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Economía

Cuando la pelota rueda y las cifras crecen

¡Suena el primer pitazo! Y con él las apuestas y la posibilidad de convivir con nuestras diferencias

¡Suena el primer pitazo! Y con él las apuestas y la posibilidad de convivir con nuestras diferencias

Foto:Cortesía EAM

¡Suena el primer pitazo! Y con él las apuestas y la posibilidad de convivir con nuestras diferencias

Cada cuatro años rueda el balón más codiciado del mundo. No solo se ‘prende’ la fiesta más grande alrededor de un deporte, sino que se activa el símbolo de la interculturalidad por excelencia, de la convivencia de millones de personas de diferentes nacionalidades, lenguas y creencias en torno al Mundial de Fútbol.
Rusia 2018 no solo será el evento deportivo más grande del planeta sino un articulador e integrador global de relaciones humanas, un fenómeno económico y un generador de negocios multimillonarios, que confirman a la FIFA como la decimoquinta economía más poderosa del mundo, por encima del PIB de cientos de naciones.
“De la mano de esta cita orbital crecen las economías de los países, tal como se prevé en Rusia, que podría incrementar su PIB en 1% en los próximos cinco años, producto del turismo durante y después del Mundial”, asegura Ómar Alonso Patiño, docente titular y director del Departamento de Gestión y Organizaciones de la Universidad EAN, quien además es miembro de la Asociación Colombiana de Periodistas Deportivos, Acord.

El juego de la globalización y la interculturalidad

El Mundial de Fútbol apela a tantos puntos comunes entre ciudadanos del mundo, que durante un mes se podrá excluir de la agenda la fuerza bélica o la imposición económica. Durante la disputa limpia y honorable entre naciones, la rivalidad se convierte en una puja de capacidades, habilidades, competencias y estrategias, enmarcadas en un término de tiempo y bajo la supervisión de árbitros que regulan las relaciones entre los 22 seres humanos que están en la cancha y los millones que los animan con sus banderas, colores y pasiones.
“Este es el único escenario donde en 90 minutos se resuelve todo y el resultado desvirtúa cualquier argumento”, comenta Carlos Mario Reyes, decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad EAN, para quien también el Mundial es un pretexto para hablar del otro y celebrar las diferencias.
Por su parte, Héctor Manuel Serna Dimas, director del programa de Lenguas Modernas de la EAN, insiste en que “hay que desarrollar criterios para entender a los ciudadanos del mundo sin barreras, sin estigmas. Las nuevas generaciones ven estos eventos, por ejemplo, como la comprobación de que es viable crecer personal y profesionalmente en lugares como Rusia, que antes eran impensados, pero ahora están en el abanico de sus opciones”.
Además, si las relaciones logran traspasar la órbita del evento deportivo, los obstáculos entre las culturas empezarán a desvirtuarse y podrán empezar a resolverse problemas como el racismo o la discriminación. “Unir a todos en torno a una causa común… ese es el poder del fútbol, que, apoyado en su carácter simbólico y lúdico, deja entrever que es posible construir un mundo diferente”, enfatiza Serna.
EAN

A partir de las nuevas ideas se han consolidado los aportes para el sector comercial y económico durante el mundial.

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Emprendimientos redondos

Durante el Mundial de Rusia, la FIFA y el gobierno de Vladimir Putin han adelantado un interesante programa para auspiciar emprendimientos alrededor de la fiesta deportiva, con una inversión de US$ 20 millones para emplear formalmente a muchos comerciantes que se dedicaban a vender souvenirs en las calles y alrededor de los estadios.
Igual hicieron con los artesanos que se reunían en las avenidas de Moscú y ahora podrán instalarse en un centro comercial que fue inaugurado para que vendan sus creaciones a los turistas del mundo, de una manera organizada.
Emprendimientos como este y otros de reconocidos futbolistas como Andrés Iniesta o Sergio Ramos, quienes concibieron, respectivamente, una marca de vinos que lleva su apellido, y una empresa de ropa junto con su esposa, son modelos que pueden replicar otros futbolistas para generar empleos y dinamizar las economías de sus países.
De hecho, jugadores colombianos como James Rodríguez ya lo está haciendo en nuestro país, y no fue el primero.
“En el pasado, Faustino Asprilla ya le había apostado al emprendimiento con sus tiendas de ropa, o Juan Pablo Ángel y David Ospina, quienes decidieron invertir en el mercado inmobiliario de locales comerciales. La posibilidad de emprender y aprender a hacerlo siempre está latente”, asegura Miguel Ángel Zúñiga Gutiérrez, coordinador de especializaciones del Instituto para el Emprendimiento Sostenible de la Universidad EAN.

Las cifras alrededor del Mundial

Muy interesantes son los números de la fiesta deportiva más grande del planeta que congregará a partir del 14 de junio, en 12 ciudades rusas, a las mejores 32 selecciones de fútbol del mundo. Según el periodista deportivo y miembro de la Acord, Ómar Patiño, en Rusia 2018 las inversiones alcanzaron los US$ 20 mil millones, mientras que en Brasil 2014 fueron del orden de US$ 15 mil millones, y en Sudáfrica 2010 superaron los US$ 5.700 millones.
“Tan solo en el turismo que generará el evento, Rusia percibirá unos US$ 2.000 millones. Así mismo, la organización empleó más de 220.000 personas para la logística y recibió otros 50.000 voluntarios de todas partes del mundo”, confirma Patiño, agregando que las cifras que se manejan para los premios son exorbitantes, pues cada una de las 32 selecciones recibirán de entrada US$ 8 millones; las que alcancen los cuartos de final otros US$ 12 millones; el cuarto puesto US$ 22 millones; el tercero US$ 24 millones; el subcampeón US$ 28 millones; y el que alce la Copa Mundo se embolsillará US$ 38 millones.
Para Colombia, los números también son atractivos. Nuestra Selección está valorada en US$ 200 millones, muy cerca de su rival Polonia, que alcanza los US$ 220 millones, y muy lejos de Japón, que se cotiza en US$ 23 millones.
En cuanto a la economía doméstica, solo en importación de televisores y licores, el mercado subió más del 30%, mientras que las casas de apuestas oficiales están pagando 1.000 a 1 a quien crea que Panamá puede ser campeón mundial, 5 a 31 a quienes depositen su fe en Brasil, y 37 a 50 a quienes confían en que la selección nacional alzará el trofeo de campeón.
Para finalizar, hay una cifra muy seductora: con más de 14.700 entradas los colombianos están en el top cinco de los ciudadanos que más compraron boletas para asistir a los partidos. Pero, lo que no necesariamente reconocen estos aficionados, es que también adquirieron la oportunidad única de interrelacionarse con millones de ciudadanos del mundo. Por eso, de su apertura mental dependerá el reto de empezar a pensar en colectivo, tal como se hace en un partido de fútbol, pero que por cuestiones de atavismo, mitos y convicciones, se ha olvidado en el mundo real.
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