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Meluk le cuenta… (Mamados de la trampa y de los vivos)

Basta con la apología al que el vivo vive del bobo o con mirar para otro lado.

Gabriel Meluk
El país está escandalizado y asqueado por la corrupción que infectó todos los niveles de nuestra sociedad, incluso a nuestras máximas instituciones sociales. El rechazo es general. Los colombianos, aterrados, reclamamos honestidad y justicia para que los corruptos sean castigados.
Ahora, Néstor Moiraghi, futbolista argentino del Deportivo Cali, hace un gol con la mano (codo o brazo en el fútbol es mano), hace trampa, se calla, se hace el loco, celebra el engaño y logra que su equipo gane con esa ilegalidad el partido del domingo pasado contra Rionegro (0-1)... ¡Y lo andan defendiendo! Definitivamente, estamos en ‘Locombia’, el país del Sagrado Corazón de Jesús.
Sus hinchas defensores, que estoy totalmente seguro de que son colombianos de bien que también están indignados con la corrupción, desvían el debate con el supuesto argumento de que la jugada no fue intencional y ‘legitiman’ el silencio culpable del jugador.
Gabriel Meluk.

Análisis de Gabriel Meluk

Foto:Archivo EL TIEMPO

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La corrupción no es solo de políticos o jueces o funcionarios públicos o de futbolistas que hacen goles con la mano. Es de todos: corrupción es evadir impuestos, corrupción es hacer doble fila en el semáforo, corrupción es colarse en la fila del banco, corrupción es meterse sin pagar al bus... La doble moral del colombiano: la trampita, el truquito, la maroma, la ‘malicia indígena’... ¡Bah!
Moiraghi sabe que metió el gol con el brazo y con ese mismo brazo celebró su engaño. En defensa del juego limpio, que es el centro del debate –¡no se dejen distraer!–, y como un verdadero ejemplo del fútbol para una sociedad como la nuestra con tantos pillos, ladrones y malhechores no castigados, la Comisión del Campeonato de la Dimayor debería sancionar al jugador aunque sea con la pena mínima de dos semanas de inactividad y una multa de 44 millones de pesos.
Pero las comisiones de justicia de la Dimayor han tenido tantos desatinos y tantas decisiones políticas y politizadas en este tema que seguramente ni harán referencia al caso. Me sorprendería si sale el castigo en el boletín de este miércoles. ¡Son fatales y cumplen el exacto precepto de que los jueces están para fallar!
Los ‘turbayistas del fútbol’ dicen que fue mano, pero no tanto; que fue poquita la estafa, que fue chiquita la trampa; que como ni los rivales se dieron cuenta, pues tienen que ‘comer callados’. Eso es como ver que a una persona se le cae la billetera y no decirle porque nadie los ve.
A los más jóvenes les cuento que entre 1978 y 1982 hubo un presidente de la República de nombre Julio César Turbay a quien le atribuyen haber dicho: “La corrupción hay que mantenerla en sus justas proporciones”. ¡Qué lección ética!
El informe oficial arbitral de la Dimayor dice: “El gol debió ser anulado y se debió amonestar al jugador por conducta antideportiva (...) por tocar el balón con la mano en un intento de marcar un gol (independientemente de que lo consiga o no)”. La negrita es mía. José Borda, exjuez y analista arbitral de Caracol Radio escribió en su Twitter: “Es mano deliberada. Como no alcanza a cabecear la mete. Merece sanción”.
Ahora, como pasa en todo, quieren echarle el muerto al juez Gustavo Murillo por no haber visto la jugada. En otra ‘locombianada’ ya normal, el engañado, la víctima, es el culpable. ¡Y no el victimario! Como las faldas cortas de las mujeres... ¡Qué horror!
Sí: era difícil pescar la infracción y muchos la justifican porque la tuvieron que ver en repeticiones. ¡Ven para qué sirve el videoarbitraje! ¡Hay que traerlo pronto! ¡Es una inversión necesaria y urgente! ¡Es un arma contra la corrupción del futbolista tramposo!
A propósito: con el video asistente, el Deportivo Cali seguramente no hubiera llegado a la final de la Liga pasada. Hace apenas unos meses se impulsó al partido por la estrella gracias a consecutivas decisiones arbitrales erradas a su favor.
Relaciono algunas: contra Equidad, expulsaron mal a un rival y le dieron un penalti que no era; contra Patriotas no pitaron tres penaltis evidentes en su contra, a Tigres le anularon mal un gol legítimo cuando lo enfrentaron y contra Medellín le validaron un tanto en fuera de lugar y le dieron un penalti que no fue.
He sostenido durante muchos años en esta columna que hay que castigar a los tramposos del fútbol, porque en el fútbol se tienen trastocados los valores. Los héroes son los que engañan y las víctimas, los engañados.
Maradona fue aclamado por el gol con la mano a los ingleses en el Mundial de México 86. La famosa ‘Mano de Dios’ no es más que la justificación de una trampa, de un robo, de una estafa.
Basta con la apología al que el vivo vive del bobo o con mirar para otro lado, una costumbre tan colombiana, tan facilista como la doble fila en el semáforo, como la corrupción que nos tiene mamados hasta en el fútbol.
Meluk le cuenta…
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
En Twitter: @MelukLeCuenta
Gabriel Meluk
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