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Dejen de hacerse los bobos con las barras… (Opinión)

O empiezan a tratar el tema con seriedad o nos tocará seguir contando muertos.

El fútbol está pagando las consecuencias de haber dejado tomar vuelo a las mal llamadas ‘barras bravas’. Insultos, amenazas, ataques, apretadas y demás son cada vez más frecuentes, con los clubes y la Dimayor mirando siempre para otro lado, mientras los afectados no sean ellos.
Los episodios más recientes de una historia de terror que no debería existir: el miércoles, brutos encapuchados llegaron al entrenamiento del Once Caldas a apretar a los jugadores. Uno de ellos, Óscar Estupiñán, se les enfrentó. Dos días después, tras el empate con Jaguares en Palogrande, otros brutos armaron lío en la tribuna, rompieron vallas, se las lanzaron a la policía y amenazaron “con mandar a los jugadores al hospital”.
Y el otro, todavía más grave: América, a través de un comunicado, informó que Kevin Ríos, un jugador juvenil del equipo, fue agredido con arma blanca por “desadaptados vestidos con prendas del Deportivo Cali”. Eso para no contar la muerte, el pasado 2 de abril, de un hincha de Alianza Petrolera en Barrancabermeja, apuñalado por dos tipos vestidos con camiseta de Millonarios. Y eso que había “cierre de fronteras”, un eufemismo para justificar el odio estúpido hacia una persona que vista una camiseta distinta a la del equipo que les gusta.
Lo más grave es que esa intolerancia está saliendo de las barras y pasando al ciudadano de a pie. Antes se decía que era un problema de educación. Pues el odio se ha extendido a personas con títulos universitarios, maestrías y demás.
¿Será que algún día los clubes dejan de hacerse los pendejos, perdón por la franqueza, y les ponen el pie a las tales barras? Que dejen de tapar las cosas: les dan boletas, les dan viajes, les permiten hacer lo que se les da la gana en el estadio. Algunos, como pasó con Nacional y Los del Sur, hasta le entregan a la barra la logística de la tribuna: amarran los perros con longaniza. Y justifican la entrega de la longaniza como una “obra social”.
Otros equipos les han entregado las redes sociales a quien no deben. Es increíble que empleados de los clubes pongan en sus cuentas cantos de “hinchas” diciendo que van a matar a los rivales. Y lo justifican diciendo que eso es “el folclor del fútbol”. Si eso es el folclor, que mejor se acabe.
Y la Dimayor también pasa de agache. Si pasa algo en la calle, lo justifican como si no fuera en el estadio. Y si pasa en la tribuna, la sanción es cerrar una parte. Algún día el castigo será no dejar que una persona se siente en la silla 24, fila 3, sector C, para mostrarse estrictos. O empiezan a tratar el tema con seriedad o nos tocará seguir contando muertos por un asunto que no debería tener tanta trascendencia. ¡Es un simple juego!
El torneo de Ascencio
JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de Deportes
En Twitter: @josasc
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