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Johan Norberg: ‘Somos adictos a las malas noticias’

Johan Norberg, escritor y analista económico sueco.

Johan Norberg, escritor y analista económico sueco.

Foto:@johanknorberg

Es considerado parte de los ‘nuevos optimistas’ y defensor de la globalización. Entrevista.

Diana Hernández
Johan Norberg fue anarquista en sus años mozos y ahora es un gran defensor de la causa liberal. Este ensayista sueco de 44 años despuntó en 2001 con la publicación de 'En defensa del capitalismo global', uno de los 15 libros que ha escrito hasta la fecha, y desde entonces recorre el mundo dando conferencias. Se considera parte de los ‘nuevos optimistas’, una suerte de corriente de pensamiento que engloba a académicos, miembros de think tanks y autores de distintas sensibilidades políticas que tienen en común el uso de datos para estudiar tendencias a largo plazo y contrarrestar el pesimismo reinante. Entre ellos está el psicólogo y profesor de Harvard Steven Pinker, autor de 'Los ángeles que llevamos dentro'.
Formado en la Universidad de Estocolmo y especializado en historia de las ideas, Norberg publica ahora en 'España Progreso: diez razones para mirar al futuro con optimismo' (Deusto, Grupo Planeta), ensayo que fue libro del año en 2016 según The Economist. En él recurre a una decena de variables (pobreza, esperanza de vida, alimentación, libertades) para compararlas con las de hace dos siglos y concluir que vivimos la mejor época de la historia de la humanidad. Concede esta entrevista en la Fundación Rafael del Pino, horas antes de pronunciar una de sus conferencias.
Su libro está plagado de indicadores que invitan al optimismo, pero si tuviera que elegir uno, ¿con cuál se quedaría?
Elegiría el de la esperanza de vida. Resume tantas otras cosas: nuestro mejor acceso a la alimentación, agua potable, riqueza, mejor sanidad en general. Es un indicador que no varió en 100.000 años y que en tan solo 100 ha pasado de los 30 a los 71 años.

A veces se confunde el optimismo con confiarse y dormirse en los laureles... Hay que inyectar un optimismo basado en hechos.

Destaca que se ha avanzado en la lucha contra la pobreza. Pero en el reciente Foro de Davos se alertó de la creciente desigualdad y se dijo que en los últimos cinco años el crecimiento no sirvió para reducir la pobreza.
Me inquieta cuando la gente dice que las desigualdades son la gran amenaza. El problema es la pobreza, no la riqueza. Es bueno que la gente haga dinero creando nuevas tecnologías que permiten un mayor acceso al conocimiento, que se mejore la logística. Cosas como la esperanza de vida, el acceso al conocimiento, a la educación, están mejor que nunca, en parte porque las tecnologías del transporte han reducido el coste de todo. Por eso pienso que la apertura y la globalización son lo más importante para el progreso.
También en la última edición de Davos se dijo que no se descarta una nueva crisis. ¿Considera que es algo que pueda suceder a corto plazo?
Esto arruina un poco mi imagen de eterno optimista, pero creo que puede ocurrir en cualquier momento. Y nada me da más miedo que escuchar a analistas y empresarios decir que la economía va de maravilla, porque ese es el momento en que se cometen errores y, de pronto, la recesión golpea. Así ocurrió en 2006.
¿Necesitamos más nuevos optimistas?
Sí. Necesitamos más datos que demuestren cómo ha evolucionado todo. Mi libro rebosa optimismo, pero lo que oigo es que la gente no cree en los datos y piensa que todo va peor.
Los medios influyen en nuestra visión negativa del presente. Y dice usted que nos hemos convertido en adictos a las malas noticias. ¿Es así?
El periodismo recurre mucho a lo dramático, a lo chocante. Pero no hay que responsabilizar a los periodistas. Yo y tantos otros lectores somos los responsables porque queremos eso, somos adictos a ellas porque está en nuestros genes, creo.
¿Es legítimo ser tan optimista con la globalización cuando estamos frente a un fenómeno como el cambio climático?
Creo que sería irresponsable no ser optimista cuando nos enfrentamos a retos como este.
JOSEBA ELOLA Ediciones El PaÍs, SL 2018
Diana Hernández
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