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Fútbol Internacional

Muchas gracias, ‘fútbol de verdad’ (Opinión)

Boca Juniors vs. River Plate, final de ida de la Copa Libertadores 2018.

Boca Juniors vs. River Plate, final de ida de la Copa Libertadores 2018.

Foto:AFP

Los problemas argentinos se contraponen con la placidez de un fútbol europeo que añora algo perdido.

Camilo Nieto
Era la final de los problemas y los disparates encadenados, pero una vez que el Boca versus River se redujo a sus 90 minutos naturales algo notable sucedió: un gran domingo de fútbol. Publicó el diario español El País, en la antesala de la primera final de la Libertadores, que "un choque entre Boca y River es siempre algo extraordinario". Así de sencillo y así de profundo el inicio del artículo de Enric González, su corresponsal en Buenos Aires.
La vibración del texto anticipó la del partido en la Bombonera. ¿Quieren vibración? Lean: “Este Boca-River (y el River-Boca en dos semanas), la final a doble partido por el cetro del continente, es absolutamente excepcional. Y, para un europeo, tiene el sabor del fruto prohibido. Es la vieja absenta auténtica, el tabaco sin filtro, el sexo sin precauciones, la droga sin mesura: es eso a lo que renunciamos, el exceso contra el que, responsablemente, seguimos luchando. Es lo que no nos conviene. Y, sin embargo”.
El "sin embargo" se repite a lo largo del artículo, con un ritmo creciente en el que los problemas (tremendos problemas) argentinos se contraponen con la placidez de un fútbol europeo que añora algo perdido. "¿Cómo no disfrutar loca, absurda, ciegamente de este placer insano, del que los europeos nos privamos hace tiempo?", se pregunta González.
Y se entiende perfectamente la pregunta, planteada en un medio europeo por un periodista y escritor que conoce y ama al fútbol sin reservas. "Historias del calcio, una crónica de Italia a través del fútbol", es un libro que publicó en 2007 y muchos veneran. No resulta aventurado pensar que, dentro de unos años, González encadene magistrales relatos del fútbol argentino y explique, así, su tiempo de corresponsal en un país imposible de entender si se le quita la pelota. Aunque está muy claro, clarísimo: muchos, muchísimos, podrían responderle que se lanzan de cabeza al aburrimiento del fútbol europeo antes que sufrir fin de semana tras fin de semana la sinrazón del fútbol argentino y regional.
Los dirigentes de River se fueron ayer 15 minutos antes de la Bombonera porque era muy riesgoso hacerlo al final, y el lesionado capitán de River, Leonardo Ponzio, siguió el partido por radio: más allá de los inhibidores de frecuencias instalados por la Conmebol para impedir que Marcelo Gallardo se inmiscuyera en el partido desde el Monumental, también se prohibieron los televisores en los vestuarios. Realismo mágico futbolero.
En las horas previas al partido, la inevitablemente polémica Conmebol fue objeto de burlas en la persona de su presidente, Alejandro Domínguez, que en una entrevista con La Nación dijo algo parecido a lo de González, aunque infinitamente menos poético, y por otras razones: "No es lo mismo ver fútbol de verdad que ver fútbol de PlayStation". Lanzó la frase, dio un respingo en el sofá, se puso de pie y explotó en una sonora carcajada: "¡Ya está, ya no tengo nada más que decir!".
Falso. Juró, por ejemplo, que la final a partido único que se jugará desde el año que viene no implica europeizar la Libertadores hasta que se confunda con esa Champions de PlayStation que es la locura de cualquier futbolero, también en la Argentina. "De ninguna manera, nunca Europa va a conseguir vivir el fútbol como lo vive Sudamérica".
Admitió, también, y eso es música para los oídos de los hinchas, que el Tribunal de Disciplina de la Conmebol es demasiado lento y necesita adaptarse a los tiempos de hoy: "Hay que mejorar, ser más exigentes. Debería ser mucho más ágil".
Los hinchas de River se sienten hoy más cerca de Abu Dhabi que los de Boca, pero lo importante es que en los Emiratos Árabes habrá miles de argentinos, como en cada edición que un equipo argentino juega el Mundial de Clubes. Muy probablemente sea una nueva oportunidad de medir al "fútbol de verdad" con ese de la Play, que viene ganando con suficiencia los duelos en los Mundiales, tanto de clubes como de naciones.
Y, sin embargo, diría González. "El partido que paraliza al mundo", rezaba el graph de una cadena de TV en los días previos al choque en la Bombonera. La afirmación generó controversia en las redes sociales, y a ello apuntó un agudo tuit de Marcelo Stiletano, periodista de este diario:
Un tuitero le respondió con la tapa de la edición impresa del diario deportivo español Marca, una forma de decir "claro que sí, claro que este partido paraliza al mundo. ¡Es tapa en Europa!".
Lo cierto es que la conexión de España con América Latina es intensísima, en especial con la Argentina. La tapa de Marca no es la medida de una atención mundial. El domingo, en la previa del superclásico, La Gazzetta dello Sport, el gran diario deportivo italiano, ignoraba el asunto. Lo argentino allí era Gonzalo Higuaín de cara al clásico Milan-Juventus, e Inglaterra se resumía en el liveblog de The Guardian, siempre afín a las grandes historias del fútbol argentino. ¿Alemania? Poco y nada. ¿Francia? La derrota del rugby, en casa, ante Sudáfrica, monopolizando L'Equipe.
Así y todo, el presidente Mauricio Macri, hincha fanático de Boca, no dudó cuando se le pidió comparar el River-Boca con el Real Madrid-Barcelona: "¡Muy superior!". Y en más de un sentido tiene razón. Boca y River no juegan mejor fútbol que los españoles (¡no!), pero los hinchas ibéricos llegan a su gran cita apenas minutos antes y se van con el árbitro marcando el final o con el partido aún en juego. Acá, la previa dura años y el post-partido, una eternidad, aunque lo negativo pesa mucho, ya lo sabemos. El fútbol argentino encanta y asusta.
Y, sin embargo, diría el corresponsal de El País. Quedan 12 días para terminar de saber hasta dónde llega el "fútbol de verdad".
Sebastián Fest
La Nación (Argentina-GDA)
Camilo Nieto
icono el tiempo

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