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Empresas

Así nacieron las diferencias entre Odebrecht y Corficol

La Ruta del Sol II pasa por varias regiones. La obra se tasó en 3,2 billones de pesos.

La Ruta del Sol II pasa por varias regiones. La obra se tasó en 3,2 billones de pesos.

Foto:Carlos Capella / EL TIEMPO

EL TIEMPO revela pagos sospechosos que los brasileños hicieron en ejecución de la Ruta del Sol II.

El viernes 19 de junio del 2015, cuando la policía de Brasil capturó al constructor Marcelo Odebrecht por su participación en la vasta red de corrupción en la estatal Petrobras, también las alarmas se prendieron en Colombia.
En ese momento, el entonces vicepresidente, Germán Vargas Lleras, anunció que la multinacional quedaría vetada en el país si se probaba el pago de coimas. Y la advertencia cobró relevancia porque su filial tenía a cargo la construcción de la Ruta del Sol II, en asocio con Episol, una empresa de Corficolombiana.
A pesar del escándalo en ciernes, los brasileños les enviaron un mensaje de tranquilidad a sus socios en Colombia: les dijeron que el arresto de la cabeza de la multinacional era un tema netamente político y un intento por acorralar a Luiz Inácio Lula da Silva.
No obstante, según Episol, luego de la captura de Marcelo Odebrecht empezaron a aparecer pagos calificados de “sospechosos”. Eran cuantiosos desembolsos a abogados, obras adicionales e inversiones que pasaban sin problema los filtros de control, pero que comenzaron a crear desconfianza entre los ejecutivos de Corficolombiana designados para el proyecto.
Uno de esos casos se registró cuando Corficolombiana se opuso a la contratación de los servicios de la firma Profesionales de Bolsa, de lo cual dejó constancia. Pero los brasileños derrotaron su postura y también les impidieron realizar una auditoría por su condición de socios minoritarios. Esta circunstancia, según el pacto de accionistas, no les permitía ejercer dicho control sobre los gastos que hacía Odebrecht, firma encargada de la administración del proyecto.
De acuerdo con ejecutivos de Episol, les recordaron que por tener una posición dominante dentro del contrato, el 64 por ciento, Odebrecht tomaba las decisiones o las hacía someter a votación, inclinando siempre la balanza a su favor. Y agregaban que para auditar las cuentas ya existía Price Waterhouse, cuyos balances y conceptos demostraban que todo estaba en orden.

El informe del comité

Según documentos internos, entre los años 2013 y 2015, Javier Mejía, gerente contractual de la obra, nombrado por Episol, y Jorge Enrique Pizano, uno de los controllers de la concesionaria, nombrado por Corficolombiana, empezaron a detectar los desembolsos sospechosos e hicieron varios reportes a este respecto. Hasta ese momento, nadie sabía en el mundo de las dimensiones de lo que estaba pasando en Brasil, ni menos del asunto de los sobornos.
Ante los constantes cuestionamientos y solicitud de cuentas de Episol, los brasileños terminaron accediendo a conformar un comité de ética que, en efecto, fue convocado en varias ocasiones. Finalmente, el 20 de noviembre de 2015, cinco meses después de la captura de Marcelo Odebrecht, dicho comité presentó a Corficolombiana un balance, apoyado en conceptos de Price Waterhouse, en el que ratificaba que todo estaba en orden.
El presidente Eleuberto Martorelli informó de las inquietudes que le hizo llegar nuestro socio Corficolombiana frente a algunos subcontratos y subcontratistas de la Concesionaria y Consol (...) la referida empresa cuestionó su alcance y necesidad de contratación específicamente de las empresas que se relacionan abajo, cuya evaluación y verificación requieren de la acción del sistema de conformidades que contempla la organización”, se lee en el informe del comité.
Y a renglón seguido señalan las empresas cuyos contratos estaban siendo cuestionados por Corficolombiana, entre ellos el de Profesionales de Bolsa, que dos años después se estableció por las autoridades Colombianas, sirvió como puente para el pago de coimas.
En ese mismo documento, Martorelli entregó una justificación de cada uno de los contratos y recordó que el de Profesionales de Bolsa había sido aprobado en junta directiva por mayoría de votos (de nuevo imponiéndose las mayorías y sin el voto de Corficolombiana).
Los brasileños, aunque nunca aceptaron irregularidades, admitieron un desfase superior a los 30.000 millones de pesos en los contratos cuestionados.
Para resolver esa diferencia se suscribió un contrato de transacción, el 11 de marzo de 2016, que contemplaba un nuevo sistema de gobierno corporativo y sistemas de vigilancia, seguimiento, auditoría y cumplimiento que obligó a cambiar los estatutos del acuerdo consorcial. Bajo esas nuevas reglas, los brasileños se comprometieron a presentarles a Episol y Corficolombiana un informe de un auditor independiente.
Además, les otorgaron la posibilidad de convocar asambleas extraordinarias y se crearon tres ‘gerencias de conformidad’, que daban el visto bueno final a los pagos. Adicionalmente a la mayor participación en la gobernabilidad del proyecto, Odebrecht se obligó a reembolsarle a la Concesionaria 33.081 millones de pesos, que correspondían al valor de los contratos cuestionados, porque, a juicio de Corficolombiana, carecían de justificación.
Por ello, gracias al contrato de transacción, no se llegó al pleito entre los socios. En medio de las discusiones, los brasileños siempre esgrimieron razones para justificar esos pagos, bajo esos cuestionados contratos “aunque nunca los asociaron a temas de corrupción”.
Para hacerle seguimiento al plan de pagos y para que no se produjeran otros pagos innecesarios, se creó además un comité permanente de conformidades. Un mes después, el 11 de junio de 2016, Odebrecht efectuó el primer pago, por 8.000 millones de pesos.
EL TIEMPO hace parte de las empresas de propiedad del socio mayoritario de Corficolombiana.
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