultados del incremento de los cultivos de coca no están estructuralmente ligados a la suspensión de esta herramienta de control y podrían atribuirse al incremento de las expectativas de los cultivadores para recibir beneficios como contrapartida por la eliminación de los cultivos.
VALENTINA OBANDO
Redactora de EL TIEMPO
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