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Música y Libros

Para seguir matando el rock / Conexión Sonora

Eso de que el rock está muerto es una sentencia que por mucho tiempo ha rondado en el mundo entero.

Andrés Hoyos
Eso de que el rock está muerto es una sentencia que por mucho tiempo ha rondado en el mundo del entretenimiento.
Primero, por parte de medios especializados que en el día a día ven cómo esta forma musical ha perdido mercado, no solo a nivel de ventas, sino también en difusión. Ciudades como Los Ángeles, con su explosión de sonido metal a finales de la década de los ochenta, o Seattle, con la explosión del movimiento grunge en los 90, quedan muchas veces como referencia de los últimos aletazos sólidos que dio el género.
El rock no ha muerto, es evidente. Hay toda una pléyade de bandas en el mundo que siguen distorsionando el sonido de sus guitarras, grabando discos, realizando giras. Queens of The Stone Age, Royal Blood, Alabama Shakes, Wolf Alice son algunos nombres que lo prueban. Hay un mercado, no lo duden. Pero el rock ha decaído por su falta de propuestas genuinas. Que hay bandas novedosas, cierto es. Pero esa es la gran minoría.
Por muchos años, los expertos se desgastaron tratando de encontrar la nueva Nirvana, pero la banda del difunto Kurt Cobain fue lejos la última expresión de autenticidad y vitalidad que validara este formato. Muchos quieren rotular a Kings Of Leon, Black Keys o Arctic Monkeys dentro de los últimos eslabones de esa cadena. De ello no tenemos certeza.
Y en medio de esa crisis muchos quieren ver como especie de salvación al cuarteto norteamericano Greta Van Fleet, conformado por los hermanos Kiszka junto al baterista Danny Wagner y que recién ha publicado su álbum debut Anthem of the Peaceful Army.
Pero estos jovencitos, que se dieron a conocer con la publicación de un par de EP en 2017, lejos de plantear una propuesta que despierte gritos de exclamación es una copia descarada y angustiosa del sonido clásico de Led Zeppelin.
Nadie va a negar que la energía y la destreza interpretativa de Greta Van Fleet merezca expresiones de admiración, pero es decepcionante enfrentarse a una banda cuyos giros melódicos, la integración instrumental y la construcción y sonido de sus canciones se recuesten de tal forma en el estilo que plantearon en su momento los liderados por Jimmy Page y Robert Plant. En serio, para esto es preferible sentarse a escuchar el Houses Of The Holy de Zeppelin.
DANIEL CASAS
Periodista musical
Andrés Hoyos
icono el tiempo

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