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Música y Libros

Víctor Víctor, el guardián de la bachata clásica

Víctor (izquierda) también es intérprete de las maracas, un instrumento clave en la bachata. Lo acompaña el guitarrista Juan Francisco Ordóñez.

Víctor (izquierda) también es intérprete de las maracas, un instrumento clave en la bachata. Lo acompaña el guitarrista Juan Francisco Ordóñez.

Foto:Cortesía Festival Internacional de las Artes

El cantautor dominicano fue uno de los responsables de la internacionalización de este género. 

San José de Costa Rica*. Eran los comienzos de la década de 1960, y República Dominicana aún vivía la efervescencia social que significó la muerte del dictador Leonidas Trujillo. El músico Víctor Víctor recuerda que en aquellos años la población campesina comenzó a sentirse desinhibida, a hacer planes que antes, en los tiempos de Trujillo, no se atrevía a emprender. Empezó entonces a trasladarse a las grandes ciudades y a establecerse en las periferias.
Gracias a esa migración fue como Víctor conoció a Lila, una “doña” que venía del campo y ayudaba a planchar y a lavar en la casa familiar del músico, en la ciudad de Santiago de los Caballeros. Era su “madre emergente”, y gracias a ella empezó a escuchar una música que se programaba muy poco en las emisoras, una especie de merengue con guitarra: la bachata.
“Era una música que no era bien recibida, era música muy barata, discriminada. Ciertamente, no tenía el respaldo de grandes maestros ni mucho menos, sino de músicos autodidactas del barrio, de gente pobre que no tenía esa estructura bien formada ni iluminada de lo académico. Todo era muy espontáneo, tanto en su composición musical como en sus palabras, pero interpretaba el sentir de las grandes mayorías”.
Lila, quien además bailaba muy bien la bachata, según recuerda Víctor, sembró en aquel pequeño una semilla que marcó su destino musical y, además, contribuyó a que aquel novel género pudiera generar un impacto internacional.
“Naturalmente, quienes querían criticar la bachata iban a perder esa guerra; las cosas cuando tienen raíces populares se imponen”, dice ahora Víctor con su cálido acento caribeño.
El músico apunta que en su juventud también aprendió a formarse empíricamente como los maestros de aquella bachata madre, gracias a las lecciones de guitarra de su papá y de un vecino, don Ramón Vargas, padre de Wilfrido Vargas.
Solía conversar con los pioneros del ritmo, y ellos le contaban que lo que buscaron fue imitar los boleros de los tríos, pero les salió su propia rítmica, con mayor velocidad. “Tú sentías que era una cosa nueva; no era Los Panchos que sonaban, ni sonaba como Los Condes... A finales de los 60 aparece ya otra generación de bachateros, le meten un micrófono en el hoyo de las guitarras para convertirla en una guitarra electrónica, las maracas las sustituyen por las güiras, porque era más fácil encontrar en el barrio un güirero que un maraquero”.
Víctor es, de hecho, un maraquero consumado y enfatiza que este es un instrumento muy difícil. “Hay que llevar una marcha, hay que llevar la velocidad derecha, derechita...”, sostiene.
En su grupo, La Vellonera, lo acompañan un guitarrista, un bajista y un percusionista que interpretan canciones cercanas a la bachata original, pero con ciertas intervenciones, ya que vienen de géneros como el rock y el 'blues'.

La mía no es la última bachata. Hay más nuevas, como la de los hijos de dominicanos en Nueva York, que en la forma de cantar tiene de 'rhytm and blues'

“La bachata mía no es la última que se hace... Juan (Luis Guerra) hace una bachata más popera en su construcción; la de Prince Royce y la de Romeo (Santos) tiene mucha intervención de lo electrónico, pero, además, su gran aporte es la forma de cantar, que tiene mucho de 'rhythm and blues'. Es una música en pleno desarrollo; ya dentro de poco habrá bachata de orquesta, como pasó con el merengue”.

‘Te busco’

El músico, nacido en 1948, contó en una entrevista que tiene ese nombre “al cuadrado” porque cuando su abuelo, de origen armenio, llegó a República Dominicana desde Líbano, el oficial de migración no entendía su idioma y entonces su nombre original de George Víctor Tantayan se redujo a Jorge Víctor, convirtiéndose este último en el apellido familiar.
Su nombre completo, entonces, es Víctor José Víctor, y en los primeros años de su carrera compartió escenario, por ejemplo, con Wilfrido Vargas en el grupo Wilfrido Vargas y sus Beduinos, el cual se presentaba en un populoso club nocturno de Santo Domingo. Sus caminos se alejaron cuando Vargas se dedicó al merengue. “El merengue y yo no hemos sido muy amigos; claro, con respeto”, dice.
Y tampoco era muy amigo de cantar. “No me gustaba la atención del público y todo lo que eso genera, yo no hablaba mucho, tenía mi vida interior, no exteriorizaba mucho las cosas, estaban las canciones...”.
Canciones como 'El camino de los amantes', 'Mesita de noche' y 'Como tú una flor' guardan en sus letras un sabor de poética cotidiana que también habla sobre los temas de siempre, como el amor, pero sin tantas florituras.
“Tú no puedes definir el amor como se definen los ángulos rectos porque no es una cosa científica, es una cosa espiritual, y si me pongo a explicar en el lenguaje complejo y usando figuras muy complejas, se va a dañar la cosa... Yo soy un compositor primitivista, muy naif en todo lo que planteo. No uso muchas metáforas, sino que mis canciones son historias metafóricas en su totalidad”.
Una de sus canciones más conocidas es 'Te busco', la cual se inmortalizó en la voz de la cantante cubana Celia Cruz. Fue ella quien le pidió que le escribiera una canción para un disco de boleros que estaba preparando, y Víctor recordó un tema que tenía guardado desde hace un tiempo.
'Te busco' nació cuando trabajó con el cantante mexicano Emmanuel, quien le contó una historia de un amigo suyo que decidió irse de luna de miel a la India. En aquel país secuestraron a su esposa, y nunca la volvió a ver. “Yo me decía: ¿por qué a ellos, si se acababan de casar?, ¿por qué no buscaron una pareja de treinta años de casados? Cónchale, no los dejaron vivir. Él no sanó su luto, se pasó mucho tiempo yendo a buscarla; fue una cosa terrible, y eso me chocó mucho”.
La canción, entonces, recuerda ese tremendo drama con letras como: “En cualquier huella te persigo, en una sombra te dibujo, huellas y sombras que se pierden, la suerte no vino conmigo... Y también en: No hago más que rebuscar paisajes conocidos, en lugares tan extraños, que no puedo dar contigo".

Esa canción ha andado mucho, se pegó con Celia en muchos países, pero también tenía algo que mostrar, tenía una historia buena

“La cuestión es que esa canción ha andado mucho, se pegó con Celia en muchos países, pero también tenía algo que mostrar, tenía una historia buena”.
A pesar de su reservas, Víctor se dejó atraer por el canto, impulsado por la petición de un productor que quería grabar un disco con 'Mesita de noche'. Han pasado cerca cuatro décadas desde aquella decisión, y el músico conserva todavía una voz apacible y cristalina.
Dice que no tiene un secreto específico para cantar; tal vez aprendió a respirar mejor, se inspiró en sus grandes colegas, como Sonia Silvestre, con quien creó el grupo Nueva Forma. Añade que no hace el menor esfuerzo por forzar la garganta: ni aprieta ni afloja, simplemente es un “decidor” de sus canciones. “Nunca nos hemos considerado cantantes los cantautores, he hecho mis preguntas, mis encuestas; decimos lo que escribimos, esa ventajita le llevamos a algunos intérpretes... Sabemos qué hay detrás de cada palabra; hay malicia cuando tiene que haber malicia, y nosotros la transmitimos de manera natural”.
Este ‘decidor’ se acostumbró entonces a cantar sus creaciones, como lo hizo en el disco Bachata entre amigos, en el que estuvo acompañado de figuras como Silvio Rodríguez, Fito Páez, Joan Manuel Serrat y Pablo Milanés.

Él canta

Uno de los vecinos de Víctor es Freddy Ginebra, fundador de Casa de Teatro, un importante centro cultural de Santo Domingo. Tienen una relación llena de bromas cómplices e hirientes, de esas que solo se pueden hacer amigos que ya han pasado los 70. También protagonizan una obra que combina la narración oral y la música: 'Él canta, yo cuento'.
En la pieza, que los llevó al Festival Internacional de las Artes de Costa Rica la semana pasada, Ginebra contó historias cotidianas llenas de sensibilidad y Víctor cantó varios de sus temas. Y, como en cada función, Ginebra le anticipó al público que le regalaría varios tragos de su ron favorito a cambio de sus aplausos al final de la presentación.
“Cuando Freddy se enfermó de cáncer, José Antonio Rodríguez, que fue ministro de Cultura, le dijo: ‘Yo te voy a hacer una canción, que es lo único que te falta’. Siempre hemos sido muy irrespetuosos con la vida y con la muerte... José Antonio no podía estar y Freddy me llamó a mí, y me encantó, me pareció muy cómico eso de leer y cantar canciones, que no tienen nada que ver con los cuentos, pueden ser primos terceros, tíos lejanos, parientes que nunca se conocen”.
En una de sus intervenciones, Ginebra bromea con lo bajo que habría que caer para llegar a la político y, en el fondo, Víctor celebra la ocurrencia con una amplia risotada, ya que él fue un activo militante político. Trabajó muy de cerca con el expresidente Juan Bosch, quien duró solo seis meses en el cargo y fue derrocado en un golpe de estado. Acompañó a Bosch en su resistencia política y, cuando su partido llegó al poder, dirigió el Concejo Presidencial de Cultura.
“Desde el Gobierno es un poco difícil hacer las cosas, y la cultura es muy dinámica, muy diversa, muy compleja... Lo más detestable del mundo, para mí, es el uso y el abuso del poder; yo en eso soy anarquista clásico, no soy de acción directa, yo no procede, pero esa concepción gubernamental de arriba pa’ abajo en cultura no funciona, es al revés: lo popular es lo que determina todo el crecimiento”.
En esa declaración suena un eco de lo que en su momento significó el crecimiento de la bachata. Y es algo que también aplica a su vida cotidiana; por ejemplo, cuenta que acaba de terminar un experimento: un álbum que se llamará 'Canciones sin música'.
“Me encontré con muchos amigos, muy cercanos, que me decían: ‘Tengo una canción, y la música la pones tú’. Entonces yo hice un disco con nueve temas, algunas son bachatas muy modernas, de baja velocidad, para que ellos algún la pudieran cantar... Pero, qué va, son cantantes malísimos”, finaliza entre risas.
Yhonatan Loaiza Grisales
Cultura y Entretenimiento
En Twitter: @YhoLoaiza
* Por invitación del Festival Internacional de las Artes
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