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Fútbol Internacional

Así fue la última final de la Libertadores en cancha neutral

El arquero Rodolfo Rodríguez tiene el trofeo de campeón de la Copa Libertadores de 1987, en un juego de Peñarol y América. en Chile.

El arquero Rodolfo Rodríguez tiene el trofeo de campeón de la Copa Libertadores de 1987, en un juego de Peñarol y América. en Chile.

Foto:Archivo / EL TIEMPO

Se jugó el 31 de octubre de 1987 en Santiago de Chile entre América y Peñarol de Uruguay.

Lisandro Abel Rengifo
Fue un golpe al alma. Así lo sintieron los hinchas del América de Cali hace exactamente 30 años, el 31 de octubre de 1987. Muchos de ellos no se dieron cuenta de inmediato, porque justo cuando terminaba ese partido, en Santiago de Chile, se fue la luz en buena parte del país. Antes del apagón, el equipo igualaba 0-0 con Peñarol, en el partido de desempate de la final de la Copa Libertadores. En el minuto 120 con 28 segundos, Diego Aguirre anotó el gol que le dio el título al club uruguayo.
Cosas absurdas de la reglamentación vigente en ese entonces en la Libertadores. Si había empate en puntos, así un equipo tuviera mejor diferencia de goles, era obligatorio disputar un partido extra en cancha neutral. América había ganado 2-0 en Cali.
En Montevideo cayó 2-1. Por eso hubo que viajar a Chile, en un ambiente que no era para nada favorable. El reglamento lo cambiaron al año siguiente...
Entre el juego de Montevideo y el de Santiago apenas hubo tres días de diferencia.
“El vuelo que llevó a Peñarol a Santiago llegó por la mañana. A nosotros nos tuvieron todo un día en el aeropuerto. Las autoridades de Uruguay nos dijeron que el avión que nos iba a llevar tenía problemas mecánicos”, recordó Álex Escobar en 1996, cuando se preparaba para jugar otra final de Libertadores, esa vez, frente a River.
“Nos tocó dormir en el aeropuerto, mientras los pasajeros no podían creer que en pocas horas teníamos que definir el título de la Copa”, agregó.
Fue un partido bravo, en el que hubo más golpes que fútbol. América era campeón con el empate: ahí sí valía la diferencia de goles. El técnico del América era Gabriel Ochoa Uribe, quien le apostó a eso, a aguantar. A tal punto que, a los 80 minutos, hizo su único cambio: sacó a su centro delantero, Ricardo Gareca (el mismo que hoy es DT de Perú) y metió en su lugar, y a jugar arriba, a un zaguero central, Enrique Simón Esterilla.
“Ochoa nunca me mandó a la cancha a atacar, sino a defender el 0-0 que nos daba la Copa. Es más, alguien en el banco me puso una cinta adhesiva alrededor de un dedo en la mano. El técnico me dijo: ‘Cada vez que se toque o mire la cinta, recuerde que tiene que patear al arco contrario o reventar la pelota’”, rememoró Esterilla.

Ochoa nunca me mandó a la cancha a atacar, sino a defender el 0-0 que nos daba la Copa

A esa altura del partido, el paraguayo Roberto Cabañas, una de las grandes figuras del equipo, que además había marcado gol tanto en Cali como en Montevideo, salió expulsado junto con un rival, José Herrera. Cabañas quiso echar mano de todos los recursos disponibles, deportivos y extradeportivos, para aguantar el empate. Lanzó unos balones a la cancha.
“Yo intuía que mis compañeros no iban a aguantar ese partido. Lastimosamente, a mí me expulsaron y traté al máximo de ganar tiempo, pero nada sirvió. Quizás fue irresponsabilidad; quedamos con diez hombres. Si yo hubiera estado, las cosas iban a ser diferentes”, dijo Cabañas en una entrevista publicada en EL TIEMPO después de su muerte, el pasado 9 de enero.
El arquero Rodolfo Rodríguez tiene el trofeo de campeón de la Copa Libertadores de 1987, en un juego de Peñarol y América. en Chile.

Peñarol, campeón de la Copa Libertadores 1987.

Foto:

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Hubo alargue. Hubo nervios. América aguantó hasta donde pudo y Peñarol no se entregó. Aguirre cambió la historia.
“Es algo que se hace por intuición, no te da el tiempo de pensar y menos a los 120 minutos de juego, cuando ya estás agotado, no razonas bien… Lo hacés por instinto. Te sale por las condiciones y el momento y cuando reaccionas, el gol ya fue”, le dijo Aguirre a este diario en 2009.
“Recuerdo cuando se perdió la final en el 87 viendo que mis compañeros lloraban, quebraban vidrios de los baños. Me hice a un lado a pensar por qué Dios no me dio la oportunidad de darle ese título a Colombia”, declaró Cabañas. Un día, estando ya juntos en Boca, el maestro Oscar Washington Tabárez –entonces DT de Peñarol– me dijo: ‘Cuando a vos te expulsaron, yo sabía que ganaba la Copa’. Fue triste”, agregó.
Ese día hubo apagón en Colombia. Y al América se le fue la luz en el peor momento: jugó tres finales seguidas de Copa. Perdió las tres. Pero aún estaba lejos de vivir el infierno reciente: en 1987 no existía la B.
JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de Deportes
En twitter: @josasc
Lisandro Abel Rengifo
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