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Dries van Noten: El triunfo de la independencia

Dries van Noten (izq.) se distingue por el manejo original de los colores, y lo artesanal forma parte de su proceso creativo.

Dries van Noten (izq.) se distingue por el manejo original de los colores, y lo artesanal forma parte de su proceso creativo.

Foto:Dimitrios Kambouris

El belga se ha convertido en el más emblemático de los diseñadores que no han vendido su marca.

Juan Carlos Rojas
Dries van Noten es un espécimen curioso en la industria de la moda. Aunque maneja una de las marcas más respetadas del calendario de desfiles parisinos, él se mantiene fuera de los focos. No participa en las grandes fiestas. No se desvive para que la primera fila de sus exhibiciones esté poblada de celebridades. No se ciñe a las tendencias de la industria, prefiere inspirarse en las pinturas de Gerhard Richter o las coreografías de Pina Bausch. Concede escasas entrevistas. No hace campañas publicitarias ni otorga licencias de sus perfumes.
Tampoco tiene su centro de operaciones en París, prefiere ubicar sus talleres centrales y su residencia en Amberes (Bélgica), su ciudad natal y una de las capitales a la vanguardia en Europa. Allí ha consolidado una etiqueta que además de mantener su independencia creativa y financiera –sin asociarse a ningún conglomerado de moda–, se ha mantenido en el tope durante su carrera, considerada un ejemplo de vanguardia y tradición al mismo tiempo.
El diseñador siempre ha dejado claro que esta independencia económica y creativa no fue una opción, que “simplemente sucedió”, pero él se sintió cómodo con este modelo de negocios. Lo aclaraba el año pasado en una entrevista con El País de España: “He recibido ofertas, pero ser independiente tiene más ventajas. No digo que en un futuro no ceda, cuando la producción se complique. Porque cada vez son más los talleres que están en manos de grandes grupos... Cuando fabricas en una empresa que es propiedad de otra, tu línea pasa a un segundo plano. Quizá un día tenga que unirme a un conglomerado para conseguir buenos talleres. Cuando sea así, ¿por qué no? Por ahora soy feliz siendo independiente”.
Dries van Noten –quien fue descrito por ‘New York Times’ como “uno de los diseñadores de moda más cerebrales”– pertenece al admirado y exclusivo grupo del “100 por ciento”, como llaman en la industria del lujo a los creadores internacionalmente reconocidos que supervisan y controlan todos los aspectos de sus negocios. Un grupo en el que militan nombres globales y exitosamente comerciales como Giorgio Armani y otros más experimentales como Walter van Beirendonck, quien fue compañero de Van Noten en la Academia de Amberes.
Pese a su reticencia al protagonismo, en las últimas temporadas Van Noten ha estado presente como nunca en los titulares de la prensa especializada y en el interés de los seguidores de la moda. No es que su trabajo nunca haya sido resaltado masivamente, pero lo cierto es que su propuesta de diseño con toques intelectuales y artísticos jamás ha sido motivo de la devoción irrefrenable que provocan marcas como Chanel o Gucci. El motivo de esta renovada atención han sido los eventos que han rodeado a la celebración de sus tres décadas de trabajo. Todo partió en marzo, durante la semana de la moda parisina, cuando celebró su desfile número 100 en una sala de boxeo. La presentación fue calificada como uno de los “momentos de moda” de 2017, porque el diseñador reunió un grupo de modelos y exmodelos que lo han acompañado en sus ‘shows’. El resultado: mujeres de amplio abanico de edades mostraron su propuesta y una selección de las prendas emblemáticas de sus anteriores colecciones. Sobre el desfile escribió la editora de ‘Vogue Internacional’, Suzy Menkes: “No hay palabras para describir la sofisticación de las prendas, las mezclas de color y texturas. Cuando el satén plateado se enfrentaba al terciopelo o la piel se desataba una sensación extraordinaria, una imaginación que trasciende las expectativas de la mayoría”.
Aunque en reiteradas declaraciones ha manifestado su rechazo a los desfiles de moda porque los considera frívolos y saturados de celebridades, la presentación de sus colecciones es una de las escasas obsesiones ‘fashion’ de Dries van Noten. De hecho, es reconocido por las artísticas y muchas veces iconoclastas puestas en escena. Las mismas que recopila en el libro ‘Dries van Noten 1-100’, retrospectiva de sus cien desfiles, publicado a comienzos de octubre. La recopilación de la editorial Lannoo Publishers of Belgium está divida en dos volúmenes con más de dos mil imágenes, y cada pasarela está presentada con textos firmados por los periodistas Susannah Frankel, quien revisa las colecciones de mujer, y Tim Blanks, que cubre las de hombres.
“Es emocionante tener todos los desfiles en este especial objeto, poder recordar, leer y entender el contexto e inspiración de una pasarela a través de textos y fotos, no solo acerca del desfile 'per se', si no también todo lo que lo rodea”, reseña el propio Van Noten en el prólogo del libro.

Artesanía y color

Dries van Noten tiene 59 años y mantiene una circunspecta apariencia personal, muy alejada de la excentricidad de sus colegas modistos. Su relación con la moda es una herencia familiar. Su abuelo fue un sastre que para enfrentar la escasez de materiales durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial, recicló telas de prendas usadas. Cuando llegó la tranquilidad de la posguerra abrió la primera tienda ‘prêt-à-porter’ masculina de Amberes. La tradición la siguió su padre, quien en los 60 abrió en esa misma ciudad una tienda por departamentos dedicada íntegramente a vender prendas de moda exclusivas. Dries ha comentado que desde adolescente empezó a acompañar a su padre en los recorridos que hacía por París y Milán para ver desfiles y conocer los atelieres de diseñadores como Emanuel Ungaro o Salvatore Ferragamo. De hecho, durante su juventud trabajó como comprador para el negocio familiar.
Luego de estudiar Diseño en la Academia Real de Bellas Artes de Amberes, en 1986 presentó en Londres su primera colección de ropa masculina bajo su propia marca, Dries van Noten, junto a los otros cinco graduados de su misma promoción: Martin Margiela, Walter van Beirendonck, Marina Yee, Dirk van Saene y Ann Demeulemeester. El grupo fue bautizado por la prensa como ‘Los seis de Amberes”. La propuesta de Van Noten fue la más aclamada y logró pedidos de grandes almacenes como Pawen Ámsterdam, Whistles en Londres y Barneys en Nueva York, donde vendieron su colección creada para hombres en la sección femenina. Desde entonces traspasar las barreras sexuales en la moda ha sido una constante. “Desde que vimos la película ‘Annie Hall’ entendimos que lo moderno era que una mujer se vistiera con corbata. Desde entonces no he dejado de ahondar en lo mismo. He utilizado encaje en piezas masculinas y cortes rectos en las femeninas. He jugado con los clichés, pero para subvertirlos”, declaraba el año pasado a ‘El País’ de España.
No todo ha sido éxito. Reconoce que ha debido enfrentar varias veces el fantasma de la bancarrota y problemas con los fabricantes de parte de sus colecciones, como sus complementos de marroquinería. La artesanía es fundamental para Van Noten. No se cansa de repetir que forma parte de su proceso creativo. Le gusta trabajar con talleres de bordados en la India o con un fabricante textil de Lyon que tiene maquinaria de los años 30 que aún funciona.

El manejo del color

En la actual escena de la costura –según los especialistas– no hay otro diseñador que entienda, como Van Noten, el manejo de tonalidades, matices, estampados y la contraposición de brillos y opacos. Se habla de las versiones de azul, verde, amarillo, incluso del negro que ha logrado. Y, sobre todo, de las arriesgadas combinaciones y mezclas y yuxtaposiciones. El secreto, dice él, quizás está en el jardín de su casa en Amberes, saturado de rosas ‘Delphinium’ (espuela de caballero), ‘gooseberries’ y nectarines; dice que es el lugar donde más libre se siente. Y, para él, la libertad es parte de su discurso de moda.
JUAN LUIS SALINAS T.
El Mercurio (Chile) - GDA
Juan Carlos Rojas
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