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Fútbol Internacional

Con un gran James, Colombia derrotó 2-4 a Estados Unidos

James Rodríguez celebra el gol contra Estados Unidos.

James Rodríguez celebra el gol contra Estados Unidos.

Foto:AFP

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El volante anotó un soberbio golazo. Falcao, Bacca y Borja también aparecieron en el marcador.

La pelota aún debe estar flotando, pegada a la red. No quiere caer, debe seguir allá arriba en el ángulo donde James Rodríguez le ordenó que fuera a descansar, como si tuviera un dron. Esas cosas, esos goles, solo los hace James. Cuando él está en la cancha, la Selección Colombia tiene más posibilidades de ganar. Este jueves fue en un amistoso que le ganó 2-4 a Estados Unidos, un amistoso que James jugó como si se tratara de un partido oficial. Al fin y al cabo, él estaba de regreso y se notó que quería brillar.
James no estuvo en los pasados amistosos contra Venezuela y Argentina, y aunque Colombia no perdió, sí lo extrañó. Tampoco estuvo en gran parte del Mundial porque una lesión inoportuna mermó el rendimiento del mejor jugador colombiano de los últimos tiempos. Así que James venía aplazando su regreso al equipo. Para colmo, llegó de Alemania, donde no es titular en el Bayern Múnich, y donde se rumora que no está cómodo. Pero parece que esas especulaciones siempre lo nutren, le sacan su magia interior. Este jueves lideró el triunfo, puso a jugar a sus compañeros, hizo asistencia y se mandó un golazo.
El ‘10’ arrancó jugando por la banda derecha. Cambió de perfil con Cuadrado para construir cosas nuevas. Para eso son los amistosos. Y desde la derecha metió un par de pases profundos que si no terminaron en gol fue por cosas del destino. Dos veces le dijo a Arias: ‘Vaya, corra, llegue a ese balón, céntrelo bien y déselo a Falcao’. En una de esas, el Tigre la tiro afuera. A los 20 minutos de juego, como si fuera algo calculado, James pasó a la izquierda, donde se supone se siente mejor. Y desde allí puso a correr al otro lateral, a Déiver Machado. Le dijo: ‘Vaya, corra, llegue a ese balón, céntrelo bien, déselo a Falcao’. Y el Tigre volvió a fallar.
Entonces James demostró que cuando el goleador peligra, él está ahí para suplirlo, y de paso para iluminar el camino de la victoria. Por eso es que James, entre todo lo que hace, es tan importante. Al minuto 35 recibió la pelota, ya no para que construyera, ya no para que hiciera correr a sus compañeros, sino para que resolviera. Hizo un giro, eludió con sencillez –eso parece, aunque se sabe que no es así– a su marcador, tres rivales lo rodearon y lo miraron, y tuvieron la fortuna de que no se perdieron su remate.
James empalmó la pelota con su zurda y la hizo girar en el aire para que tomara una ruta de escape, para que viajara de afuera hacia adentro y buscara el arco, sin rival, sin interferencia. Ni el viento estropeó su obra de arte. Fue un golazo. Como fue en un partido amistoso, es un gol que tal vez solo sirva para la estadística, pero ya lo pueden ir guardando en el baúl de los tesoros del ‘10’ de la Selección, que este jueves justamente cumplió siete años desde que se puso la camiseta grande de Colombia.
Pero James hizo más. Casi anota el segundo gol, le sacaron su pelota teledirigida cerca de la raya; maldijo, se tapó la cara con la camiseta transpirada, quería otro gol, quería ganar, eso era evidente. Luego se mandó un lujo con una ‘rabona’ que despertó aplausos, e inició otra jugada de gol que volvió a fallar Falcao. El equipo se fue al descanso con un aire de superioridad, liderado por un James excepcional.
Pero en el segundo tiempo, Colombia entró adormecida. Estados Unidos le desnudó sus errores. Dos veces le anotó, con goles de Acosta y Wood, y en ambos goles el equipo quedó mal parado en defensa, perdiendo las marcas. James no podía liderar el empate solo. Entonces entró a la cancha Juan Fernando Quintero para darle una mano, o una zurda. Con los cracs es más sencillo. En la primera pelota que tocó Quintero imitó a James, puso a correr a Arias, y este tenía aprendida la tarea de memoria; llegó a la raya final y centró el balón, y ya no encontró a Falcao pero sí a Bacca, que no desaprovechó y empató, 2-2.
Colombia recuperó su ímpetu. Necesitó dos contragolpes para liquidar el juego, para demostrar que tiene más fútbol, más ataque, y que lo que necesita es ajustar las tuercas defensivas. En el tercer tanto, al fin conectó Falcao, en una jugada que inició –sí, no hay que adivinar mucho– James, con un pelotazo desde su propia área. Luego, el ‘10’ iluminado le dio a Borja un balón perfecto para que él también brillara, y Borja, consciente de la responsabilidad, definió de media volea.
Si aún no hay DT oficial, si estos juegos quizá no sirvan mucho cuando elijan al nuevo DT, y si por ahora no hay puntos en juego, lo mejor de los amistosos es detectar las fallas y potenciar las virtudes. Que el técnico encargado analice las fallas y que el público disfrute a James.
PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @PabloRomeroET
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